Sacudirse la pereza
No deber¨ªamos ceder al cansancio frente a la rutina delincuencial que afecta a varias instituciones y personas relevantes
La densa trama de la caja b en la financiaci¨®n ilegal del PP ha llevado a imputar al ministro del Interior durante la etapa de Gobierno de Rajoy. Su responsabilidad en el espionaje al contable B¨¢rcenas y los esfuerzos ilegales por destruir documentos que perjudicaran al partido rebosan de elementos turbios. Pero forma parte de una cadena laber¨ªntica para tratar de minimizar los da?os de unas revelaciones que aparecieron a la luz p¨²blica, en primera instancia, a trav¨¦s de las fotocopias de los libros de anotaciones del gerente. El pistoletazo de salida a una estrategia de obstrucci¨®n y enga?o comenz¨® por presentar a la c¨²pula del partido en una foto en la azotea de la sede y afirmar que el esc¨¢ndalo era solo una campa?a para perjudicarlos. El siguiente paso fue presentar una demanda por falsedad contra este peri¨®dico y asegurar que los papeles de B¨¢rcenas no exist¨ªan. Cuando la demanda fue retirada de los juzgados se hizo con menos ruido que cuando se interpuso. Para entonces, semanas despu¨¦s, no cab¨ªa ninguna duda de que los papeles eran reales, y las anotaciones, de enorme precisi¨®n. Por si faltaba alguna duda, el propio B¨¢rcenas en sede judicial desgran¨® el funcionamiento de esa din¨¢mica recaudatoria para el partido a trav¨¦s de mordidas por contratos p¨²blicos, concursos y concesiones.
Cambi¨® entonces la forma de actuar en la cabeza del partido y, tras la destrucci¨®n del ordenador del contable, se prefiri¨® retomar una corriente de colaboraci¨®n con el propio B¨¢rcenas. Tras dejarlo abandonado al fuego de una opini¨®n p¨²blica que se sent¨ªa insultada, se opt¨® por armonizar las defensas y apaciguar ese pronto tan espa?ol del tirar de la manta. Ahora sabemos que la operaci¨®n de espionaje fue no solo una indignidad, sino tambi¨¦n una chapuza. Como en todos los gastos y perjuicios derivados de este caso, los fondos sal¨ªan del erario p¨²blico. Lo cual tiene una gravedad mayor, pues suced¨ªa en tiempos de enorme crisis econ¨®mica y restaba recursos para lo que ha venido detr¨¢s, el agujero contable m¨¢s grande de nuestra historia. M¨¢s all¨¢ de las responsabilidades pol¨ªticas y el recorrido judicial, lo que queda es un regusto triste y descorazonador. ?Tiene arreglo el sistema de financiaci¨®n de los partidos? ?Es la ciudadan¨ªa consciente de su corresponsabilidad en muchas de las cosas que suceden por su escasa implicaci¨®n en propiciar la limpieza institucional? ?Se llegar¨¢ al final de la trama y se recuperar¨¢ el dinero malgastado?
De entre todos los detalles funestos, hay uno que perturba m¨¢s si cabe. Al ch¨®fer de B¨¢rcenas, que actuaba de informador a sueldo, se le garantiz¨® un puesto en la polic¨ªa. Y para pasmo general resulta que lo logr¨®. Podr¨ªa esto unirse a la turbia retah¨ªla de colocaciones y titulaciones universitarias fraudulentas, a esos resultados brillantes en oposiciones ama?adas y tendr¨ªamos una cadena invisible de favores y prebendas realmente espeluznante. Por la salud de nuestra democracia, estos casos necesitan una investigaci¨®n profunda, sin zancadillas de las partes ni la habitual escasez de medios para culminar una instrucci¨®n contundente. No deber¨ªamos ceder al cansancio frente a esta rutina delincuencial, que afecta a varias instituciones y personas relevantes, sino sacudirnos la pereza y, porque corren tiempos de escasez, exigir la reparaci¨®n de todos los da?os causados al conjunto de la sociedad espa?ola.
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