Pol¨ªtica basura
Hay mucho margen para hacer oposici¨®n a cara de perro, para polemizar dentro y fuera del Congreso, pero ningunear los Presupuestos con ese espect¨¢culo de narcisismos ideol¨®gicos es tierra quemada
El PP veta la negociaci¨®n con el Gobierno de las izquierdas, Podemos y Esquerra vetan a la derecha, el PSOE veta a Vox, Cs veta la fiscalidad de Podemos, el PNV defiende la l¨®gica de excluir a Arrimadas, BNG y Bildu vetan, Vox veta¡ Aplicando el cl¨¢sico Test del Pato, si act¨²an como una vetocracia, se pronuncian como una vetocracia y parecen una vetocracia, es que son una vetocracia. Ya no se trata de que tus se?as de identidad est¨¦n definidas por el perfil de tu adversario ¡ªalgo muy mediocre¡ª sino directamente por su exclusi¨®n.
Todo esto podr¨ªa ser un modo est¨²pido de hacer mala pol¨ªtica en cualquier circunstancia; pero medio mill¨®n de contagiados despu¨¦s, con una estela oficial de 30.000 muertos (extraoficialmente al menos el doble), algo deber¨ªa haber cambiado. En un momento como ¨¦ste, con la econom¨ªa arrasada y los servicios p¨²blicos bajo el volc¨¢n, la gesti¨®n deber¨ªa optimizarse. Hay mucho margen para hacer oposici¨®n a cara de perro, para polemizar dentro y fuera del Congreso, pero ningunear los Presupuestos con ese espect¨¢culo de narcisismos ideol¨®gicos es tierra quemada. Claro que resulta dif¨ªcil entender que el PP se niegue a negociar los presupuestos antes de conocer el documento, pero tambi¨¦n que el PSOE negocie antes de darle a conocer el documento. Lo l¨®gico ser¨ªa que los pronunciamientos de todos ellos no expresaran prejuicios ideol¨®gicos sino valoraciones reales. Al menos disponiendo de las grandes l¨ªneas del presupuesto. Que el Gobierno no haya ofrecido ning¨²n documento previo delata que previsiblemente est¨¢ m¨¢s c¨®modo dejando que algunos se retraten como obstruccionistas radicales con sus titulares maximalistas.
La estrategia de Cs es lo ¨²nico que ha roto este bloquismo frentista, hasta cierto punto. Eso ha descolocado sobre todo a Iglesias, patrocinador obsesivo de la mayor¨ªa de la investidura. Esta vez ERC se ha avenido a negociar, a cambio de la mesa con el soberanismo. Pero Esquerra, desde que boicote¨® los presupuestos de 2019 y abri¨® el extenuante ciclo electoral del ¨²ltimo a?o, rara vez ha estado dispuesta a contribuir a la gobernabilidad. Su mensaje en la investidura fue ¡°la gobernabilidad de Espa?a me importa un comino¡±. Ayer la portavoz del Gobierno aclar¨® que a todos les une ¡°el amor por Espa?a¡±. En fin, nada facilita un debate racional.
ERC reclama a Torra que acuda la mesa porque no hacerlo ser¨ªa ¡°antipol¨ªtica¡±, y a la vez reitera que hay que sacar a Cs de la negociaci¨®n. Marca de la casa. A Esquerra s¨®lo le interesa neutralizar a Torra, que mantiene el Govern al servicio de Puigdemont para acabar de desguazar Convergencia y revitalizar su liderazgo. Unos y otros son socios en Catalu?a y llevan a?os desafiando el orden constitucional. Y en esa realidad pol¨ªtica, los argumentos sobre el compromiso moral con los presupuestos al servicio de la ciudadan¨ªa dan para lo que dan.
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