Google fotos
Cuando menos te lo esperas, el m¨®vil te asalta con una r¨¢faga de fotos de lo que estabas haciendo tal d¨ªa como hoy hace uno, dos, tres, cuatro a?os. Seg¨²n c¨®mo te pille, el atraco te hace gracia o te hace polvo
De repente, cuando menos te lo esperas, el m¨®vil te asalta con una r¨¢faga de fotos de lo que estabas haciendo tal d¨ªa como hoy hace uno, dos, tres, cuatro a?os. Seg¨²n c¨®mo te pille, el atraco te hace gracia o te hace polvo. Una vez que empieza no puedes pararlo y ves desfilar tu vida, tu gente, tu mundo y tu yo del pasado con tus ojos de ahora mismo. Como el algoritmo elige las estampas que quiere y no las que t¨² quisieras, te llevas sorpresas, no siempre gratas. Aparte de constatar c¨®mo se estropean los cuerpos, y las jetas, y de que en aquella foto en la que te ve¨ªas vieja, fea y gorda ahora te ves divina, la pantalla te enfrenta con tus fantasmas. Sitios que no recuerdas o no olvidar¨¢s mientras vivas. Extra?os que ahora son ¨ªntimos, y viceversa. Gente que ya no est¨¢ en tu vida, o en la vida a secas. Cosas que deber¨ªas haber hecho y no hiciste, o que hiciste y mejor no hubieras hecho. Lo que pudo haber sido y no fue de toda la vida, solo que ahora, adem¨¢s de todo eso, las fotos de anta?o te ponen un nudo en la tr¨¢quea y el bofe en un pu?o.
Ah¨ª estabas t¨², tan pancha. Ah¨ª est¨¢bamos todos, ilusos de nosotros. Sin mascarillas, sin precauciones, abrazando hasta a las farolas, tan felices o desgraciados, sin m¨¢s espadas sobre el cr¨¢neo que las que nos deparara la vida o nos pusi¨¦ramos nosotros mismos. Y aqu¨ª estamos ahora. Viviendo en vilo hasta que el virus quiera. Ya ni nos atrevemos a decir ¡°cuando esto pase¡±, como al principio, porque no tenemos ni idea de cu¨¢ndo ser¨¢ eso. Entonces, camin¨¢bamos hacia la luz del verano, mientras ahora el invierno se nos echa encima sin vislumbrar un fot¨®n al final del t¨²nel. Me pregunto c¨®mo nos veremos en las fotos cuando, en un a?o, dos, tres, cuatro, el m¨®vil nos recuerde estos d¨ªas de ansiedad, cabreo, miedo, estupor y zozobra. Que los cuerpos y las jetas seguir¨¢n estrope¨¢ndose es ley de vida. La cuesti¨®n es cu¨¢nto se estropear¨¢n las cabezas.
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