Manual breve para nuestro tiempo
El cr¨ªtico Carlos Lozada ha le¨ªdo y digerido 150 libros publicados durante y sobre la presidencia de Trump. El resultado es un l¨²cido an¨¢lisis sobre el autoritarismo y las amenazas a la democracia
A pocos d¨ªas de saberse cu¨¢nto tiempo le queda a esta pesadilla, es oportuno considerar las causas que nos llevaron hasta aqu¨ª, qu¨¦ efectos ha producido ya este periodo y qu¨¦ consecuencias tendr¨¢ para la democracia de Estados Unidos y del resto del mundo. Lo haremos con la ayuda de Carlos Lozada, que se ha tomado el esfuerzo de leer 150 libros publicados sobre y durante la presidencia de Donald Trump y resumirlos en un solo volumen que titula What Were We Thinking. A Brief Intellectual History of the Trump Era.
Lozada es un emigrante peruano educado en la universidad norteamericana y madurado intelectualmente aqu¨ª para convertirse en el cr¨ªtico de no ficci¨®n del diario The Washington Post y una de sus firmas m¨¢s brillantes y acertadas. Es ganador de un Premio Pulitzer y una de las estrellas en alza en el mundo cultural, pol¨ªtico y period¨ªstico de Washington, que conoce y describe con profundidad y finura. Su libro no solo es una gu¨ªa editorial de la era de Trump, sino un an¨¢lisis l¨²cido sobre el tiempo que vivimos. Su utilidad, por tanto, desborda los l¨ªmites de la democracia estadounidense.
?En qu¨¦ est¨¢bamos pensando para elegir presidente a Donald Trump? ¡°En realidad, no est¨¢bamos pensando mucho¡±, contesta Lozada. Nos dejamos llevar por la palabrer¨ªa de un rufi¨¢n que supo aprovecharse de la polarizaci¨®n pol¨ªtica para acentuar los prejuicios, agravar los rencores y estimular el odio entre quienes piensan de forma diferente. ¡°Nos puso a todos en nuestros rincones ideol¨®gicos de siempre y de ah¨ª no nos sacan¡±, resume Lozada.
Trump agudiz¨® las diferencias entre unos y otros, enfrent¨® a blancos y negros, a mujeres y hombres, a j¨®venes y adultos. Explot¨® ese enfrentamiento, se sinti¨® confortable en el conflicto permanente, en la m¨¢xima tensi¨®n. ¡°Trump nunca intent¨® ser el presidente de todos los norteamericanos¡±, afirma Lozada. Le falta calidad humana y pol¨ªtica para conseguirlo. Probablemente siempre fue consciente de que su ¨²nica garant¨ªa para continuar en el poder era la de ser solo el presidente de la mitad del pa¨ªs. Bastaba con mantener a la sociedad lo suficientemente dividida como para que los suyos estuvieran siempre en pie de guerra, en un grado de exaltaci¨®n y rencor hacia los de enfrente suficiente como para aceptar su mediocre liderazgo.
Ahora que su final parece estar cercano ¡ªsi no es as¨ª, todo puede empeorar a¨²n m¨¢s¡ª, deja unas instituciones maltrechas: una presidencia autoritaria, un Congreso relegado al papel de comparsa y, en su ¨²ltimo arrebato, un Tribunal Supremo bajo la sospecha de parcialidad y politizaci¨®n. Ahora que parece que se va, observamos la fragilidad de la democracia, comprobamos los efectos devastadores que un dirigente desalmado puede provocar en un sistema concebido sobre la base de la lealtad de sus administradores. Ahora apreciamos que las leyes, por s¨ª solas, no son suficientes para proteger un modelo de convivencia que se rige tambi¨¦n por la buena voluntad de los ciudadanos. Como asegura Lozada, hemos aprendido que ¡°la democracia es m¨¢s fr¨¢gil de lo que pens¨¢bamos, en parte porque est¨¢ basada m¨¢s en normas y costumbres que en leyes¡±. Normas y costumbres que ya no se respetan en muchas partes del mundo.
Hay otras cosas que hemos aprendido. Lozada divide los libros publicados sobre Trump en varios cap¨ªtulos: los que indagan sobre la Am¨¦rica profunda, los de la resistencia anti-Trump, los de los conservadores a favor y en contra del presidente, los del muro y la inmigraci¨®n, los que denuncian el deterioro del valor de la verdad, los que analizan el papel de las pol¨ªticas de identidad y del feminismo, los que estudian una forma desastrosa y arbitraria de gobernar, los que apuntan a la implicaci¨®n de Rusia y los que contemplan el ¨¢mbito m¨¢s general del ascenso del autoritarismo y la crisis del liberalismo. Algunos de ellos recurren a lugares comunes y echan mano de los argumentos m¨¢s obvios, los m¨¢s c¨®modos o los que mejor justifican sus tesis anteriores. Pero una gran parte aporta lecciones que deber¨ªan ser de gran utilidad en el futuro. Estas son solo algunas de ellas:
¡ªNo nos enfrentamos a la pelea tradicional entre izquierda y derecha; esto es una batalla entre quienes quieren preservar un imperfecto, pero ¨²til sistema constitucional y quienes lo tratan de socavar para acomodarlo a sus propias necesidades. ¡°Ser¨ªa un error ver la postergaci¨®n de la causa progresista como el mayor peligro de la presidencia de Trump¡±, sostiene N. Turkuler en Rules for Resistance.
¡ªLos autoritarios necesitan ciudadanos obedientes, ciegos y serviles. Por eso es importante el compromiso de cada cual en la defensa directa de las instituciones que nos representan. Las instituciones ¡ªtribunales, partidos, parlamentos, medios de comunicaci¨®n¡¡ª no son edificios ni abstracciones jur¨ªdicas. Para evitar su eliminaci¨®n o su instrumentalizaci¨®n es precisa la implicaci¨®n de la sociedad. ¡°Escoge una instituci¨®n con la que te sientas identificado y ponte a su lado¡±, propone Timothy Snyder en On Tyranny.
¡ªA los gobernantes sin escr¨²pulos se les responde con decencia. ¡°Si la resistencia pol¨ªtica al presidente significa m¨¢s atrincheramiento social y cultural¡±, sostiene Lozada, ¡°las divisiones que nos deja Trump simplemente crecer¨¢n. Resistencia deber¨ªa equivaler a rechazar, en lugar de profundizar, la divisi¨®n del pa¨ªs¡±.
¡ªMuchos respaldaron a Trump en 2016 pensando que cambiar¨ªa, que, una vez en la Casa Blanca, sus modales ser¨ªan m¨¢s convencionales, y sus decisiones, m¨¢s acordes con el inter¨¦s general. Se equivocaron, en parte porque no supieron ver que, detr¨¢s de Trump, no hab¨ªa m¨¢s proyecto que su deseo de poder. "Los intelectuales que simpatizaban con Trump creyeron ver que habr¨ªa algo que pudiera racionalmente denominarse ¡°trumpismo¡±, pero esto result¨® ser un mero intento de trasladar los instintos y el narcisismo del l¨ªder a una ideolog¨ªa", dice Lozada.
¡ªNada peor que el desd¨¦n o la condescendencia hacia los partidarios del rival. No importa lo incomprensible que resulte que alguien vote por Trump, el desprecio hacia quienes lo hacen solo ha servido para fortalecer y justificar su posici¨®n. ¡°Decir que los votantes de Trump votan contra sus intereses o son una panda de reaccionarios puede ser muy satisfactorio para sus opositores, pero no conseguir¨¢ que ninguno de ellos reconsidere su opci¨®n¡±, escriben E. J. Dionne, Norman Ornstein y Thomas Mann en One Nation After Trump.
¡ªLa mentira es un instrumento esencial del l¨ªder autoritario, la mentira usada de forma tan reiterada y grosera que llega a desvalorizar la verdad, con el resultado de que nadie se crea nada o que cada uno crea lo que quiera creerse. ¡°Estados Unidos tiene un mentiroso compulsivo como presidente y literalmente nada de lo que diga puede tomarse en serio¡±, opina Eric Alterman en Lying in State. Los medios de comunicaci¨®n no han sido capaces de responder a este masivo ataque a la verdad. ¡°No importa que los periodistas sean libres si nadie los cree. Una prensa desacreditada no juega ning¨²n papel en moldear la democracia y controlar al poder¡±, sostiene David McCraw en Truth in Our Times.
¡ªLas pol¨ªticas de identidad pueden entenderse como el recurso de grupos sociales sometidos desde siempre a la marginaci¨®n ¡ªminor¨ªas raciales, mujeres y homosexuales¡ª, pero han acabado confundiendo y debilitando a la izquierda ¡ªMark Lilla, The Once and Future Liberal¡ª y han servido para justificar la polarizaci¨®n de Trump, caudillo a su vez de la identidad masculina y blanca. ¡°Al final de ese camino, siempre est¨¢ la ruptura del Estado y el fracaso¡ A menos que podamos recuperar un concepto m¨¢s universal de la dignidad humana, nos condenamos a un conflicto continuo¡±, advierte Francis Fukuyama en Identity.
¡ªConviene estar alerta contra quienes se proclaman luchadores implacables contra las ¨¦lites corruptas, que con frecuencia, como anotan Steven Levitsky y Daniel Ziblatt en How Democracies Die, ¡°son candidatos a dar positivo en un test de autoritarismo¡±.
¡ªPor ¨²ltimo, es importante construir una idea lo m¨¢s homog¨¦nea y consensuada posible sobre nuestra naci¨®n, nuestra historia y nuestro pasado, porque, como advierte Jill Lepore en This America, ¡°si la naci¨®n no la hacen los ciudadanos, la har¨¢n los demagogos¡±.
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