Fracaso colectivo
Ahora toca hacer balance y reformar; humildad, no orgullo; concordia, no disenso; apoyo mutuo, no insolidaridad
Lo sabemos bien, la limpieza de una ciudad no depende ¨²nicamente de c¨®mo de buenos sean sus dirigentes. Si sus vecinos no cooperan e insisten en ensuciarla no es mucho lo que aquellos puedan hacer. Con la covid ocurre algo parecido, aunque en este caso, al menos en nuestro pa¨ªs, hemos fallado las dos partes, ciudadanos y pol¨ªticos. Tenemos los peores n¨²meros entre el grupo de los pa¨ªses desarrollados. Y esto no solo sale a la luz viendo los datos, lo dicen tambi¨¦n los propios ciudadanos. En una encuesta de Gallup publicada por The Guardian entre habitantes de 14 pa¨ªses, aparec¨ªamos solo por detr¨¢s del Reino Unido y Estados Unidos como los que peor enjuician la gesti¨®n de la crisis. Por tanto, el balance que podemos hacer no es muy edificante. Basta de excusas, lo estamos haciendo rematadamente mal. La cuesti¨®n es ?por qu¨¦? ?Qu¨¦ es lo que ha fallado? Y, ?c¨®mo podemos salir de esta?
Mi tesis es que todos somos responsables, con las excepciones de rigor, como los trabajadores sanitarios, que lo han dado todo. Y algunos son tambi¨¦n m¨¢s responsables que otros. Por ejemplo, los pol¨ªticos y nuestro propio orden institucional. La famosa cogobernanza ha resultado al final que consist¨ªa en eso de ahora me pongo yo y, ?buena suerte! luego os toca a vosotras, comunidades aut¨®nomas. ?No estabais tan deseosas de tomar el mando? Cuando un bronceado presidente del Gobierno apareci¨® el otro d¨ªa ofreci¨¦ndose a facilitar la gesti¨®n jur¨ªdica y recurrir al Ej¨¦rcito impl¨ªcitamente ven¨ªa a escenificar que con eso ya estaba cumpliendo, que la responsabilidad era de ellas. Nosotros ya hicimos lo que nos tocaba. Vosotras os trag¨¢is el marr¨®n. Y aquellas, tan deseosas de ejercerlo durante el confinamiento, se muestran ahora cr¨ªticas hacia la ausencia de liderazgo central. Cada cual act¨²a escurriendo el bulto, el culpable siempre es otro.
Sin embargo, no hay nada peor para una democracia que emborronar el rendimiento de cuentas, que el ciudadano no sepa evaluar la responsabilidad de cada cual. Y que no se lidere, que no haya nadie realmente al mando. Los pol¨ªticos se sienten seguros porque conf¨ªan en sus relatos y en mantener prietas las filas de los suyos. Pero esta crisis ya no va de unos u otros, sino de todos; est¨¢ en juego el sistema social y econ¨®mico en su conjunto. Por eso mismo es tan importante que rompamos con su juego de la culpa y el buscar chivos expiatorios. Afrontemos la realidad, responsables somos (casi) todos. Tambi¨¦n los medios, o los ciudadanos, que hemos estado jugando colectivamente al free-rider (el gorr¨®n): todos nos beneficiamos de que se cumplan las directrices de comportamiento, pero yo voy a mi aire. El sector tur¨ªstico no se lo han cargado los de fuera, hemos sido nosotros mismos. Y dejemos de pensar que Europa ya nos arreglar¨¢ los problemas, como si fu¨¦ramos menores de edad.
Esta certeza de fracaso colectivo deber¨ªa ser el revulsivo para motivarnos a actuar concertadamente, conscientes de nuestras debilidades ¡ªla mayor de todas son nuestros antagonismos¡ª y de nuestras fortalezas, que las tenemos. Ahora toca hacer balance y reformar; humildad, no orgullo; concordia, no disenso; apoyo mutuo, no insolidaridad. La primera ocasi¨®n la tenemos a la vuelta de la esquina, con los Presupuestos. Ah¨ª veremos c¨®mo se retrata cada cual. Tomaremos nota.
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