Tres sabios cascarrabias
En unos meses se han marchado Bloom, Steiner y Fumaroli, tres eruditos que nos ayudaron a pensar y a leer
En unos meses se han marchado tres grandes eruditos cascarrabias: Harold Bloom, George Steiner y Marc Fumaroli. Los tres eran apasionados y pol¨¦micos. Representaban un elitismo en un tiempo donde reivindicar la comprensi¨®n lectora es, con suerte, pedante o descort¨¦s. Ejercieron el papel de sabios reaccionarios en una ¨¦poca de la celebridad.
Bloom dej¨® an¨¢lisis memorables de Shakespeare o Dickinson, y conceptos como la ansiedad de la influencia o la escuela del resentimiento. Se hizo muy conocido por El canon occidental, donde discut¨ªa los textos con libertad asociativa y obsesi¨®n. Era m¨¢s abierto de lo que parec¨ªa. Pero ya advirti¨® Cioran de que todo ¨¦xito es un malentendido.
Bloom realizaba una relectura angloc¨¦ntrica de la tradici¨®n occidental; hab¨ªa lagunas, pero tambi¨¦n vocaci¨®n de exhaustividad y entusiasmo. Steiner prefer¨ªa hablar de grandes nombres. Le preocupaba una sensaci¨®n de acabamiento y sent¨ªa nostalgia de una Europa que se hab¨ªa destruido con el genocidio nazi y las guerras.
Si Bloom y Steiner ten¨ªan algo de te¨®logos, la visi¨®n de Fumaroli parec¨ªa m¨¢s laica. Admiraba la Rep¨²blica de las Letras y la Ilustraci¨®n: una combinaci¨®n de erudici¨®n e ingenio, de construcci¨®n de imaginario y ciudadan¨ªa. Reivindicaba la destreza, la educaci¨®n art¨ªstica. Uno de sus libros m¨¢s conocidos es El Estado cultural, que criticaba la pol¨ªtica cultural francesa desde Malraux. Condenaba la combinaci¨®n de una cultura industrial para entretenimiento las masas y un arte fr¨ªvolo para millonarios. No hace falta compartir todos sus puntos de vista para admirar la perspicacia de sus cr¨ªticas, su seriedad para pensar en la cultura como algo aut¨®nomo y valioso en s¨ª, pero tambi¨¦n como un elemento que recorre nuestra vida, la capacidad para defender la excelencia como elemento de emancipaci¨®n o de ser un aguafiestas sin perder el humor y el encanto.
Algunas de sus observaciones pueden resultar anticuadas; otras parecen oportunas. Las batallas que libr¨® Bloom se reproducen en los medios y universidades estadounidenses. Pens¨¦ en Fumaroli al leer que se atacaba una estatua de Voltaire. Cuando entrevist¨¦ a Fumaroli en su casa, se qued¨® callado a mitad de frase. Cerr¨® los ojos y pens¨¦ que le hab¨ªa pasado algo. Al cabo de un minuto, los abri¨® y continu¨® la frase donde la hab¨ªa dejado. Tampoco creo que esta vez vaya a terminar la conversaci¨®n. @gascondaniel
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.