Democracia distante
El monarca ingl¨¦s, franc¨¦s o dan¨¦s pod¨ªa decir ¡°elim¨ªnese tal privilegio fiscal¡± de una comunidad y se eliminaba. El espa?ol deb¨ªa llegar a acuerdos mediante reuniones bilaterales. ?Les suena?
A los que no eran del pueblo los llam¨¢bamos forasteros. Aunque solo ¨¦ramos 120 vecinos censados, los de Chalamera (Huesca) siempre supimos que todo aquel que viniera de fuera era distinto a nosotros. Sobre todo si era una autoridad p¨²blica, como el cura que llegaba en bicicleta, el m¨¦dico en su Seat Panda o la Guardia Civil en su luminiscente Nissan Patrol, que irrump¨ªa de noche en las calles sobrevolando la niebla como un ovni.
Y no ¨¦ramos una excepci¨®n. Esta mentalidad, m¨¢s propia del Oeste americano que de una sociedad europea, late en casi todos los pueblos, provincias y autonom¨ªas espa?olas. El intenso apego al terru?o nos diferencia de los pa¨ªses de nuestro entorno y explica nuestra tendencia perenne a la revuelta local frente a la autoridad central, de Fuenteovejuna en la dramaturgia cl¨¢sica a Torra y Ayuso en el teatro pol¨ªtico moderno, pasando por comuneros, carlistas y cantonalistas varios.
Un mito, sostenido tanto por historiadores liberales anglosajones como por intelectuales progresistas espa?oles, es que Espa?a tiene una fuerte raigambre absolutista. Pero, como muestra la economista Regina Grafe tras diseccionar minuciosamente el sistema fiscal del antiguo imperio espa?ol, si algo caracterizaba a nuestros reyes era la necesidad de negociar con los caciques locales. El monarca ingl¨¦s, franc¨¦s o dan¨¦s pod¨ªa decir ¡°elim¨ªnese tal privilegio fiscal¡± de una comunidad y se eliminaba. El espa?ol deb¨ªa llegar a acuerdos con los notables locales, no en los ¨®rganos de discusi¨®n formales (el Senado o los consejos interterritoriales de la ¨¦poca), sino mediante reuniones bilaterales. ?Les suena?
Los reyes espa?oles eran tiranos, pero, como puntualiza Grafe, ¡°tiranos distantes¡±. La luz de su poder no se proyectaba en todo el territorio, sino que era filtrada por infinidad de sombrillas en toda Espa?a. La causa de esa nebulosidad no es el ancestral tribalismo celt¨ªbero, sino la construcci¨®n de los reinos medievales en la lenta reconquista. Los reyes ten¨ªan que conceder prerrogativas especiales a quienes se asentaran en zonas lim¨ªtrofes con los enemigos. Este esp¨ªritu de frontera incrust¨® un sentimiento de autonom¨ªa en nuestras ciudades parecido al del Lejano Oeste, donde tambi¨¦n se frunc¨ªa el ce?o al forastero. En Berga o en Gamonal vemos al Gobierno central como un tejano ve a Washington: una democracia distante. @VictorLapuente
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