Del infierno
A su entrada, para siempre amenaza el lema all¨ª escrito por el poeta florentino: T¨² que entras, abandona toda esperanza. Esa advertencia t¨¦trica podr¨ªa aplicarse a algunas residencias de ancianos durante la pandemia
Como sucede siempre, tuvo que ser la ficci¨®n quien consolidara la creaci¨®n de una idea y la imprimiera en el subconsciente colectivo. Fue el caso del infierno, que hubo de esperar a la maestr¨ªa de Dante para acabar de fundarse del todo. A su entrada, para siempre amenaza el lema all¨ª escrito por el poeta florentino: Lasciate ogne speranza, voi ch¡¯intrate. T¨² que entras, abandona toda esperanza. Por desgracia, esa advertencia t¨¦trica podr¨ªa aplicarse a algunas residencias de ancianos durante la pandemia. Ese sector ha sufrido un tremendo da?o a su reputaci¨®n, lo cual es injusto para la labor de muchos de sus trabajadores, algunos ejemplares y arrojados. Resultaron tambi¨¦n piezas engullidas por un manejo de la situaci¨®n peor que perverso. M¨¢s all¨¢ de la pelea partidista, ser¨ªa necesario un proceso de reconversi¨®n. El elogio a quienes han hecho bien su trabajo tiene que venir acompa?ado de la revisi¨®n de todo lo que se ha hecho mal. Y frente a tantas declaraciones conviene tomar medidas. Algunas, urgentes. La Generalitat catalana, por ejemplo, ya ha apartado de manera preventiva a una empresa privada de la gesti¨®n de dos residencias p¨²blicas en Barcelona.
La semana pasada, gracias a un reportaje en este peri¨®dico, conocimos las declaraciones del empresario de ambulancias contratado en Madrid para gestionar el desborde de las emergencias durante los peores d¨ªas de la crisis. La autoridad hab¨ªa nombrado a una persona carente de experiencia, contactada a trav¨¦s de los habituales canales de amiguismo, alguien que se permiti¨® la humorada de bautizar su gesti¨®n de urgencia nada menos que como Operaci¨®n Bicho. Hubiera bastado una neurona de sentido com¨²n para que los responsables del nombramiento lo revocaran al conocer que usaba ese apelativo en medio de la tragedia. Pero lo m¨¢s sorprendente ha sido la ausencia de reacci¨®n judicial ante algunas de las escenas que relataba esa entrevista con el encargado de la supuesta medicalizaci¨®n de las residencias de ancianos. Seg¨²n asegura, colocaba una pegatina negra en la puerta de las habitaciones donde detectaban a un interno moribundo, de nuevo, Dante en el recuerdo. Cuando se les acabaron los paliativos y sedantes, ni tan siquiera les administraban esa dosis de paz para que acabaran sus d¨ªas en la soledad m¨¢s absoluta.
Muchos de los internos ni siquiera mor¨ªan por el coronavirus, seg¨²n su versi¨®n, sino pasto del abandono de sus tratamientos, agonizantes en habitaciones en las que d¨ªas despu¨¦s segu¨ªan, ya cad¨¢veres, sin que nadie se ocupara de su refrigeraci¨®n o traslado. La falta de personal lleg¨® a tal punto que en una residencia el ¨²nico trabajador le entreg¨® la llave al entrar al enviado de emergencia y se march¨® a su casa. El nombre de tal residencia permanece oculto en sus declaraciones, pero resulta raro que ning¨²n juez haya convocado al d¨ªa siguiente una rueda de testimonios para proceder a la detenci¨®n del responsable de ese presunto delito grave. La imprevisi¨®n, la falta de recursos y el colapso ya lo conoc¨ªamos, pues de alguna manera lo llevamos votando d¨¦cadas en que hemos favorecido esos negocios de empresas de capital riesgo y sectores ajenos a lo sanitario que han devorado los recursos para la salud y la gerencia geri¨¢trica. M¨¢s que la fama y la persistencia, a todo escritor lo consagra la conversi¨®n de su apellido en un adjetivo de uso com¨²n. Lo dantesco define un estado de cosas infernal.
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