La marcha de los muertos
M¨¢s de 100.000 v¨ªctimas del Gobierno de Bolsonaro y somos cobardes hasta el punto de normalizar un crimen de lesa humanidad que se comete en nuestro nombre
Quer¨ªa empezar transmitiendo mi horror al escribir este texto sobre los 100.000 muertos mientras unos cientos de ellos todav¨ªa est¨¢n vivos y luchando por su vida. Todos sabemos que llegamos a los 100.000 muertos. Este es el horror. Y superamos los 100.000 muertos, y este es el horror. Y no sabemos a cu¨¢ntos miles de muertes llegaremos, porque en Brasil no hay ning¨²n control sobre la propagaci¨®n de la covid-19. Estar¨ªa horrorizada si solo se tratara de la fatalidad de un virus. Pero estoy convencida de que no se trata de eso. Es una convicci¨®n basada en hechos, como debe proceder una periodista...
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Quer¨ªa empezar transmitiendo mi horror al escribir este texto sobre los 100.000 muertos mientras unos cientos de ellos todav¨ªa est¨¢n vivos y luchando por su vida. Todos sabemos que llegamos a los 100.000 muertos. Este es el horror. Y superamos los 100.000 muertos, y este es el horror. Y no sabemos a cu¨¢ntos miles de muertes llegaremos, porque en Brasil no hay ning¨²n control sobre la propagaci¨®n de la covid-19. Estar¨ªa horrorizada si solo se tratara de la fatalidad de un virus. Pero estoy convencida de que no se trata de eso. Es una convicci¨®n basada en hechos, como debe proceder una periodista que expresa su opini¨®n. Una convicci¨®n fundada en el seguimiento del Diario Oficial y la comunicaci¨®n del Gobierno. Mi horror es infinitamente mayor precisamente porque estamos presenciando un genocidio cometido por Jair Bolsonaro y todos los funcionarios ¡ªuniformados o no, con el pecho estrellado o no¡ª que tienen poder de decisi¨®n. Mi horror es por escribir sabiendo que superamos los 100.00 muertos y darme cuenta de que no hemos encontrado la fuerza necesaria para detener el genocidio y a¨²n no hemos encontrado gente suficiente ¡ªen Brasil y en el mundo¡ª que se una a la lucha para detener un crimen de lesa humanidad. Un genocidio no tiene nacionalidad, impedirlo es cometido de todos los humanos.
Pido perd¨®n a los muertos por nuestra debilidad como pueblo. Pido perd¨®n en nombre de los juristas e intelectuales que prefieren no hacerlo, porque, a fin de cuentas, Bolsonaro es solo un incompetente y no un asesino deliberado y sistem¨¢tico. Algunos todav¨ªa se enjuagan con la palabra ¡°banalizaci¨®n¡±, denunciando que el t¨¦rmino se est¨¢ vulgarizando, sin darse cuenta de que son ellos los que banalizan m¨¢s de mil muertes diarias. Pido perd¨®n por los periodistas que prefieren ser ¡°imparciales¡± ante una masacre, como si su supuesta imparcialidad justificara su omisi¨®n como seres humanos. Pido perd¨®n en nombre de los que aprueban a Bolsonaro porque reciben 110 d¨®lares mensuales del Gobierno, porque conozco a muchas personas en situaci¨®n de pobreza que reclaman su derecho a ser atendidos por el Estado en una emergencia, pero no contemporizan con la muerte del otro. Pido perd¨®n en nombre de quienes creen que es suficiente poner su nombre en una petici¨®n mientras los muertos se amontonan. Pido perd¨®n por las ¨¦lites intelectuales que son voluntariamente pueriles en la pol¨ªtica y carecen de valor personal para asumir su papel hist¨®rico en la detenci¨®n del exterminio. Pido perd¨®n por esa parte pusil¨¢nime de la poblaci¨®n que, con las m¨¢s variadas excusas, delega en el otro la tarea de afrontar lo m¨¢s dif¨ªcil. Pido perd¨®n en mi nombre por no haber sido capaz de hacer lo m¨ªnimo suficiente.
Todos los d¨ªas me levanto y me acuesto pensando en cu¨¢l es el papel de una periodista, una ciudadana, una persona que presencia un genocidio. Y me horrorizo, porque ya no s¨¦ qu¨¦ hacer, porque hay al menos cuatro peticiones en la Corte Penal Internacional, pero, dada la magnitud de la destrucci¨®n, la movilizaci¨®n en torno a las denuncias todav¨ªa es peque?a. Todav¨ªa son pocos los que utilizan su espacio para dar nombre al horror. Por lo tanto, una vez m¨¢s, pido perd¨®n para el que no tiene perd¨®n.
Te pido perd¨®n, gran Aritana, jefe del Xing¨², porque tu voz de tantas lenguas ha sido silenciada porque Bolsonaro ha permitido que la selva siguiera abierta a los agentes del virus ¡ªmuchos de ellos atienden por los nombres de grileiros (ladrones de tierras p¨²blicas) y garimpeiros (buscadores de oro y diamantes)¡ª y lo ha hecho con el apoyo de los generales de su corte, herederos de una dictadura que mat¨® a m¨¢s de 8.000 ind¨ªgenas impunemente. Te pido perd¨®n porque tantos blancos creen que negar medidas de emergencia e incluso agua potable a los ind¨ªgenas en la pandemia, como hizo el Gobierno, es ¡°incompetencia¡± o ¡°fracaso de la pol¨ªtica sanitaria contra la covid-19¡±. Te pido perd¨®n, Manoel da Cruz Coelho da Silva, conocido como Seu Bi¨¦, quilombola (descendiente de esclavos rebeldes) de Frechal, en el Estado de Maranh?o, porque demasiada gente cree que el hecho de que mueran m¨¢s negros que blancos es ¡°normal¡±. Te pido perd¨®n, Clarivaldina Oliveira da Costa, conocida como T¨ªa Uia, quilombola de Rasa, en el Estado de R¨ªo de Janeiro, porque, despu¨¦s de tantos siglos de lucha por existir en un pa¨ªs fundado sobre los cuerpos de los esclavos, has muerto por el racismo. Te pido perd¨®n, Carlilo Floriano Rodrigues, que criaste a siete ni?os con tanto cari?o y caminaste con valent¨ªa incluso sin una pierna. Te pido perd¨®n, Alayde Ant?nia Rossignolli Abate, que no te separabas de tu perro, Pa?oca. Te pido perd¨®n, Roosevelt Guimar?es Soares, que mientras viv¨ªas te despertabas a las tres de la ma?ana para vender sand¨ªa en el mercadillo. Te pido perd¨®n, Delcides Maria Oliveira, que en tu ni?ez enga?aste el hambre con cucharadas de caf¨¦, pero no pudiste vencer la indiferencia del Gobierno por los muertos de covid-19. Te pido perd¨®n, adolescente yanomami, muerto a los 15 a?os y enterrado en una tierra extra?a como si fueras una cosa.
Pido perd¨®n a todos los 100.000, cada uno con su nombre, su historia, sus deseos, sus debilidades, sus sue?os y sus amores. Sus gestos, que el crimen ha inmovilizado. Pido perd¨®n a los Innumerables que se convirtieron en estad¨ªsticas y a las Luci¨¦rnagas a quienes se les apag¨® la luz por la indiferencia de Bolsonaro hacia sus vidas. ¡°?Y qu¨¦?¡±, dijo el genocida cuando hab¨ªan muerto 5.000 personas por la ¡°gripecita¡±.
Pido perd¨®n por la vida interrumpida por el hambre de muerte de quien dijo, el jueves, ante la proximidad de los 100.000 brasile?os muertos: ¡°Vamos a seguir con nuestra vida y buscar una manera de librarnos de este problema¡±. Pido perd¨®n porque Bolsonaro solo puede ser presidente porque hay millones como ¨¦l, igual de indiferentes hacia la vida del otro, pase¨¢ndose sin mascarilla para que mueras sin aire.
Pido perd¨®n por los que fueron enterrados en tumbas sin nombre. Pido perd¨®n por los que fueron enterrados en cajas de papel porque ya no hab¨ªa ata¨²des. Pido perd¨®n por quienes han sufrido la indignidad de empezar a descomponerse en casa porque no hab¨ªa un servicio p¨²blico que recogiera sus cuerpos, sometiendo a sus seres queridos a la tortura de sentir aversi¨®n por el olor de quienes amaban. Te pido perd¨®n, beb¨¦ yanomami, que has sido enterrado lejos de tu tierra y de tu mundo, sin el lamento de tus padres, sin los homenajes de tu pueblo y, por tanto, no tendr¨¢s paz ni dejar¨¢s en paz a los vivos.
Pido perd¨®n a todos los que no han sido llorados en la tumba, a los enterrados por un sepulturero que no los conoc¨ªa, sometiendo a sus seres vivos al flagelo de no despedirse y, por lo tanto, no hacer el luto. Pido perd¨®n a los sepultureros sometidos a la brutalidad del Estado. Pido perd¨®n a los sanitarios que, d¨ªa tras d¨ªa, arriesgan su vida y son agredidos en la calle a instancias del presidente de la Rep¨²blica. Pido perd¨®n al beb¨¦ xavante, que, cuando muri¨®, contagi¨® a parte de su pueblo que no recibi¨® ninguna orientaci¨®n para protegerse de otro virus. Pido perd¨®n a los ind¨ªgenas que viven en la ciudad, a quienes el propio Estado que los expuls¨® de sus tierras les arranc¨® la identidad. Como sus muertes no se registran como lo que son ¡ªind¨ªgenas¡ª, son asesinados por segunda vez. Pido perd¨®n por permitir que las personas sean tratadas como cosas y por cosificarnos al normalizar el exterminio.
Pido perd¨®n no porque sienta ¡°culpa cristiana¡±, como me han ¡°acusado¡± en otras ocasiones. Pido perd¨®n porque tengo ¡°responsabilidad colectiva¡±, porque soy responsable de lo que han hecho y de lo que hacen en mi nombre y en el tuyo. Bolsonaro est¨¢ perpetrando un genocidio en nuestro nombre cuando reemplaza a profesionales de la salud con experiencia en epidemias por militares sin experiencia en salud. Est¨¢ perpetrando un genocidio en nuestro nombre cuando distribuye cloroquina e hidroxicloroquina incluso a los pueblos ind¨ªgenas, un medicamento cuya ineficacia contra la covid-19 ya ha sido cient¨ªficamente demostrada, as¨ª como sus riesgos. Est¨¢ perpetrando un genocidio en nuestro nombre cuando retiene los recursos destinados a enfrentar la pandemia mientras faltan hasta sedantes en los hospitales para aliviar el dolor de las v¨ªctimas. Est¨¢ perpetrando un genocidio en nuestro nombre cuando veta las medidas de seguridad e incita a la gente a salir a la calle sin mascarilla. Se pueden seguir acumulando actos de Bolsonaro que demuestran su intenci¨®n de matar. Y tambi¨¦n de dejar morir, que es otra forma de matar, ya que un gobernante tiene la responsabilidad constitucional de proteger a la poblaci¨®n del pa¨ªs que gobierna.
Pido perd¨®n. Y tambi¨¦n digo que, aunque seamos pocos, resistiremos. Los pueblos que est¨¢n siendo masacrados, como los ind¨ªgenas, est¨¢n produciendo sus propias estad¨ªsticas y sus memoriales. Es la forma de reconocer la vida de los que han muerto y darles la dignidad de la verdad en la muerte. Frente a los cr¨ªmenes de lesa humanidad, los obituarios han cobrado el significado de resistencia. Contar la historia y las historias se ha convertido en insurgencia, para que los muertos puedan vivir como memoria y sus asesinos no escapen de la Justicia. Resistimos contando los muertos en m¨¢s de un sentido: como estad¨ªstica fiable, como identidad reconocida, como historia contada. Nos sublevamos escribiendo los viviarios de los que han sido asesinados, porque, ante las acciones y omisiones de Bolsonaro y su Gobierno, morir de covid-19 no es una muerte muerta, es una muerte matada.
Nosotros, los que Bolsonaro y su Gobierno a¨²n no han logrado matar, recordaremos y haremos recordar. Y, cuando muramos, nuestros hijos recordar¨¢n. Y, cuando nuestros hijos mueran, nuestros nietos recordar¨¢n.
Querido Jair Bolsonaro, queridos generales, queridos civiles involucrados en cr¨ªmenes de lesa humanidad relacionados con la covid-19: espero que los m¨¢s de 100.000 muertos los atormenten. Espero que alg¨²n d¨ªa alguien haga una pel¨ªcula de la marcha de los muertos a Brasilia, marcando el regreso del realismo m¨¢gico en nuestro continente, ya que la realidad que ustedes han impuesto nos ha robado hasta la posibilidad de la fantas¨ªa. Entonces, liderados por el gran Aritana, que llevar¨¢ en sus brazos los cuerpos muertos de los beb¨¦s yanomami insepultos, m¨¢s de 100.000 dedos los se?alar¨¢n. Quiz¨¢ puedan escapar de los tribunales. No escapar¨¢n de la memoria.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de Brasil, construtor de ru¨ªnas: um olhar sobre o pa¨ªs, de Lula a Bolsonaro. Web: elianebrum.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter, Instagram y Facebook: @brumelianebrum.
Traducci¨®n de Meritxell Almarza