Gran V¨ªa blues
Nunca vi esta calle tan triste. La vida, la gente, el tr¨¢fico, discurren a c¨¢mara lenta. Da entre pena y miedo
Vivo en la periferia confinada y, entre el teletrabajo y la cuarentena, voy a Madrid solo un par de veces por semana, cuando antes iba a diario. Uno de mis destinos fijos es la Gran V¨ªa, term¨®metro del ¨¢nimo de la urbe con menos error que una PCR. Creo ser objetiva. Llevo 40 a?os mir¨¢ndola y a¨²n la veo con esos ojos de nativa y cateta al tiempo que no se nos quitan nunca a quienes nacimos y vivimos allende la M-50. Nunca la vi tan triste. La vida, la gente, el tr¨¢fico, discurren a c¨¢mara lenta aunque no haya atascos, que los sigue habiendo en cuanto un taxi para a un cliente, con el consiguiente eslalon de ciclistas con caprichos ajenos a la chepa. Ah¨ª siguen las eternas obras del metro en Montera, los sin techo a orilla de un Loewe sin turistas de lujo ni de los otros, el pueblo que es la megal¨®polis al doblar la esquina. No est¨¢, ay, la elegant¨ªsima se?ora que ped¨ªa frente a Chicote, y el propio Chicote est¨¢, ay, cerrado como uno de cada tres negocios de Alcal¨¢ a Plaza de Espa?a. Flota un aire de fin del cuento sin que empiece otro. Da entre pena y miedo.
Las ¨²nicas que conservan cierto ambiente son esas tiendas de ropa donde nos vestimos todos, Y este a?o nos quieren casi de luto. Se ha hecho viral una foto de una de ellas con vestidos tan l¨²gubres que, a su vera, las hijas de Bernarda Alba parecer¨ªan gog¨®s de discoteca. Lo peor es que el funeral se repite en casi todas. Este oto?o, hasta los modistos han sacado ropa de batalla sabiendo que mucho g¨¦nero se les va a quedar en las perchas. Los colorines solo se ven en esas mascarillas permanentes. Cien veces las he tenido en la mano y cien las he devuelto. Ilusa, prefiero las quir¨²rgicas, feas con avaricia, a resignarme a la idea de que esto se eternice. Eso han debido de pensar tambi¨¦n los amos de un hotel de cuatro estrellas que, aprovechando el par¨®n, est¨¢ de obras para la quinta. Estoy por reservar ya una noche. Los sue?os, como el miedo, son libres.
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