Cambio necesario
El PP debe reconocer la gravedad del fallo de la G¨¹rtel y recuperar sentido de Estado
El Tribunal Supremo ha confirmado casi en su totalidad las condenas de la Audiencia a una red corrupta que coloniz¨® numerosas Administraciones gobernadas por el PP. La trama G¨¹rtel se lucr¨® durante a?os gracias al ama?o de contratos p¨²blicos y al pago de sobornos a numerosos dirigentes del Partido Popular. La instrucci¨®n acumul¨® pruebas sobre estos hechos delictivos que desencadenaron una sentencia muy dura de la Audiencia Nacional, que condenaba al PP como part¨ªcipe a t¨ªtulo lucrativo ¡ªse benefici¨® ahorr¨¢ndose casi 250.000 euros en m¨ªtines aunque no conoc¨ªa el origen il¨ªcito¡ª, e impuso altas penas de c¨¢rcel a dirigentes del PP en el ¨¢mbito nacional, regional y local.
Leer que ning¨²n militante del PP ha sido condenado en el caso G¨¹rtel, como ha escrito el expresidente Mariano Rajoy, hace da?o a la raz¨®n y al sentido com¨²n. La sentencia condena a penas de c¨¢rcel a dos extesoreros nacionales del PP, a un ex consejero auton¨®mico, a un exdiputado nacional, a dos exalcaldes y a otros dirigentes, todos ellos militantes del PP. Estos condenados dejaron el partido en medio o al inicio de la investigaci¨®n judicial. Ese hecho no puede servir al expresidente para intentar deslizar la idea de que el PP no tiene nada que ver en el caso G¨¹rtel. En 2009, unos d¨ªas despu¨¦s de que se destapara el esc¨¢ndalo, Rajoy se rode¨® de toda su c¨²pula (algunos de ellos condenados o imputados a?os despu¨¦s en el caso G¨¹rtel) para proclamar que aquello no era una trama del PP sino una trama contra el PP. No es cierto.
La sentencia del Supremo apunta que no se puede considerar al ¡°Partido Popular como autor de delitos de corrupci¨®n y prevaricaci¨®n irregular¡±, pero lo hace porque no se solicit¨® ¡°su condena en tal sentido¡± habiendo ¡°sido tra¨ªdo al proceso como part¨ªcipe a t¨ªtulo lucrativo¡±. En el momento en que se produjeron los hechos, las personas jur¨ªdicas, como un partido pol¨ªtico, no eran perseguibles penalmente. Solo lo eran por la v¨ªa civil. Pero la sentencia no solo ratifica la responsabilidad civil a t¨ªtulo lucrativo del PP: tambi¨¦n se?ala que la prueba de cargo para determinar la existencia de la caja b del partido ¡ªuna contabilidad paralela nunca declarada a Hacienda¡ª era ¡°v¨¢lida y suficiente¡±.
Pese a todas estas evidencias, el actual presidente del partido, Pablo Casado, y su antecesor, Mariano Rajoy, han tratado de convencer a la opini¨®n p¨²blica de que el fallo es la prueba definitiva de la inocencia del PP. Y que demuestra que Pedro S¨¢nchez bas¨® su moci¨®n de censura contra Rajoy en una mentira. Sin embargo, hay decenas de pruebas que acreditan ya que el PP se financi¨® ilegalmente durante casi 20 a?os. El Supremo, con su sentencia, ha apuntalado algunas de ellas y lo que viene es mucho peor para el PP: la instrucci¨®n del denominado caso de los papeles de B¨¢rcenas re¨²ne m¨¢s pruebas a las ya conocidas del sumario del caso G¨¹rtel, precisamente sobre esa financiaci¨®n ilegal.
Con estos elementos, la ¨²nica alternativa seria para el PP es reconocer sin fr¨¢giles excusas los hechos, pedir disculpas y regresar al camino de un partido de Estado. Esto empieza evitando actitudes de obstrucci¨®n partidista en la gesti¨®n de la pandemia o en la renovaci¨®n de cargos de ¨®rganos constitucionales, pero tambi¨¦n pasa por bajar el tono incendiario de su ret¨®rica, que innecesariamente polariza el pa¨ªs hasta el extremo y da?a m¨¢s all¨¢ de lo razonable la imagen del mismo en el exterior.
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