Golpes bajos
Ya no hay coro de aplausos al atardecer sino manadas de fieras pol¨ªticas y medi¨¢ticas atizando su odio al contrario designado como culpable
Organismos como la OMS o la OCDE se preguntan qu¨¦ pasa en Espa?a ¡ªo en Madrid, habr¨ªa que decir¡ª que no ha sido capaz de controlar el impacto de la segunda ola del virus. Pero la pregunta ret¨®rica es f¨¢cil de responder: se debe a la reanudaci¨®n de las hostilidades en la guerra pol¨ªtica entre izquierda y derecha, que no s¨®lo bloquea la coordinaci¨®n entre las Administraciones sino que directamente la sabotea, boicoteando la gobernanza com¨²n de la sanidad.
Ahora bien, esta guerra pol¨ªtica es tanto la causa como el efecto del fracaso en la lucha contra la pandemia, realimentando as¨ª un c¨ªrculo vicioso que lo amplifica en espiral. Y es un efecto del fracaso porque esa guerra pol¨ªtica se reanuda como gran remedio para encubrirlo, haciendo creer a la ciudadan¨ªa cautiva que el ¨²nico culpable es el malvado agresor del otro bando. De ah¨ª que conforme se recrudece el agravamiento de la pandemia, se extreme todav¨ªa m¨¢s el truculento dramatismo de la conflictividad pol¨ªtica, como si los antagonistas quisieran ocultar y hacernos olvidar su evidente responsabilidad dolosa por la incompetencia demostrada en su lucha contra la covid.
Eso explica que esta segunda ola est¨¦ sacando lo peor de cada casa. Ya no hay coro de aplausos al atardecer sino manadas de fieras pol¨ªticas y medi¨¢ticas atizando su odio al contrario designado como culpable. Y entre los antagonistas arrecia el intercambio cruzado de golpes bajos, cada cual m¨¢s sucio y tramposo que el anterior, en una escalada de ventajismo traicionero que obliga al rival a elevar su dosis de malevolencia devolviendo el golpe por partida doble.
As¨ª ocurre con Casado, que esgrime como ariete contra S¨¢nchez a una D¨ªaz Ayuso desatada cuya ¨²nica obsesi¨®n es culpar al Gobierno de sus propios fracasos, solo causados por su cicatera negativa a reforzar la atenci¨®n primaria contratando suficientes m¨¦dicos, enfermeras y rastreadores. Pero en el otro bando tambi¨¦n recurren a tapar sus fracasos escalando la bajeza de sus golpes. Una muestra la proporcionan los republicanos, que han aprovechado un incidente protocolario menor para cargar su discurso infamante contra un monarca inerme que no puede levantar la voz para defenderse de los ataques que recibe, lo que propicia que los m¨¢s abusones porf¨ªen ensa?¨¢ndose con ¨¦l.
Pero Pedro S¨¢nchez no les va a la zaga, devolviendo los golpes que encaja con m¨¢s juego sucio. Ahora se ha sacado de la manga un apa?o legaliforme destinado a modificar unilateralmente las reglas de juego de la alta magistratura arbitral que ocupa las vocal¨ªas del Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial. Es verdad que cuenta con un cre¨ªble pretexto, pues Casado se ha empe?ado en bloquear anticonstitucionalmente la renovaci¨®n de dichos ¨®rganos, lo que da excusa al presidente para devolver el golpe aumentando la apuesta. Pero no es de recibo que lo haga violando el imprescindible consenso entre izquierda y derecha que se exige para reformar las reglas de juego que regulan un poder arbitral. Definitivamente, no es buena idea, y traer¨¢ consecuencias p¨¦simas.
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