Un problema de tres
La detenci¨®n de la opositora bielorrusa Mar¨ªa Kolesnikova es un nuevo e intolerable paso del r¨¦gimen de Lukashenko
La detenci¨®n de la opositora bielorrusa Mar¨ªa Kolesnikova es un nuevo e intolerable paso del r¨¦gimen autoritario del presidente Aleksandr Lukashenko para intentar acallar las protestas que en todo el pa¨ªs exigen su democratizaci¨®n y el respeto a los derechos humanos.
Lukashenko, en el poder desde 1994, trata de responder as¨ª al fracaso de su ya habitual estrategia para mantenerse en el poder mediante la reelecci¨®n consecutiva en elecciones que no re¨²nen las condiciones necesarias. La gota que ha colmado el vaso de la ciudadan¨ªa bielorrusa fueron los comicios del pasado 9 de agosto, tras los cuales Lukashenko reclam¨® de nuevo el poder ¡ªsu sexto mandato¡ª presentando un 80% de votos a su favor a pesar de la existencia evidente de pruebas de fraude. El rechazo ha sido masivo y ni las 7.000 detenciones practicadas en los primeros cuatro d¨ªas, ni los cientos de denuncias de malos tratos e incluso torturas en los centros de detenci¨®n han amedrentando a una poblaci¨®n que considera, con raz¨®n, que Lukashenko no forma parte de la soluci¨®n a los problemas de Bielorrusia. Es m¨¢s, ¨¦l es el principal problema.
Aplicando t¨¦cnicas de manual de cualquier r¨¦gimen autoritario, y ante las manifestaciones diarias, Lukashenko tambi¨¦n ha recurrido a las detenciones ¡°ejemplarizantes¡±, por ejemplo, de famosos presentadores de televisi¨®n que han sido obligados a disculparse por sus ¡°errores¡±. Y el siguiente paso dado ha sido la persecuci¨®n de la oposici¨®n pol¨ªtica encarnada en un incipiente movimiento llamado Consejo de Coordinaci¨®n que reclama tres cosas b¨¢sicas: una transici¨®n pac¨ªfica, la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos y la celebraci¨®n de elecciones. A alguno de sus l¨ªderes los ha expulsado, como ha asegurado el Gobierno de la vecina Ucrania. Pero con otros, como en el caso de Kolesnikova, no ha podido, entre otras cosas, porque esta figura opositora, en un gesto de valent¨ªa porque le obliga a permanecer en el pa¨ªs, logr¨® romper el pasaporte en la misma frontera.
A pesar del intento de Lukashenko de mantener a Bielorrusia en el t¨²nel del tiempo, es evidente que este pa¨ªs atraviesa una convulsi¨®n social que puede tener importantes consecuencias en el equilibrio europeo. De un lado, Rusia no estar¨¢ dispuesta a que suceda en esta naci¨®n ¡ªestrat¨¦gica para sus intereses¡ª lo mismo que en Ucrania, pa¨ªs que ha salido de su esfera de influencia y con el que vive un conflicto armado de baja intensidad. Por otra parte, la Uni¨®n Europea, por sus propios principios, no puede hacer o¨ªdos sordos a la leg¨ªtima reclamaci¨®n de libertad de los ciudadanos de un pa¨ªs europeo. La soluci¨®n no pasa solo por lo que suceda en Minsk, sino tambi¨¦n ¡ªy es posible que mucho m¨¢s¡ª por Mosc¨². Lo ideal, es que Bruselas completara el tri¨¢ngulo.
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