Derrame, saqueo y desguace
Venezuela no solo ha dejado de producir, refinar y exportar petr¨®leo, sino que la llamada Pdvsa ¡°roja-rojita¡± es hoy culpable de 6.820 derrames t¨®xicos, tan solo en la ¨²ltima d¨¦cada
Fue en los a?os 90 cuando la industria petrolera mundial decidi¨® vestirse de verde.
Los historiadores de la comunicaci¨®n corporativa se?alan que todo comenz¨® con el asesinato de Ken Saro Wiwa, escritor y activista ambiental nigeriano que denunci¨® con valent¨ªa la dictadura del corrupto general Sani Abacha, y tambi¨¦n a la petrolera anglo-holandesa Royal Dutch Shell, como responsables del grave da?o ambiental causado en perjuicio del pueblo Ogoni, en el Estado de Rivers, su tierra natal.
Saro Wiwa fue un hombre de excepcionales talentos ¨C novelista, acad¨¦mico, activista y hasta figura de la televisi¨®n local¡ª que lleg¨® a figurar en la lista corta de candidatos al Premio Nobel de Literatura.
Su arresto y el ama?ado juicio por sedici¨®n a que fue sometido antes de ser vilmente colgado en Port Harcourt, en 1995, desataron reacciones de repudio en tres continentes. ¡°Shell enfrent¨® un desastre en sus relaciones p¨²blicas ¨C narr¨® el desaparecido escritor estadounidense Peter Maass en su libro Crude World: The violent twilight of oil¡ª luego de la ejecuci¨®n de Saro Wiwa pues se consider¨® que la compa?¨ªa hab¨ªa alentado al gobierno militar a eliminar esta espina humana clavada en su hoja de balance¡±.
El asesinato de Saro Wiwa condujo a un boicot de productos Shell en el Reino Unido y Estados Unidos; en respuesta a ello, la transnacional destin¨® parte de sus ingresos a financiar proyectos de desarrollo en el Tercer Mundo.
A partir de entonces la paleta de la publicidad corporativa de las petroleras ¡ªque a¨²n puede verse, por ejemplo, en The Economist¡ª, se llen¨® del verde -aduanero Rousseau- y el amarillo girasol van Goh. La f¨®rmula ¡°desarrollo sostenible¡± se hizo de rigor igual que las fotos panor¨¢micas de sembrad¨ªos de sorgo, pr¨ªstinos lagos patag¨®nicos, bosques de con¨ªferas y reservas aviarias. El logo de la empresa mixta colombiana Ecopetrol es una simp¨¢tica iguana que, en un bosque h¨²medo tropical, saluda al sol en postura yogui.
El impacto ambiental que la era del petr¨®leo ha dejado en el planeta durante los ¨²ltimos 170 a?os se ensa?¨® en las cuencas sedimentarias que dieron lugar a los grandes deltas del planeta : Misisipi, N¨ªger, Orinoco. Nada hay m¨¢s lleno de vida vegetal y animal que un delta y, al mismo tiempo, nada hay m¨¢s fr¨¢gil. Nada m¨¢s hip¨®crita, tampoco, que una transnacional petrolera cuando blasona de conciencia ambiental.
A decir verdad, no hay sistema ecol¨®gico que, expuesto a la intrusi¨®n de cabr¨ªas y taladros, plataformas de perforaci¨®n, oleductos y tanqueros, no pueda verse afectado, irreversiblemente en muchos casos, ya se trate de grandes cuerpos de agua confinados por tierra firme, como el Golfo de M¨¦xico, o fiordos sub¨¢rticos o arrecifes coralinos y bosques de mangle costeros como los de Venezuela.
Fue justamente la cuenca del Golfo de M¨¦xico la v¨ªctima del hasta hoy m¨¢s grande accidente de perforaci¨®n jam¨¢s registrado: el estallido y hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon, a unos 70 kil¨®metros de la costa de Louisiana, en abril de 2010. El derrame alcanz¨® m¨¢s de cinco millones de barriles de petr¨®leo y cre¨® una mancha de 150000 kil¨®metros cuadrados. Los da?os se calculan en 20000 millones de d¨®lares, casi 10000 personas perdieron su forma de sustento, la empresa perdi¨® un tercio de su valor de mercado.
Contra antecedentes de ese rango es que debe juzgarse el extraordinario r¨¦cord de miles de horas sin accidentes que durante casi treinta a?os acumul¨® Petr¨®leos de Venezuela, desde su fundaci¨®n en 1976 hasta el apresamiento de que fue objeto por Hugo Ch¨¢vez en 2003. El punitivo despido masivo de casi 20000 gerentes y t¨¦cnicos opositores deja ver hoy sus nefastos resultados.
Venezuela no solo ha dejado de producir, refinar y exportar petr¨®leo, sino que la llamada Pdvsa ¡°roja-rojita¡± es hoy culpable de 6.820 derrames t¨®xicos, tan solo en la ¨²ltima d¨¦cada. El total derramado en este tiempo pasa de 856.000 barriles de petr¨®leo, sin contar los recientes derrames que hoy contaminan las costas de Falc¨®n, al occidente del pa¨ªs.
El origen de los derrames son los fracasados intentos de echar a andar el aparato refinador de la industria petroqu¨ªmica venezolana, destruido por completo tras casi veinte a?os de despilfarro, incuria y saqueo. La falta total de gasolina ha paralizado al pa¨ªs. La dictadura no dispone ya de dinero para importarla y distribuirla a precio subsidiado. As¨ª que, una vez m¨¢s, mi pa¨ªs aguarda la llegada de improbables, furtivos tanqueros iran¨ªes. Las sanciones estadounidenses agravan sin duda la iliquidez del r¨¦gimen. No hubo m¨¢s camino que reactivar las refiner¨ªas.
Pero las refiner¨ªas venezolanas, inutilizadas durante la era chavista-madurista por la falta de mantenimiento, desinversi¨®n y la incuria de un mal pagado personal, sencillamente no han respondido a los fren¨¦ticos intentos de echarlas a andar de nuevo. Por el contrario, su extrema disfunci¨®n es la causante de los derrames de crudo. Sucesivos incendios han cobrado la vida de decenas de trabajadores.
Tal es el estrago de la industria en su conjunto que en la Faja del Orinoco se cuentan por miles los operarios petroleros que, ¨²ltimamente, no hallaban mejor forma de sobrevivir que desguazar y revender valioso equipo industrial. Este comercio sostuvo a duras penas la magra producci¨®n de empresas conjuntas con Rusia y otros pa¨ªses parcialmente activas en la Faja. Funcionaba como sigue.
La cabeza de un ¨¦mbolo desaparec¨ªa y se reportaba da?ada. Se ordenaba la compra de un ¨¦mbolo de recambio. Al llegar esta, reaparec¨ªa la pieza extraviada y la nueva se ofrec¨ªa en venta a precio de oro. Un cl¨¢sico de la corrupci¨®n reminiscente de la industria petrolera en la antigua URSS y sus sat¨¦lites. Ignoro hasta qu¨¦ grado las sanciones estadounidenses embaracen hoy estas operaciones.
Sin embargo, una clara muestra de colapso total de la industria es el aviso oficial que en estos d¨ªas dirige la dictadura a los contratistas que se animen a intentar poner en funcionamiento una refiner¨ªa.
Maduro pagar¨ªa, no en d¨®lares, sino con secciones enteras de la planta f¨ªsica de otras refiner¨ªas, tan en mal estado estas, que han quedado, como el resto del pa¨ªs, para el desguace y el remate.
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