Pol¨ªtica con mascarilla
La famosa cogobernanza ha resultado ser una a?agaza para difuminar la asunci¨®n de responsabilidades y sacar ventaja de los errores de la otra parte
Se habr¨¢n fijado. Nuestros pol¨ªticos hablan ahora siempre embozados detr¨¢s de una mascarilla. Pero siguen diciendo m¨¢s o menos lo mismo. Ninguno de nuestros conflictos se ha visto suspendido, todos mantienen su fuerza. Los mismos aspavientos e imprecaciones, solo que ahora con mascarilla. No parecen haber tomado conciencia de que si la llevan es porque algo extraordinario ha interferido en nuestras vidas que deber¨ªa hacerles cambiar de registro. Es como si la pandemia fuera un epifen¨®meno, una an¨¦cdota casi. Nuestro PIB cae a plomo, casi igual que nuestro prestigio como pa¨ªs, y Torra, Casado y tutti quanti siguen con lo suyo. Por no hablar de la moci¨®n de censura de Vox, que acabar¨¢ teniendo tintes surrealistas.
?Se acuerdan cuando en medio del confinamiento intelectuales de renombre nos hablaban de la gran cesura que iba a introducir esta epidemia en el devenir de nuestras sociedades? M¨¢s comunitarismo, menos individualismo, mayor reconocimiento a quienes se ocupan de las tareas esenciales, etc¨¦tera. Algunos se atrevieron incluso a desempolvar las palabras de Sarkozy con motivo de la anterior crisis: ?la ¡°reinvenci¨®n del capitalismo¡±! Todo humo. Que se lo digan a los humildes habitantes de las zonas de Madrid donde tendr¨¢n efecto las nuevas medidas ¡ªlos m¨¢s menesterosos siempre acaban pagando la factura¡ª, o al sobrecargado sector sanitario y educativo.
De todo este marasmo provocado por la pandemia solo salen con la cabeza alta quienes han optado por la buena gesti¨®n y estrategias pol¨ªticas de cooperaci¨®n, no por la ideolog¨ªa y el ¡°discurso¡±. Entre estos ¨²ltimos se encuentran, como es de imaginar, los Estados Unidos de Trump, donde la incertidumbre cient¨ªfica inicial sobre el virus hizo estallar las teor¨ªas de la conspiraci¨®n. La pol¨ªtica de los ¡°hechos alternativos¡± sigui¨® su marcha como si tal cosa, y as¨ª les va. Aqu¨ª tambi¨¦n. Aquellos que gritaban ¡°libertad¡± son, parad¨®jicamente, los que acusan al Gobierno de asesinato masivo. Y quienes, en nombre de esa misma libertad, provocaron una desescalada irresponsable, como Ayuso, se encuentran ahora con que ya no pueden combatir la pandemia sin retractarse a fondo de sus postulados iniciales y pidiendo ayuda a quien antes ve¨ªan como el gran responsable.
Lo peor de todo, sin embargo, es contemplar, por seguir con el ejemplo de Madrid, c¨®mo la epidemia se ha puesto al servicio del tacticismo. S¨¢nchez ha dejado que Ayuso fuera quem¨¢ndose a fuego lento y esta solo ha elevado su petici¨®n de auxilio cuando amenazaba una rebeli¨®n. La famosa cogobernanza ha resultado ser una a?agaza para difuminar la asunci¨®n de responsabilidades y sacar ventaja de los errores de la otra parte. Ignoran que lo que a la mayor¨ªa nos importa es la eficacia en este singular combate contra el virus, no qui¨¦n se pone las medallas. Otro tanto nos lo encontramos en la negociaci¨®n del Presupuesto, donde para algunos lo decisivo es a qui¨¦n se excluye, no a qui¨¦n se integra. O si, por mandato ideol¨®gico, se suben o bajan impuestos. Fiat ideolog¨ªa pereat mundus. O eres de los m¨ªos o no hay Presupuesto. Ignoran quiz¨¢ que en momentos estamos todos en el mismo barco. Siguen sin verlo. En efecto, pol¨ªtica con mascarilla, solo que no la llevan tap¨¢ndoles la nariz y la boca, lo que les recubre son los ojos.
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