Violencia impune
Las agresiones a las mujeres es un fen¨®meno estructural que necesita intervenciones m¨¢s tempranas
El 57,3% de las mujeres mayores de 16 a?os, es decir, casi seis de cada diez, 11,6 millones en total, ha sufrido a lo largo de su vida alg¨²n tipo de violencia machista en Espa?a. Una de cada cinco la ha sufrido en el ¨²ltimo a?o. La cifra indica lo extendida que est¨¢ a¨²n la cultura que hace posible que un hombre se sienta con derecho a agredir a las mujeres y recurrir a la presi¨®n e incluso a la violencia f¨ªsica o psicol¨®gica para lograr sus prop¨®sitos. Los datos de la ¨²ltima macroencuesta sobre violencia contra las mujeres ¡ªen la que han participado m¨¢s de 9.500 encuestadas¡ª revelan lo dif¨ªcil que resulta avanzar en la erradicaci¨®n de esta lacra. Y tambi¨¦n el manto de impunidad que cubre estas agresiones.
La mayor parte de las agresiones queda sin sanci¨®n porque las v¨ªctimas renuncian a presentar denuncia o pedir ayuda. Solo el 22% de las mujeres que ha sufrido violencia por parte de sus parejas lo ha denunciado. Y en el caso de las agresiones sexuales fuera de la pareja, el dato es todav¨ªa m¨¢s desolador: apenas el 8% de las mujeres que las sufri¨® present¨® denuncia. Pero lo m¨¢s preocupante son las razones por las que las que padecen estas embestidas dicen haber desistido de hacerlo: por ser menor de edad (35% de los casos), por verg¨¹enza (25,9%), por miedo a no ser cre¨ªda (20,8%) y por miedo al agresor (11,8%), entre otros motivos.
Todos estos datos indican que muchas mujeres han interiorizado que no encontrar¨¢n suficiente ayuda y apoyo institucional si deciden denunciar el acoso o la violencia sexual que sufren, lo que en muchos casos puede conducir a un sentimiento de indefensi¨®n e impotencia que afecta gravemente al equilibrio emocional de la v¨ªctima. El 38% de las mujeres violadas reconoce haber tenido pensamientos suicidas.
El hecho de que un alto porcentaje de mujeres j¨®venes sean tambi¨¦n v¨ªctimas de agresiones sexuales podr¨ªa llevar a la conclusi¨®n de que la violencia machista est¨¢ enquistada y que las medidas emprendidas para erradicarla no son efectivas. Obviamente, sin esas medidas la situaci¨®n podr¨ªa ser mucho peor, pero no podemos darnos por satisfechos. Seguramente las mujeres j¨®venes toleran mucho menos y denuncian m¨¢s este tipo de agresiones, y eso ya es un avance. Pero para que la violencia desaparezca tienen que producirse cambios sociales y culturales profundos, entre ellos un replanteamiento general de la identidad masculina. Adem¨¢s de proteger a las v¨ªctimas, las pol¨ªticas p¨²blicas tienen que incidir sobre los mecanismos que refuerzan la cultura machista y los roles sexistas. La violencia contra las mujeres es un fen¨®meno estructural que exige intervenciones mucho m¨¢s tempranas y m¨¢s orientadas a la prevenci¨®n que a la reparaci¨®n una vez que el da?o ya se ha producido.
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