Templos vers¨¢tiles
La pandemia podr¨ªa ser una oportunidad para rescatar viejas iglesias, d¨¢ndoles nuevos usos comunitarios, fieles a su esp¨ªritu originario
Es un debate que emerge cada cierto tiempo en Europa, ?qu¨¦ hacer con las iglesias que ya no reciben fieles? Desafortunadamente, sean propiedad del Estado o la Iglesia, muchos de nuestros viejos templos resultan cada vez m¨¢s onerosos de mantener. Con una comunidad creyente practicante que mengua, su funcionalidad religiosa se resiente. En algunos casos, su valor en tanto obras de arte y lugares de atractivo tur¨ªstico justifican la financiaci¨®n de su restauraci¨®n y mantenimiento. En otros, no es posible encontrar suficientes medios para garantizar su supervivencia, incluso cuando conservan un valor simb¨®lico y afectivo para la comunidad local.
Cuando ardi¨® la catedral de Notre Dame de Par¨ªs el a?o pasado y se comenz¨® a debatir su reconstrucci¨®n, el arquitecto Eric Cassar recordaba que las catedrales son espacios cuyos usos han evolucionado a lo largo de los siglos. ¡°?Por qu¨¦ no deber¨ªan seguir evolucionando?¡±, interrogaba. Conservar su dimensi¨®n espiritual, convirti¨¦ndolos en ¡°iglesias sin religi¨®n¡±, lugares de desconexi¨®n para los acelerados ciudadanos del siglo XXI, era su particular propuesta. Los pa¨ªses de tradici¨®n protestante, como Pa¨ªses Bajos y Reino Unido, han solido estar a la vanguardia en cuanto a deconsagrar y darles nuevo uso, p¨²blico o privado, a sus templos ¡ªen ellos se alojan desde pubs hasta bibliotecas y centros de salud¡ª. Pero tambi¨¦n hallamos iglesias convertidas en hoteles y discotecas en pa¨ªses de profunda tradici¨®n cat¨®lica como Italia. En Espa?a, aunque proporcionalmente menos, hay casos llamativos, como la Iglesia Skate, antigua iglesia de Santa B¨¢rbara, en Llanera (Asturias) ¡ªun original proyecto para los amantes del skate y el arte urbano.
Dec¨ªa el fil¨®sofo chino Lao Tse en una conocida cita que ¡°abrimos puertas y ventanas en las paredes de una habitaci¨®n para darle forma, pero es por sus espacios vac¨ªos que podemos utilizarla¡±. El espacio vac¨ªo permite versatilidad; un valor cada vez m¨¢s apreciado por los arquitectos. En sociedades cuyos h¨¢bitos tecnol¨®gicos evolucionan con rapidez, crecientemente expuestas a situaciones clim¨¢ticas inciertas y otras amenazas globales, como la actual pandemia; los espacios flexibles, f¨¢cilmente adaptables a emergencias y realidades coyunturales, son esenciales para la vida colectiva. Es posible que la arquitectura de muchos de nuestros templos, en sus diferentes escalas, responda bastante bien a este criterio. Al fin y al cabo, su estructura deriva originalmente de las bas¨ªlicas romanas, espacios aut¨¦nticamente multifuncionales, donde, ya pod¨ªan comprarse y venderse mercanc¨ªas, como resolverse asuntos p¨²blicos. Ahora que se debate con ah¨ªnco c¨®mo organizar la ense?anza durante la pandemia, y sin menoscabo de los retos jur¨ªdicos y administrativos que pueda entra?ar, cabr¨ªa considerar las iglesias como potenciales aulas en donde recibir grupos de alumnos y ofrecer clases presenciales. En principio, no deber¨ªa ser necesario hacer grandes intervenciones en sus interiores para adaptarlos a esta funci¨®n. O, al igual que lo han hecho las iglesias neoyorquinas, algunos de nuestros templos podr¨ªan, asimismo, alojar centros m¨¦dicos b¨¢sicos donde realizar pruebas de coronavirus. La pandemia podr¨ªa ser una oportunidad para rescatar viejas iglesias, d¨¢ndoles nuevos usos comunitarios, fieles a su esp¨ªritu originario.
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