Transparencia
La opacidad de la Casa Real azuza chismes, alimenta sospechas y vitamina el falso relato de una presunta huida
Ayer se cumpli¨® una semana desde que el em¨¦rito desaloj¨® su domicilio y sali¨® de Espa?a. Y hoy, de la comparecencia de Pedro S¨¢nchez dando cuenta de los (correctos) principios institucionales con que actu¨® su Gobierno en este asunto, y derivando las explicaciones (sobre los detalles) a la Zarzuela, porque fue esta quien impuls¨® la decisi¨®n, pact¨® con el exmonarca y endos¨® sus explicaciones en un comunicado oficial.
La opacidad que ha practicado su aparato administrativo durante una semana eterna ha perjudicado severamente a la propia instituci¨®n de la jefatura del Estado. Porque ocultar el destino del viaje, el lugar donde se establecer¨¢, las provisiones log¨ªsticas de su eventual vuelta para responder a la Justicia o la suficiencia de los dispositivos de seguridad es inane, ya que el secretismo suele perder la partida ante los tel¨¦fonos m¨®viles.
Adem¨¢s azuza chismes, alimenta sospechas, vitamina el falso relato de una presunta huida y nutre aviesas teor¨ªas conspiranoicas de complicidades inexistentes. ?Alguien donde toca sigue los medios, los programas del coraz¨®n y de entretenimiento? ?Alguien pisa de verdad la calle? Compru¨¦benlo, la erosi¨®n institucional de la Monarqu¨ªa parlamentaria ante la opini¨®n tiende a ser ¡ªtambi¨¦n por causa de sus silencios¡ª exponencial.
Pero, peor a¨²n, la ausente transparencia ¡ªrequisito, pilar y term¨®metro de las democracias¡ª constituye un rev¨¦s para el constitucionalismo y una mella al derecho fundamental de los ciudadanos espa?oles a recibir informaci¨®n veraz: si se pact¨® algo en contra de este derecho, revi¨¦rtase.
El mensaje oficioso del equipo que encabeza Jaime Alfons¨ªn ¡ªun abogado del Estado al que esa condici¨®n le dota de conocimiento cabal de la arquitectura jur¨ªdica del Estado¡ª de que se retiene informaci¨®n porque el em¨¦rito es un ciudadano privado resulta penoso, am¨¦n de incorrecto.
Pues, adem¨¢s de haber encabezado el Estado durante casi medio siglo, el ciudadano Borb¨®n pertenece a la Familia Real, es el tercero en la l¨ªnea de sucesi¨®n (como ha argumentado impecablemente el expresidente del Tribunal Constitucional Pedro Cruz Villal¨®n, EL PA?S, 8/8/2020), goza del t¨ªtulo honor¨ªfico de rey y de una indispensable protecci¨®n securitaria proporcionada por el presupuesto p¨²blico.
La contrapartida a esos privilegios es el derecho reforzado de los ciudadanos a saber.
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