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¡°Hay indicios significativos para que autoridades brasile?as, incluido Bolsonaro, sean investigadas por genocidio¡±

La jurista Deisy Ventura, especialista en la relaci¨®n entre pandemias y derecho internacional, dice que existen todos los elementos necesarios para clasificar como crimen de lesa humanidad la actuaci¨®n del Gobierno brasile?o ante la covid-19: intenci¨®n, planificaci¨®n y ataque sistem¨¢tico

Una ind¨ªgena yanomami con mascarilla, el 30 de junio en Alto Alegre, en el Estado de Roraima. Seg¨²n la Articulaci¨®n de los Pueblos Ind¨ªgenas de Brasil, 145 pueblos se han visto afectados por la covid-19: m¨¢s de 18.000 ind¨ªgenas se han contagiado y 571 han muerto.
Una ind¨ªgena yanomami con mascarilla, el 30 de junio en Alto Alegre, en el Estado de Roraima. Seg¨²n la Articulaci¨®n de los Pueblos Ind¨ªgenas de Brasil, 145 pueblos se han visto afectados por la covid-19: m¨¢s de 18.000 ind¨ªgenas se han contagiado y 571 han muerto.Jo¨¦dson Alves (EFE)
Eliane Brum

Cuando Gilmar Mendes, magistrado del Supremo Tribunal Federal, relacion¨® la palabra ¡°genocidio¡± con la actuaci¨®n del Gobierno de Jair Bolsonaro ante la covid-19, el debate entr¨® en la agenda por la puerta grande. No solo en Brasil, sino en el mundo. Las denuncias de genocidio realizadas por los pueblos ind¨ªgenas y la poblaci¨®n negra contra el Gobierno actual no son nuevas. En general, se tratan como evocaciones subalternas, de la misma forma subalterna como han sido tratadas estas poblaciones hist¨®ricamente por las ¨¦lites brasile?as. Al salir de la boca togada de un magistrado del Supremo, la palabra adquiri¨® otra densidad. Y, principalmente, se instal¨®. Ya no es una palabra fantasma, que cuando se pronuncia nada se mueve. El genocidio, en la boca de Gilmar Mendes, dej¨® de ser una carta deliberadamente extraviada y lleg¨® a su destino.

El 11 de julio, el magistrado afirm¨® en un debate en l¨ªnea: ¡°Ya no podemos tolerar la situaci¨®n del Ministerio de Sanidad. Este vac¨ªo es inaceptable. Incluso se puede decir que la estrategia es quitarle protagonismo al Gobierno federal, es atribuirle la responsabilidad a los Estados y Ayuntamientos. Si esa es la intenci¨®n, hay que hacer algo. Es p¨¦simo para la imagen de las Fuerzas Armadas. Hay que dejarlo muy claro: el Ej¨¦rcito se est¨¢ asociando con este genocidio, no es razonable. Hay que poner fin a esto¡±.

Generales como el vicepresidente Hamilton Mour?o y el ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, que no solo pertenecen y representan al Gobierno de Bolsonaro, sino que tambi¨¦n lo apoyan y lo legitiman, se alborotaron porque sintieron el riesgo real de, en alg¨²n momento del futuro pr¨®ximo, ser juzgados por cr¨ªmenes de lesa humanidad. Incluso entre quienes no apoyan a Bolsonaro, se han utilizado t¨¦rminos como ¡°hip¨¦rbole¡±, ¡°exageraci¨®n¡± y ¡°banalizaci¨®n¡± para reducir la potencia de la declaraci¨®n del magistrado. Pero la palabra, que finalmente se ha encarnado, permanece activa.

La extrema gravedad del genocidio ¡ªy de los otros cr¨ªmenes de lesa humanidad¡ª exige precisamente que el tema se debata con la mayor seriedad, evitando que sea capturado por la polarizaci¨®n o por las conveniencias pol¨ªticas de ocasi¨®n. La muerte de miles de personas de covid-19 ¡ªya son m¨¢s de 80.000, incluso con el reconocido infrarregistro¡ª urge que se debata con responsabilidad: ?hay o no hay indicios de que el presidente de la Rep¨²blica y otras autoridades brasile?as hayan cometido genocidio en su actuaci¨®n ante la covid-19?

Para responder a esta pregunta crucial, entrevist¨¦ a la jurista Deisy Ventura, coordinadora del doctorado en Salud Global y Sostenibilidad de la Universidad de S?o Paulo. Autora del libro Direito e sa¨²de global ¨C o caso da pandemia de gripe A ¨C H1N1 (Derecho y salud global: el caso de la pandemia de gripe A ¨C H1N1), Ventura es una de las autoridades m¨¢s respetadas en el estudio de la relaci¨®n entre pandemias y derecho internacional. Tambi¨¦n tiene un m¨¢ster en Derecho Europeo, un doctorado en Derecho Internacional por la Universidad de Par¨ªs 1 y fue profesora invitada en el Instituto de Estudios Pol¨ªticos de Par¨ªs, el prestigioso Sciences-Po.

Desde que comenz¨® la pandemia, es una de las articuladoras del proyecto Derechos en la Pandemia, que lleva a cabo el Centro de Estudios e Investigaci¨®n en Derechos Sanitarios de la Universidad de S?o Paulo y la organizaci¨®n Conectas Derechos Humanos. Todos los actos y las leyes brasile?as sobre la covid-19 se recopilan y clasifican seg¨²n el impacto que generan en los derechos humanos. Para ello, la jurista monitorea diaria y permanente el Diario Oficial de la Uni¨®n, donde suceden muchas cosas sin que la mayor¨ªa de los brasile?os se den cuenta.

Ya no estamos en el siglo XX, cuando se cre¨® el concepto de genocidio a partir de la necesidad de nombrar el crimen que el nazismo perpetr¨® contra los jud¨ªos. El siglo XXI no es solo una convenci¨®n temporal, ha tra¨ªdo nuevos desaf¨ªos, como enfrentar pandemias y la emergencia clim¨¢tica. Hace solo unos a?os, Ventura, entonces profesora de Derecho Internacional en el Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de S?o Paulo, necesitaba explicar constantemente por qu¨¦ hab¨ªa elegido estudiar una pandemia en el contexto del derecho internacional. Hoy ya no tiene que explicarlo. Lo comprenden inmediatamente.

En esta entrevista, realizada el lunes por tel¨¦fono a lo largo de dos horas, Deisy Ventura explica por qu¨¦ hay suficientes elementos para investigar al presidente Jair Bolsonaro, as¨ª como a otros funcionarios del Gobierno, por cr¨ªmenes de lesa humanidad, tanto en la Corte Penal Internacional como en la justicia brasile?a. Tambi¨¦n explica por qu¨¦ es esencial para el futuro de Brasil que tenga lugar este debate.

La jurista Deisy Ventura es una de las m¨¢s prestigiosas especialistas en la relaci¨®n entre pandemias y derecho internacional.
La jurista Deisy Ventura es una de las m¨¢s prestigiosas especialistas en la relaci¨®n entre pandemias y derecho internacional. Divulga??o/Arquivo Pessoal

Pregunta. La declaraci¨®n del magistrado del Supremo, Gilmar Mendes, en la que advert¨ªa que los militares podr¨ªan estar asoci¨¢ndose con un genocidio ¡ªrefiri¨¦ndose a la forma en que el Gobierno brasile?o estaba tratando la pandemia de covid-19¡ª produjo varias reacciones. Algunos juristas e intelectuales afirmaron r¨¢pidamente que se hab¨ªa ¡°banalizado¡± el concepto de genocidio. ?Se banaliz¨®?

Respuesta. Se est¨¢ banalizando la palabra genocidio, pero no en este caso. El magistrado Gilmar Mendes dijo que el Ej¨¦rcito se estaba asociando con un genocidio, refiri¨¦ndose a la actuaci¨®n del Gobierno brasile?o ante la pandemia. En ese momento, ya hab¨ªa 70.000 muertes. Es muy importante que un miembro del Supremo Tribunal Federal, conocido por ser pol¨ªticamente conservador, utilice esta palabra, porque sin duda no la utiliz¨® por casualidad. Es alguien que conoce el concepto de genocidio, conoce el derecho y no es nuevo en el mundo jur¨ªdico ni en el pol¨ªtico. Es importante no solo por haberla pronunciado un magistrado, sino tambi¨¦n por la percepci¨®n internacional de ese discurso. La diplomacia brasile?a, desde el a?o pasado, habr¨ªa recibido la clara directriz de frenar la utilizaci¨®n de este t¨¦rmino. Se advierte que no hay que difundir en el extranjero que se est¨¢ produciendo un genocidio en Brasil. De esta forma, cada vez que se pronuncia o escribe la palabra en relaci¨®n con Brasil, la diplomacia reacciona. Desafortunadamente, en general descalifican a quienes han hecho la declaraci¨®n y la caracterizan como banal. Hasta entonces, el genocidio estaba asociado con la poblaci¨®n ind¨ªgena y no se lo relacionaba con la pandemia. Ahora, con el discurso del magistrado, hemos alcanzado otro nivel y necesitamos discutir este tema con mucha serenidad. No podemos hablar sobre genocidio de manera polarizada y vulgar. Ha llegado el momento de hablar sobre el genocidio fuera de la brecha de la banalizaci¨®n. No es solo un grito de los m¨¢s d¨¦biles para llamar la atenci¨®n. Ahora nos enfrentamos a indicios muy significativos de que se est¨¢ produciendo un genocidio en Brasil.

P. ?Y cu¨¢les son estos indicios?

R. Primero, debo decir que, en lo que respecta a la poblaci¨®n en general, creo que existe el delito de exterminio: art¨ªculo s¨¦ptimo, letra b, del Estatuto de Roma. Tambi¨¦n es un crimen de lesa humanidad. Y, en el caso espec¨ªfico de los pueblos ind¨ªgenas, opino que puede caracterizarse como genocidio, el m¨¢s grave de los cr¨ªmenes de lesa humanidad. El crimen de exterminio es la imposici¨®n intencional de condiciones de vida que pueden causar la destrucci¨®n de parte de una poblaci¨®n. Lo que llama la atenci¨®n, en este caso, es que el ejemplo que se utiliza en el texto del Estatuto de Roma es precisamente el de la privaci¨®n del acceso a alimentos o medicinas. Desde el comienzo de la pandemia, el Gobierno federal ha asumido el comportamiento que todav¨ªa tiene hoy: por un lado, el negacionismo con relaci¨®n a la enfermedad y, por otro, una acci¨®n objetiva contra los Gobiernos locales que intentan dar una respuesta efectiva a la enfermedad, contra aquellos que intentan controlar la propagaci¨®n y el avance de la covid-19. Y, desde el principio, he dicho que esta pol¨ªtica es de exterminio. ?Por qu¨¦? Porque los estudios nos muestran que las poblaciones m¨¢s afectadas son las poblaciones negras, las m¨¢s pobres, las m¨¢s vulnerables, entre las que se encuentran los ancianos y las personas con comorbilidades. Y, desafortunadamente, ha sucedido lo que hab¨ªamos predicho. A pesar del infrarregistro ¡ªque es consensual, ya que todos est¨¢n de acuerdo en que hay m¨¢s casos en Brasil de los que se reconocen¡ª, el volumen es impresionante y hay un perfil muy claro de las personas a quienes les afecta m¨¢s la enfermedad. Tanto en el genocidio de la poblaci¨®n ind¨ªgena como en lo que, en mi opini¨®n, es una pol¨ªtica de exterminio referente a la actuaci¨®n ante la pandemia, veo claramente una intencionalidad.

P. La intencionalidad es esencial para determinar la autor¨ªa tanto del genocidio como del exterminio. Pero hay juristas experimentados que defienden que ser¨ªa dif¨ªcil demostrar la intencionalidad en el caso de la actuaci¨®n del Gobierno brasile?o ante la pandemia...

R. Hay personas por quienes tengo el mayor respeto y que conocen el sistema penal internacional que piensan que no se trata de un crimen de genocidio u otro crimen de lesa humanidad, sino que ser¨ªa una pol¨ªtica fallida del Estado brasile?o. En esta interpretaci¨®n, el Gobierno de Brasil habr¨ªa fracasado a la hora de combatir la pandemia. Simplemente ser¨ªa una respuesta ineficiente. Y los tribunales internacionales no juzgan pol¨ªticas, juzgan a las personas que cometen delitos. Por lo tanto, solo podr¨ªamos quejarnos ante el sistema interamericano de derechos humanos u otras instancias de monitoreo del cumplimiento de los tratados de derechos humanos. Yo no pienso as¨ª. Veo una intenci¨®n clara.

P. ?C¨®mo se expresa esta intenci¨®n, en su opini¨®n?

R. En la definici¨®n de los cr¨ªmenes de lesa humanidad se establece que tiene que haber un ataque generalizado o sistem¨¢tico contra la poblaci¨®n civil. Estos dos elementos son muy importantes. Algunas personas tambi¨¦n dicen que la Corte Penal Internacional ser¨ªa solo para conflictos armados. No es verdad. El estatuto est¨¢ clar¨ªsimo. No tiene que haber una guerra o un conflicto armado para que se cometa un crimen de lesa humanidad. Es m¨¢s: seg¨²n el estatuto, incluso el intento de genocidio es punible. Ni siquiera es necesario que se haya consumado. Del mismo modo, la incitaci¨®n al genocidio tambi¨¦n se castiga. Se castiga la incitaci¨®n, se castiga el intento. Tenemos que analizar con gran serenidad lo que ha estado sucediendo en Brasil. Yo afirmo que no se trata, ni de lejos, de una pol¨ªtica fallida para combatir la covid-19. Ni de lejos. El Gobierno act¨²a de una manera muy clara contra la salud p¨²blica. No solo difunde informaci¨®n falsa sobre la enfermedad y, por lo tanto, difunde el negacionismo, sino que tambi¨¦n ha creado un conjunto de acciones, incluso por v¨ªa legislativa, para obstaculizar las medidas para combatir y prevenir la covid-19 que otros poderes hab¨ªan tomado. Aqu¨ª se configuran todos los elementos: ataques sistem¨¢ticos y la intenci¨®n de someter a una parte importante de la poblaci¨®n brasile?a a condiciones de vida que pueden implicar su destrucci¨®n.

P. Entonces, ?por qu¨¦ algunos juristas respetables son, digamos, tan cautelosos?

R. Es evidente que la Corte Penal Internacional nunca se ha enfrentado a una situaci¨®n como la que estamos viviendo en Brasil. Por lo tanto, es natural que algunos juristas, por mayor que sea su experiencia y su valor, digan que nunca han tratado una cuesti¨®n como esta. Nunca hemos vivido una pandemia de este alcance en la contemporaneidad, con una asistencia sanitaria universal con medios para responder de manera eficiente, y el Gobierno federal ha decidido no responder. Muchas personas son grandes estudiosos del derecho penal internacional, pero quiz¨¢s no han estudiado m¨¢s de cerca lo que el Gobierno brasile?o ha estado haciendo con relaci¨®n a la covid-19. Una cosa es seguir las falsas pol¨¦micas, y tambi¨¦n las verdaderas, en esta forma de hacer pol¨ªtica en Brasil actualmente, donde lo falso se mezcla con lo verdadero. El presidente de la Rep¨²blica es un agitador de extrema derecha y el movimiento que lo llev¨® al poder busca de forma ostensiva hacer del Estado brasile?o una extensi¨®n de su aparato partidario. Los ¨®rganos del Estado, como la propia Secretar¨ªa de Comunicaci¨®n, seg¨²n el Poder Judicial, han intentado llevar a cabo campa?as que incitan a la poblaci¨®n a levantarse contra las autoridades. El presidente de la Rep¨²blica incluso sugiri¨® que sus seguidores invadieran los hospitales para fotografiarlos y ¡°probar¡± la tesis conspirativa de que la covid-19 no era tan grave ni se hab¨ªa extendido hasta ese punto. Es mucho m¨¢s que una omisi¨®n. Tenemos una acci¨®n intencional clara y tambi¨¦n de car¨¢cter sistem¨¢tico. Una cosa es seguir las declaraciones del Gobierno a trav¨¦s de los directos [de las redes sociales] y la prensa, seguir estas ofensas, as¨ª como el desprecio por el dolor de las familias que han perdido a sus seres queridos por la covid-19. Pero adem¨¢s de este circo de mentiras y distorsiones, tambi¨¦n tenemos que leer el Diario Oficial para comprender qu¨¦ sucede detr¨¢s de la cortina de humo. Al leerlo, vemos como se suman las evidencias clar¨ªsimas de esta intencionalidad. No son solo los discursos del presidente, sino una sucesi¨®n de actos que demuestran una intenci¨®n clara y un ataque sistem¨¢tico a los intentos de controlar la propagaci¨®n de la enfermedad. Por eso, en mi opini¨®n, existe una pol¨ªtica de exterminio en curso.

P. Para demostrar que hay genocidio y otros cr¨ªmenes de lesa humanidad, tambi¨¦n es necesario demostrar que existe un plan. ?Es posible establecer la existencia de un plan en la actuaci¨®n del Gobierno brasile?o ante la covid-19?

R. S¨ª. Y el plan tambi¨¦n es muy claro para quienes siguen e investigan diariamente lo que sucede con la covid-19. Lo que el presidente de la Rep¨²blica llam¨® ¡°guerra¡± y ¡°jugar duro¡± contra los gobernadores constituye claramente un plan para obstruir la actuaci¨®n eficiente de los Estados ante la pandemia, con medidas como pedirles a los empresarios que dejen de financiar las campa?as electorales de gobernadores no aliados, amenazarlos constantemente en declaraciones p¨²blicas e incitar a la desobediencia civil, entre muchas otras medidas legislativas o administrativas. El presidente lleg¨® a destituir a dos ministros de Sanidad que no estaban de acuerdo con sus planes para la pandemia.

P. ?Cu¨¢l es la importancia de un debate como este, en un momento tan serio como el que est¨¢ viviendo Brasil?

R. Al atribuir un delito a alguien, hay que realizar una investigaci¨®n, hay que interponer una demanda y hay que celebrar un juicio. Considero que todas estas etapas son extremadamente importantes para poder entender lo que sucede en Brasil a otro nivel. Ser¨ªa fatal si, al final de este terrible acontecimiento, la versi¨®n de lo que ha sucedido fuera que este Gobierno era simplemente incompetente. Y ser¨ªa fatal porque no es cierto. La discusi¨®n sobre si se han cometido o no cr¨ªmenes de lesa humanidad me parece fundamental, pero debe hacerse de una manera muy tranquila, porque no se trata de agitar ni incitar a las personas. Es, de hecho, una tesis muy seria, que puede prosperar en el ¨¢mbito internacional. Y no solo eso. Tambi¨¦n puede prosperar a nivel nacional, porque el genocidio es un delito que recoge la ley brasile?a. En nuestra legislaci¨®n, tambi¨¦n tenemos toda una base para discutir si lo que est¨¢ sucediendo aqu¨ª es un genocidio o no. Nada de esto me parece una cuesti¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas, sino m¨¢s bien una cuesti¨®n de responsabilidad individual. Tenemos que responsabilizar penalmente a las personas que promueven el genocidio u otros cr¨ªmenes de lesa humanidad, como el exterminio.

P. Lo que dice es que no se trata de incompetencia, como algunos quieren hacernos creer. Est¨¢ afirmando que hay dolo, que hay intenci¨®n. Adem¨¢s de las conocidas declaraciones del presidente Jair Bolsonaro, ?qu¨¦ actos, publicados en el Diario Oficial, lo demuestran?

R. Incluso aquella famosa declaraci¨®n del 24 de marzo, en la que el presidente utiliza la expresi¨®n ¡°gripecita¡± para referirse a la covid-19, contiene mucho m¨¢s desde un punto de vista jur¨ªdico. En el mismo discurso, el presidente critic¨®, por ejemplo, el cierre de las escuelas. Est¨¢ lo que sobresale, lo m¨¢s comentado, pero tambi¨¦n hay otros elementos que hacen que no se trate solo de una expresi¨®n infeliz. Imag¨ªnate, en una corte internacional, a un juez que se encuentra con el discurso de un presidente de la Rep¨²blica que, en plena pandemia, se pronuncia en contra del cierre de las escuelas...

P. Y con relaci¨®n a los actos, ?podr¨ªa nombrar algunos?

R. Hay muchos. Un gran ejemplo con relaci¨®n a la poblaci¨®n en general es la Ley 14.019, del 2 de julio, que trata sobre el uso de mascarillas. El presidente vet¨® la obligaci¨®n de los establecimientos comerciales de poner carteles informativos sobre c¨®mo llevar correctamente la mascarilla y vet¨® la obligaci¨®n de los establecimientos comerciales de fijar el aforo. Se cre¨® una ley sobre el uso de mascarillas para contener el avance de la pandemia, y f¨ªjate que esta ley es del 2 de julio, cuando ya tenemos decenas de miles de muertos y la enfermedad se est¨¢ desplazando hacia el interior del pa¨ªs. Y el presidente va y veta esas obligaciones. Tambi¨¦n veta la obligaci¨®n de llevar mascarilla en las c¨¢rceles, en los establecimientos educativos y en los templos. Eso, s¨ª, es banalizar el veto. Y son vetos contra la salud p¨²blica. Otro ejemplo es la demora en sancionar la norma que transfer¨ªa recursos financieros a los Estados. Es un debate que, realmente, me da escalofr¨ªos. Muchos Estados ya no ten¨ªan recursos para comprar material m¨¦dico, como respiradores e incluso sedantes. Entonces solicitan ayuda, el Congreso aprueba la medida y el presidente retrasa al m¨¢ximo la sanci¨®n de la ley que proporciona ayuda financiera a los Estados que est¨¢n en primera l¨ªnea haciendo frente al coronavirus. ?Qu¨¦ es, sino obstaculizar la contenci¨®n de la enfermedad? Otra cuesti¨®n evidente: cuando el gobernador del Estado de Maranh?o, Fl¨¢vio Dino, tras pedir inn¨²meras veces ayuda al Gobierno Federal y tratar de obtener material, especialmente respiradores, organiza una compra y Hacienda lo amenaza con demandarlo, a ¨¦l y a todas las personas involucradas. Hay m¨¢s. Las amenazas de realizar operaciones policiales contra los gobernadores, en un intento de caracterizar la respuesta a la pandemia y la compra de material como corrupci¨®n, como si el gasto en hospitales de campa?a y respiradores fuera necesariamente una forma de malversaci¨®n. El personal experimentado del Ministerio de Sanidad, con gran conocimiento sobre c¨®mo combatir enfermedades infecciosas, se reemplaza por personas sin experiencia. Y sigue. El intento de manipular los n¨²meros de la covid-19... Y tambi¨¦n est¨¢ el uso de cloroquina, incluso en comunidades ind¨ªgenas. Al principio, la propia Organizaci¨®n Mundial de la Salud investigaba si era efectiva o no. Pero hoy, no cabe la menor duda [de que no lo es]. Adem¨¢s de todo lo que significa tomar cloroquina, todav¨ªa se quiere enga?ar a las personas diciendo que existe un tratamiento para la enfermedad. ?Quieres m¨¢s ejemplos? Puedo seguir durante horas.

P. Creo que ha quedado claro.

R. Hay que entender que existen dos grandes vertientes para considerar si se trata de cr¨ªmenes de lesa humanidad, incluido el genocidio. Una es la vertiente de la comunicaci¨®n y la otra, el ataque contra los Gobiernos de los Estados. La comunicaci¨®n es absolutamente criminal, porque incita a las personas a pensar que la enfermedad no es tan grave, las incita a no protegerse. Por otro lado, se producen constantes amenazas a los Gobiernos locales, restricciones y obstrucciones a las acciones que realizan para combatir la pandemia.

P. ?Y con relaci¨®n a los pueblos ind¨ªgenas, espec¨ªficamente?

R. Con relaci¨®n a los ind¨ªgenas, dos cuestiones son especialmente relevantes, entre muchas. Sin dudarlo, dar¨ªa dos ejemplos. El primero es el debate sobre el contacto con los pueblos aislados. La ordenanza 419 de la Fundaci¨®n Nacional del Ind¨ªgena determina que hay que evitar el contacto con las comunidades aisladas. Excepto que, si la leemos con lupa, esta ordenanza hace una excepci¨®n: puede haber contacto con pueblos aislados con la autorizaci¨®n de la Fundaci¨®n. El Gobierno siempre lo intenta. La intenci¨®n es clara. Pero entonces la sociedad civil responde enf¨¢ticamente. En marzo, el Ministerio P¨²blico Federal hace una recomendaci¨®n y luego se modifica la ordenanza. Pero el intento est¨¢ ah¨ª. En febrero de este a?o, Victoria Tauli-Corpuz, relatora de la ONU para los pueblos ind¨ªgenas, al enterarse de que un l¨ªder evang¨¦lico podr¨ªa liderar la coordinaci¨®n de los pueblos aislados de la Fundaci¨®n Nacional del Ind¨ªgena, advirti¨® de un potencial genocidio. Por lo tanto, el genocidio est¨¢ lejos de estar banalizado. Estamos hablando de una relatora de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos ind¨ªgenas. El segundo punto ¡ªy es incluso dif¨ªcil hablar de ello con calma¡ª es la ley del plan de emergencia para combatir la covid-19 en los territorios ind¨ªgenas. Para comenzar, el plan de emergencia es una ley ?del 7 de julio! ?Del 7 de julio! O sea. En julio, se aprueba el plan de emergencia para enfrentar una emergencia que fue declarada por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud el 30 de enero y, por Brasil, el 3 de febrero. ?En Brasil, la emergencia nacional ya ha se reconoc¨ªa en febrero! Y solo crean el plan para combatir la pandemia en los territorios ind¨ªgenas en julio. Bueno, en este plan, la Federaci¨®n tiene que garantizar un conjunto de medidas para enfrentar el virus...

P. Y Bolsonaro vet¨® la garant¨ªa de acceso al agua potable para los pueblos ind¨ªgenas...

R. Muchas personas se quedaron at¨®nitas con el hecho de que el presidente de la Rep¨²blica vetara la garant¨ªa de acceso al agua potable. Pero, si leemos el conjunto de vetos, veremos que va mucho m¨¢s all¨¢ de una supuesta crueldad con relaci¨®n al agua. Se vet¨® la obligaci¨®n de organizar la atenci¨®n de complejidad media y alta en los centros urbanos, se vet¨® el seguimiento especial de casos que involucren a ind¨ªgenas, hasta se vet¨® la oferta de emergencia de camas en hospitales y UCI. Se vet¨® la obligaci¨®n de comprar o suministrar ventiladores para m¨¢quinas de oxigenaci¨®n sangu¨ªnea, se vet¨® la inclusi¨®n de los pueblos ind¨ªgenas en los planes de emergencia para el cuidado de pacientes cr¨ªticos de las secretar¨ªas municipales y estatales, que incluso obligaba a la sanidad p¨²blica a registrar y notificar la declaraci¨®n del paciente de raza y color. Con este veto, se intenta dificultar la identificaci¨®n de los ind¨ªgenas atendidos en la sanidad p¨²blica. Para que veas lo importante que es la comunicaci¨®n: se vet¨® la obligaci¨®n de preparar materiales informativos sobre los s¨ªntomas de la covid-19 en varios formatos y difundirlos por las radios comunitarias y las redes sociales con traducci¨®n y lenguaje accesible. Eso se vet¨®. ?Se vet¨® la obligaci¨®n de explicar a los ind¨ªgenas la gravedad de la enfermedad! Se vet¨® la obligaci¨®n de ofrecer conexi¨®n de internet en las aldeas para no tener que desplazarse a los centros urbanos. Se vet¨® la distribuci¨®n de cestas b¨¢sicas de alimentos, de semillas y herramientas agr¨ªcolas a las familias ind¨ªgenas. Por eso digo: la cuesti¨®n va mucho m¨¢s all¨¢ de frases de efecto, va mucho m¨¢s all¨¢ de todo lo que promueve el Gobierno federal para incentivar a su base de apoyo a odiar a las instituciones, a odiar a los partidos de la oposici¨®n, a odiar a una poblaci¨®n que consideran inferior y subalterna, como los ind¨ªgenas y los negros, que entorpecen sus intereses y son considerados un obst¨¢culo para la racionalidad econ¨®mica que defienden.

P. ?Qu¨¦ es esta racionalidad econ¨®mica?

R. La racionalidad econ¨®mica que defienden es la de la ganancia inmediata, la de los privilegios para los amigos del rey. Y es una racionalidad que ni siquiera tiene que ver con preocuparse por la econom¨ªa del pa¨ªs. No. Les preocupan los intereses de ciertas personas. La cuesti¨®n econ¨®mica es de suma importancia en el combate a la pandemia. Me gusta mucho el trabajo de [la economista] Laura Carvalho, no solo por su lenguaje accesible, sino porque dice claramente que el problema de la pandemia no son las medidas de contenci¨®n, sino la pandemia en s¨ª. Morir es muy malo tambi¨¦n para la econom¨ªa familiar. Padecer una enfermedad prevenible tambi¨¦n es muy malo para la econom¨ªa familiar. Una respuesta seria para contener la propagaci¨®n de la enfermedad ser¨ªa m¨¢s efectiva para la econom¨ªa que el negacionismo. El alcalde de Itabuna, en Bah¨ªa, habl¨® muy claramente sobre el significado de esta posici¨®n cuando anunci¨®, a principios de julio, que reabrir¨ªa el comercio. Dijo: ¡°Muera quien muera¡±. Y se sabe exactamente qui¨¦nes van a morir m¨¢s. La ¨¦lite brasile?a sufrir¨¢ algo que probablemente llamar¨¢n da?o colateral. Pero la regla, al observar lo que sucede en Brasil desde febrero, es que las personas que tienen acceso principalmente a cuidados intensivos tienen muchas m¨¢s probabilidades de sobrevivir, incluso siendo ancianos o teniendo comorbilidades. No se puede decir que los brasile?os, en general, no tienen acceso [a los cuidados intensivos], porque la sanidad p¨²blica en algunos lugares ofrece un tratamiento excelente, a pesar de las dificultades. Pero la sanidad p¨²blica no consigue actuar igual en todos los lugares. Por lo que se sabe exactamente qui¨¦nes van a morir m¨¢s.

P. Con respecto a los pueblos ind¨ªgenas, ?qu¨¦ otros elementos muestran que puede haberse cometido un crimen de genocidio contra ellos?

R. La diferencia esencial, que facilita identificar el genocidio en las poblaciones ind¨ªgenas, es el claro inter¨¦s que existe en utilizar sus tierras, las riquezas naturales, en eliminar el ¡°obst¨¢culo¡± que representan estas figuras, ya que son los grandes guardianes de la selva, del medio ambiente, del patrimonio natural brasile?o. Eliminar a estos guardianes facilitar¨ªa enormemente la apropiaci¨®n de sus tierras, basta ver el ritmo con que se deforesta y se ocupan ilegalmente tierras protegidas en Brasil. El motivo del crimen es evidente. La vieja pregunta de las pel¨ªculas de misterio, ?qui¨¦n se beneficia del crimen?, tiene una respuesta muy evidente en este caso.

P. ?Cu¨¢l es la historia del concepto de genocidio, para que podamos entender mejor qu¨¦ se est¨¢ debatiendo?

R. Comienza con [Winston] Churchill, en octubre de 1943, cuando salen a la luz las atrocidades que cometieron los nazis. Dijo: ¡°Nos enfrentamos a un crimen sin nombre¡±. Y, entonces, un jurista polaco, Raphael Lemkin, public¨® un art¨ªculo, en noviembre de 1943, donde afirmaba: ¡°Por genocidio entendemos la destrucci¨®n de una naci¨®n o un grupo ¨¦tnico¡±. ?l es quien utiliza esta palabra por primera vez, combinando ¡°genos¡±, del griego, que es raza o tribu, con la palabra latina ¡°cidio¡±, que significa matar. Nunca dej¨® de ser un concepto controvertido, debido al negacionismo y, principalmente, al dilema de algunos pa¨ªses, que quer¨ªan castigar el genocidio que Hitler practic¨® contra los jud¨ªos, pero que estaban haciendo sus genocidios en otros lugares, como los propios ingleses, los estadounidenses, los franceses, que ten¨ªan el genocidio en sus historias, algunas incluso bastante recientes. Entonces, ?c¨®mo constituir el concepto de un crimen sin que se volviera luego contra ellos? El debate, por lo tanto, siempre ha existido. Y Lemkin ya dijo en ese art¨ªculo: ¡°el genocidio no significa necesariamente la destrucci¨®n inmediata de una naci¨®n; es mucho m¨¢s un plan coordinado de diferentes acciones para destruir los fundamentos esenciales para la vida de los grupos, con el objetivo de, m¨¢s adelante, exterminarlos¡±.

P. El hecho de que la palabra se originara con el holocausto jud¨ªo cometido por Hitler y los nazis en la Segunda Guerra Mundial ?no dificulta, incluso a los juristas experimentados, que hoy entendamos que estamos en otro momento de la historia? Del mismo modo que para algunos es dif¨ªcil entender que los golpes de Estado actuales ya no tienen que ser con tanques en la calle, como en el siglo XX, ?no ser¨ªa dif¨ªcil entender que, en tiempos de pandemia y emergencia clim¨¢tica, la interpretaci¨®n tambi¨¦n tiene que actualizarse porque los desaf¨ªos y las amenazas tambi¨¦n son otras?

R. Genocidio no es solo poner a gente en una pared [o una c¨¢mara de gas] y fusilarla. El genocidio tambi¨¦n ocurre al suprimir las condiciones necesarias para la vida y la salud. Llevo m¨¢s de 10 a?os estudiando e investigando pandemias y la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. A las personas les parec¨ªa curioso que alguien de derecho internacional se interesara en estos asuntos. Ahora ya no necesito explicar por qu¨¦ hice mi investigaci¨®n posdoctoral sobre la gripe H1N1. Hay algo nuevo que los sistemas internacionales tendr¨¢n que tener en cuenta. El hecho de que no haya precedentes solo significa que, en la contemporaneidad, la humanidad no ha alcanzado esta etapa de la historia. Con toda la tecnolog¨ªa y la ciencia, es la primera vez que nos enfrentamos a un fen¨®meno de esta magnitud. La gran mayor¨ªa de los Estados brasile?os han hecho todo lo posible para enfrentar esta situaci¨®n. Pero el Gobierno brasile?o no.

P. Algunas personas malentienden el negacionismo como algo incorrecto, pero honesto, en el sentido de que los negacionistas realmente creen en la inexistencia de algo. Sin embargo, el negacionismo es claramente manipulaci¨®n y estrategia...

R. Hist¨®ricamente, el negacionismo surge precisamente con relaci¨®n al holocausto. Esta palabra surge en los ambientes universitarios de los a?os 70 y 80 para referirse a algunas tesis acad¨¦micas y discursos pol¨ªticos que dec¨ªan que el holocausto jud¨ªo no fue tan grave o no ocurri¨®. Es muy interesante. Las extremas derechas europeas, principalmente la francesa, no pod¨ªan presentarse pol¨ªticamente con sus ideas ante la monstruosidad de lo que le sucedi¨® al pueblo jud¨ªo. Como estaba claro que esas ideas fascistas conducen necesariamente al exterminio y al genocidio, para que volvieran a ser aceptables era necesario negar lo que hab¨ªa sucedido. De lo contrario, no podr¨ªan presentarse nuevamente en el espacio p¨²blico. Importantes universidades francesas terminaron involucradas en este esc¨¢ndalo al permitir la existencia de tesis que afirmaban que o no hab¨ªa sido tan grande ¡ªo sea, que se banalizaba el t¨¦rmino¡ª o no hab¨ªa sucedido. La coherencia no es algo importante para la extrema derecha, nunca lo ha sido. Es entonces cuando surge esa expresi¨®n: negacionismo. Los jud¨ªos deben demostrar peri¨®dicamente que el holocausto ocurri¨®, porque los negacionistas juegan con lo que se llama la carga de la prueba. Ellos no demuestran que no sucedi¨®, pero te obligan, en todo momento, a demostrar que sucedi¨®.

P. Como sucede, especialmente en este Gobierno, con la memoria de la dictadura militar (1964-1985) en Brasil...

R. S¨ª. Y quiero decir, muy enf¨¢ticamente, que esto tambi¨¦n suceder¨¢ con relaci¨®n a la pandemia de covid-19 en Brasil. Peri¨®dicamente, tendremos que demostrar esas decenas de miles de muertes. Peri¨®dicamente, tendremos que volver a explicar c¨®mo sucedi¨®. Estoy absolutamente convencida de que se dar¨¢ esta disputa. Ser¨¢ necesario hacer un memorial para estos muertos. La historia tendr¨¢ que ser contada sin cesar. Al igual que sucede con las v¨ªctimas de la dictadura militar, habr¨¢ desmentidos. Entiendo la preocupaci¨®n por preservar el t¨¦rmino genocidio, pero el quid de la cuesti¨®n, de lo que he estado diciendo desde que hemos comenzado a hablar, es que no se exagera al hablar de cr¨ªmenes de lesa humanidad con relaci¨®n a lo que sucede hoy en Brasil con respecto a la covid-19. Por todo lo que he dicho y porque estas muertes se pod¨ªan evitar.

P. ?C¨®mo queda claro que estas muertes se pod¨ªan evitar?

R. Brasil no es un pa¨ªs miserable, sin sistema sanitario y condenado a tener una evoluci¨®n tr¨¢gica de la enfermedad. Brasil es una referencia internacional en cobertura sanitaria universal. En los pa¨ªses en desarrollo, no hay nada que se equipare a nuestro Sistema ?nico de Salud. Brasil tiene profesionales sanitarios y de salud p¨²blica de muy alto nivel, todos expulsados del Ministerio de Sanidad. Brasil era uno de los pa¨ªses del mundo que estaba mejor preparado para combatir la covid-19. Muchos brasile?os pensaban que Brasil no ten¨ªa dinero. Y hemos descubierto que Brasil tiene mucho dinero, que una parte muy significativa del PIB se destin¨® a combatir la covid-19, pero que no ha llegado a donde debe llegar, por varias razones, entre ellas las que ya he mencionado. ?C¨®mo es posible? Podr¨ªamos haber tenido una realidad en la que todas las autoridades advirtieran sobre la enfermedad, pidieran a la poblaci¨®n que se quedara en casa y siguieran las medidas y que, por alguna raz¨®n, el sistema hubiera tenido una disfunci¨®n. Pero no es ni de lejos lo que estamos viviendo en Brasil. No tenemos un Gobierno federal que act¨²e para contener la pandemia, pero no tiene ¨¦xito. Al contrario. Hay una obstrucci¨®n reiterada, con la justificaci¨®n de proteger la econom¨ªa brasile?a ¡ªuna justificaci¨®n mediocre, que los que entienden de econom¨ªa dicen que ni siquiera es la mejor manera de proteger la econom¨ªa¡ª. Y quiero llamar la atenci¨®n, muy enf¨¢ticamente, sobre la comunicaci¨®n. En todos los manuales, la comunicaci¨®n de riesgo durante las emergencias es uno de los principales pilares. El primer punto es la confianza en las autoridades sanitarias, el segundo punto es una comunicaci¨®n clara, incluidas las incertidumbres cient¨ªficas sobre lo que est¨¢ sucediendo. En ning¨²n momento podemos subestimar la comunicaci¨®n como elemento de combate. En la comunicaci¨®n, como en tantos otros puntos, la intenci¨®n de no dejar que la poblaci¨®n se proteja como deber¨ªa es muy clara.

P. ?Qu¨¦ dice exactamente la legislaci¨®n?

R. El concepto de genocidio, en la legislaci¨®n brasile?a [Ley 2.889, del 1 de octubre de 1956], es claro. Comienza refiri¨¦ndose a la intenci¨®n de destruir todo o parte de un grupo nacional, ¨¦tnico, racial o religioso. Hace referencia a matar a miembros del grupo, causar da?os graves a la integridad f¨ªsica o mental de los miembros del grupo, someter al grupo o a miembros del grupo a condiciones de existencia capaces de causar destrucci¨®n f¨ªsica total o parcial, as¨ª como adoptar medidas para impedir los nacimientos dentro del grupo y trasladar a la fuerza a los ni?os del grupo a otro grupo. Tambi¨¦n menciona la incitaci¨®n directa o indirecta y que la sentencia se incrementar¨¢ en un tercio cuando el delito sea cometido por un gobernante o un funcionario.

P. ?En qu¨¦ casos encajar¨ªa el Gobierno brasile?o con relaci¨®n al combate a la covid-19?

R. Causar lesiones f¨ªsicas o mentales graves a los miembros del grupo, esto me parece evidente en los argumentos que ya he mencionado. Someter al grupo a condiciones de existencia capaces de causar destrucci¨®n f¨ªsica parcial o total, est¨¢ m¨¢s que claro. Imag¨ªnate, el Gobierno vet¨® incluso la obligaci¨®n de llevar a cabo una campa?a para los pueblos ind¨ªgenas traducida a sus idiomas, explicando la gravedad de la enfermedad. En la Corte Penal Internacional, el concepto es similar. Me parece que, con relaci¨®n a los ind¨ªgenas, existe una circunscripci¨®n geogr¨¢fica que facilita probar la pr¨¢ctica de este delito en un eventual juicio. Me parece que existe una amplia gama de pruebas. Pero nadie puede ser condenado previamente. Lo que estamos diciendo es que es posible que este crimen est¨¦ ocurriendo y que hay que investigarlo como un crimen de genocidio. Lo que es muy importante es que ya no hay lugar para el argumento de que se banaliza la palabra genocidio. Que deje de considerarse algo distante, acusatorio o absurdo y que empiece a investigarse.

P. ?Qu¨¦ pasa con los negros que, seg¨²n los estudios, son la mayor¨ªa de los que mueren por covid-19?

R. En la poblaci¨®n negra, m¨¢s que matar, veo que se deja morir, que tambi¨¦n es un crimen de lesa humanidad. Cuando el Gobierno realiza una serie de acciones que obstaculizan la prevenci¨®n y la lucha contra la covid-19, juega con la evoluci¨®n natural de la enfermedad: si deja que la enfermedad evolucione naturalmente sin intervenir de manera efectiva, la tendencia es que afecte m¨¢s a la poblaci¨®n vulnerable y la extermine, porque considera que sus vidas no importan. En la poblaci¨®n general, los caminos del crimen de lesa humanidad son menos evidentes que los cr¨ªmenes contra las poblaciones ind¨ªgenas.

P. He escuchado a personas decir que hasta ahora han muerto ¡°pocos¡± ind¨ªgenas para que se considere un genocidio [casi 600, seg¨²n las organizaciones ind¨ªgenas]. Es una declaraci¨®n terrible, para decirlo suavemente, pero es importante preguntar, para que todos puedan entender un debate que concierne no solo a los brasile?os, sino a la poblaci¨®n mundial: para ser considerado genocidio o exterminio, ?es necesario un n¨²mero elevado de muertes?

R. Desde el punto de vista de la clasificaci¨®n del delito, desde un punto de vista t¨¦cnico, el n¨²mero de personas que han muerto es irrelevante. Ni la ley brasile?a ni la ley internacional determinan un n¨²mero m¨ªnimo de personas para constituir un genocidio. La esencia es la intenci¨®n de destruir un grupo total o parcialmente. Una intenci¨®n que no necesariamente resultar¨¢ en muertes. Por supuesto, desde un punto de vista ¨¦tico, el n¨²mero de muertes es totalmente relevante. Pero, como he dicho antes, incluso el intento de genocidio es punible.

P. Otra pregunta muy obvia, pero importante. En el caso de que se celebrara un juicio en la Corte Penal Internacional, se responsabiliza a la persona, no al Gobierno, ?verdad? En el caso brasile?o, por ejemplo, ?se podr¨ªa responsabilizar al presidente Jair Bolsonaro y a los generales, as¨ª como a otros funcionarios con poder de decisi¨®n?

R. S¨ª. La CPI es un gran logro de la humanidad, porque permite responsabilizar a las personas de los cr¨ªmenes de lesa humanidad. Alguien llega al poder en determinado Estado, pero lo que puede hacer, ejerciendo su poder contra su propio pueblo, tiene un l¨ªmite. Hay gestos que ahora tienen nombre y est¨¢n recogidos, el m¨¢s grave es el genocidio. Existe la posibilidad de demandar a jefes de Estado, generales, grandes empresarios, ladrones de tierras p¨²blicas, funcionarios en cargos de responsabilidad, personas que participaron en el crimen.

P. Usted defiende que este debate debe hacerse y que debe hacerse con serenidad, porque es importante para Brasil. ?Por qu¨¦ es importante?

R. Solo el hecho de que se debata ya es importante. Pueden pasar a?os hasta que la CPI decida si abre la investigaci¨®n o no. Pero la construcci¨®n de denuncias t¨¦cnicamente bien fundadas es un proceso en el que todos ganan. Brasil gana y las instituciones brasile?as ganan.

P. ?Por qu¨¦?

R. Las demandas que se hacen en busca de justicia, para responsabilizar a las personas que atentan contra la vida de poblaciones vulnerables o contra grupos espec¨ªficos, como los ind¨ªgenas, son demandas que hacen aflorar la verdad. El proceso judicial va dando voz a las v¨ªctimas y les permite que sean escuchadas en las distintas instancias. La construcci¨®n, organizaci¨®n y sistematizaci¨®n de estas pruebas va despertando la conciencia de la gente. En Brasil, lo m¨¢s importante es demostrar que lo que sucede va mucho m¨¢s all¨¢ de un debate vulgar sobre temas de la mayor gravedad, va mucho m¨¢s all¨¢ de la supuesta incompetencia del Gobierno federal ante la covid-19. Un proceso judicial hace que la verdad aparezca en la voz de las v¨ªctimas o sus familias. Demuestra que no es solo una forma desafortunada de manifestarse, no es solo ignorancia, no es solo incompetencia. Hay intencionalidad. En el caso de una demanda por genocidio o por otro crimen de lesa humanidad, como el exterminio, el camino es m¨¢s importante que el destino.

P. Entonces, ?por qu¨¦ se produce una reacci¨®n tan fuerte ante la declaraci¨®n del magistrado Gilmar Mendes, incluso entre personas que se oponen al Gobierno de Bolsonaro?

R. Creo que la reacci¨®n al discurso de Gilmar Mendes tiene dos causas. Una es que se supone que el presidente deber¨ªa estar m¨¢s tranquilo. Con el arresto de [Fabricio] Queiroz [exasesor de su hijo Fl¨¢vio Bolsonaro investigado por desv¨ªo de dinero p¨²blico], cambi¨® su estrategia de atacar a las instituciones. En este momento, cuando supuestamente la tensi¨®n se est¨¢ aliviando, un magistrado del Supremo utiliza una expresi¨®n referente al peor tipo de crimen que existe. Y utiliza una expresi¨®n que tiene un significado internacional inmediato, porque todo el mundo sabe qu¨¦ es un genocidio. Por lo que parece que es un gesto que genera tensi¨®n en un momento en que, supuestamente, las tensiones se est¨¢n aliviando. Y digo supuestamente porque, en este momento de pandemia, seguimos el Diario Oficial todos los d¨ªas. Cuando vemos actos como los vetos al plan de emergencia para los ind¨ªgenas, vemos que la tensi¨®n no est¨¢ disminuyendo en absoluto. El segundo elemento es la dificultad de identificar esta sistematicidad en los ataques a los intentos de controlar la pandemia. Diariamente, estos elementos se interpretan como vulgaridad, ligereza, incompetencia. Pero esta l¨ªnea del tiempo con acciones concretas, que demuestra el ataque sistem¨¢tico a la salud p¨²blica, es menos visible. Creo que muchas personas, con las mejores intenciones, dicen que no servir¨¢ de nada discutir si se caracterizan o no como cr¨ªmenes de lesa humanidad porque es una cuesti¨®n pol¨ªtica, porque ser¨ªa un caso para el sistema de control de derechos humanos, donde el Estado puede ser responsabilizado. Yo no estoy de acuerdo con esto. Creo que hay personas que act¨²an de manera sistem¨¢tica contra la salud p¨²blica y la vida de los brasile?os. Me ser¨ªa dif¨ªcil decir que establecer la muerte de m¨¢s de 80.000 personas como un crimen de lesa humanidad es banalizar la palabra genocidio. Y no solo por la cantidad de personas, sino principalmente ¡ªes importante repetirlo¡ª porque estas muertes se pod¨ªan evitar.

P. ?Dir¨ªa que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, es un genocida?

R. Digo que es necesario investigar la acusaci¨®n de genocidio con relaci¨®n al presidente de Brasil. Si queremos darle densidad t¨¦cnica a este debate, no podemos condenarlo antes del juicio. Debemos denunciar y esperar la decisi¨®n. Tanto es as¨ª que, en el periodismo, cuando alguien es acusado de un delito, os refer¨ªs a ¨¦l como sospechoso. Creo que es un valor que hay que preservar. Creo que el presidente de Brasil es sospechoso de cometer cr¨ªmenes de lesa humanidad, incluido el genocidio. Y el camino por el que formulamos esta acusaci¨®n es un camino importante para la sociedad brasile?a, porque es otra indicaci¨®n de la gravedad de lo que sucede. Y algunas personas lo ven de una manera muy irresponsable. Permitir que estos comportamientos existan y se repitan es muy grave. Tenemos que discutir con la tranquilidad y seriedad que este tipo de asuntos requieren. Y no prejuzgar forma parte de esta discusi¨®n. No referirse a alguien que a¨²n no ha sido condenado como si ya lo hubiera sido. Pero no tengo ning¨²n problema en decir que varias autoridades brasile?as, entre ellas el presidente de la Rep¨²blica, me parecen sospechosas de haber cometido cr¨ªmenes de lesa humanidad y deben ser investigadas.

Eliane Brum es escritora, periodista y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes - o avesso da lenda, A vida que ningu¨¦m v¨º, O olho da rua, A menina quebrada, Meus desacontecimentos, y de la novela Uma duas.

Traducci¨®n de Meritxell Almarza

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