Esa guerra no es nuestra guerra
Latinoam¨¦rica debe abrirse al mundo de manera que nuestros pa¨ªses no queden atados a ¡°optar¡± entre Estados Unidos y China o se conviertan en terreno de disputa
M¨¢s de 300 barcos con bandera China se asientan en la costa peruana y, al amenazar con sobrepesca, una reacci¨®n: ¡°Per¨² no puede permitirse semejante p¨¦rdida¡±. La advertencia fue hecha por la Embajada de Estados Unidos en Lima mediante una comunicaci¨®n p¨²blica de la semana pasada. La Embajada de China respondi¨®, a las pocas horas, que respetaba el derecho internacional y que a las empresas pesqueras chinas se les exig¨ªa limitarse a "operar en alta mar¡±.
A las pocas horas las unidades de la Marina peruana confirmaban que esas embarcaciones operaban m¨¢s all¨¢ de las 200 millas de soberan¨ªa mar¨ªtima. M¨¢s all¨¢ del hecho y del empuj¨®n a Per¨² a colisionar con China, el cruce de comunicaciones pon¨ªa de manifiesto el ¡°rebote¡± en un pa¨ªs latinoamericano de la nueva guerra fr¨ªa.
T¨¦rmino que empieza a ser usado hasta en las Naciones Unidas cuando la organizaci¨®n conmemora su 75 aniversario. Lo dijo con todas sus letras el secretario general, Antonio Guterres, al inaugurar la Asamblea General convocando al mundo a ¡°hacer todo lo posible para evitar una nueva guerra fr¨ªa¡± ya que ¡°estamos avanzando en una direcci¨®n muy peligrosa¡±, al referirse a la creciente rivalidad entre los dos pa¨ªses.
Delicada situaci¨®n. Que su foco sea ahora econ¨®mico, comercial y tecnol¨®gico ¨Ca diferencia del enfrentamiento entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica¨C, solo prefigura que ir¨¢n creciendo como ramas frondosas, incluido el militar, que todav¨ªa parece distante pero que en su momento tocar¨¢ a las puertas.
?C¨®mo est¨¢ impactando en la regi¨®n? Tres asuntos son especialmente destacables.
Primero, el mundo de hoy es muy distinto al de la ¡°vieja¡± guerra fr¨ªa con el tel¨®n de fondo de la Doctrina Monroe (¡°Am¨¦rica para los americanos¡±). Dicha doctrina fue dada por fenecida el 2013 por el entonces secretario de Estado John Kerry. Ahora ha sido revivida por el Gobierno de Trump. Su primer secretario de Estado, Rex Tillerson, anunci¨® en 2018, durante un discurso en la Universidad de Texas, que la susodicha doctrina se manten¨ªa vigente. ?Vaya que lo est¨¢n haciendo notar!
El episodio m¨¢s reciente es lo ocurrido en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con la arremetida pol¨ªtica y diplom¨¢tica para hacer elegir como su presidente, contra viento y marea, a un ¡°halc¨®n¡± del c¨ªrculo de Trump, alguien para quien las crecientes relaciones comerciales de Latinoam¨¦rica con China son ¡°contra natura¡±.
Ocurre, sin embargo, que la ¡°bipolaridad¡± que se quiere incentivar con China no tiene nada que ver con la de EE UU y la extinta URSS, adem¨¢s de que el espacio de Latinoam¨¦rica es diferente. China es una potencia econ¨®mica global y es relevante socio comercial y de inversiones en la regi¨®n. Para Argentina, Brasil, Chile, Per¨² y Uruguay ¨Cpor ejemplo¨C es China (y no Estados Unidos o Europa) el principal destino de sus exportaciones. Y, tambi¨¦n, fuente principal de inversi¨®n extranjera para pa¨ªses como Per¨² y otros. Las inversiones chinas en Am¨¦rica Latina crecieron anualmente en 21,8% entre el 2005 y el 2018.
Segundo, el multilateralismo est¨¢ siendo jaqueado. Incluso en la mod¨¦lica Europa, la p¨¦rdida de legitimidad de las instituciones europeas est¨¢ afectando su eficacia y proyecci¨®n. A las propias trabas inerciales de varios espacios multilaterales se ha a?adido la arremetida del Gobierno de Trump en una larga lista de organizaciones a demoler: el medio ambiente y el Acuerdo de Par¨ªs; los derechos humanos y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU; el comercio internacional reglado vs. el sabotaje de EE UU a la Organizaci¨®n Mundial del Comercio; la salud p¨²blica y el retiro de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, etc.
No son parte de esa aplanadora demoledora Europa, Jap¨®n, China y Am¨¦rica Latina. En profec¨ªa autocumplida, mientras EE UU se aleja de cuanto huela a multilateral, China se fortalece en la ONU. Tanto en operaciones de paz como encabezando ya cuatro de las 15 ¡°agencias especializadas¡± de la organizaci¨®n (FAO, OMPI, OACI y UIT).
Tercero, el golpe demoledor que est¨¢ sufriendo Am¨¦rica Latina con la pandemia, la regi¨®n m¨¢s golpeada del mundo, cuya econom¨ªa se contraer¨¢ este a?o al menos 10%. El comercio exterior caer¨¢ en 23%, con sus efectos de desastre en el empleo y aumento de la pobreza. A ello hay que a?adir la m¨¢s grande crisis migratoria de la historia regional con m¨¢s de cinco millones de venezolanos que han emigrado.
Ante este panorama, ?qu¨¦ agenda puede tener entre manos Am¨¦rica Latina? Destacar¨ªa tres asuntos.
En primer lugar, la necesidad de una estrategia para gestionar recursos extraordinarios de cooperaci¨®n mundial, en analog¨ªa con lo que se hizo en Europa con el Plan Marshall. Algo de muy dif¨ªcil concreci¨®n en este contexto global, pero ineludible cuando viene reapareciendo el fantasma de la deuda externa que aumenta con la pandemia para cubrir necesidades fiscales extraordinarias.
Se requiere respuestas ambiciosas de los mecanismos financieros multilaterales: pol¨ªticas, planes y recursos de emergencia de la banca multilateral (BM, BID y CAF). Dentro de esto, por cierto, el BID no deber¨ªa ser convertido en ring de box como se est¨¢ pretendiendo, ni en un arma de EE UU en su guerra fr¨ªa con China (que tambi¨¦n es socio del banco regional y debe seguirlo siendo).
En segundo lugar, enfrentar la fragmentaci¨®n y avanzar en integraci¨®n regional para mejorar el comercio (mercado de escala de 650 millones de habitantes). Tambi¨¦n como espacio de interacci¨®n y coordinaci¨®n que apunte a una interlocuci¨®n, m¨¢s sim¨¦trica, con EE UU, China y Europa. En Am¨¦rica Latina el multilateralismo intrarregional est¨¢ debilitado, pero la regi¨®n mantiene presencia en el multilateralismo global y encuentra frecuentemente interlocuci¨®n con Europa y otros en asuntos conceptuales importantes como el medio ambiente y los derechos humanos.
En tercer lugar, el no alineamiento activo como estrategia. Abri¨¦ndose al mundo, que es lo que corresponde, pero de manera que nuestros pa¨ªses no queden atados a ¡°optar¡± entre EE UU y China o se conviertan en terreno de disputa. Porque se trata de una guerra que no es nuestra guerra.
Con el lema ¡°la uni¨®n hace la fuerza¡±, nuestros pa¨ªses deber¨ªan manejar estrategias concertadas en ese no alineamiento activo. As¨ª, relanzar mecanismos propios de coordinaci¨®n regional en escenarios multilaterales -como ONU, OMC y OMS- hoy debilitados, encontr¨¢ndose all¨ª con Europa, Jap¨®n y otros pa¨ªses. Todo ello, sin la regi¨®n se vea forzada a tomar partido en una guerra ¡ que no es nuestra.
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