Esclavos de la ley
En Espa?a no hemos cambiado todav¨ªa de mentalidad. El inter¨¦s primordial del empleado p¨²blico no es hacer algo bueno, sino evitar hacer algo malo
Un Estado moderno est¨¢ fundado en dos principios: el derecho y la gesti¨®n. Por un lado, debe cumplir la ley con imparcialidad y equidad. Por el otro, tiene que prestar los servicios p¨²blicos con eficacia y eficiencia. Garantizar la legalidad y perseguir el mayor beneficio social de cada acci¨®n p¨²blica son objetivos complementarios de todas las Administraciones democr¨¢ticas del mundo. Pero, en la pr¨¢ctica, surgen conflictos: el proceloso seguimiento de la ley es incongruente con una respuesta administrativa veloz. El directivo p¨²blico puede pasar las horas rellenando papeles o solucionando problemas de los ciudadanos.
Tradicionalmente, la mayor¨ªa de democracias del mundo, influidas por el Rechtsstaat alem¨¢n o el C¨®digo Civil napole¨®nico, priorizaban el principio del derecho. Pero, de Corea a Francia, muchas Administraciones sobrecargadas de reglas burocr¨¢ticas llevan a?os soltando lastre. Se han dado cuenta de que, para hacer frente a las crecientes vulnerabilidades sociales, reconversiones industriales, pandemias o ciberataques, las Administraciones necesitan reaccionar de forma flexible y eso requiere transformar la filosof¨ªa de trabajo en el sector p¨²blico.
En Espa?a no hemos cambiado todav¨ªa de mentalidad. El inter¨¦s primordial del empleado p¨²blico no es hacer algo bueno, sino evitar hacer algo malo. Si un funcionario inventara un algoritmo para tramitar en tiempo r¨¦cord el ingreso m¨ªnimo vital o conocer las necesidades de un colectivo durante la covid, tendr¨ªa m¨¢s probabilidades de ser amonestado por saltarse los procedimientos establecidos que de ser ascendido por su creatividad.
Con lo que nadie se atreve a cambiar las cosas. Ya puede llegar el mayor tsunami de la historia que si la norma dice que no se puede adquirir un software extranjero, pobre del que se atreva a utilizarlo, aunque supusiera un ahorro tremendo de recursos. Como dijo el profesor Alejandro Nieto, la perversa asimetr¨ªa de nuestro Estado es que la ineficacia m¨¢s ostensible no produce responsabilidad personal del funcionario, pero ignorar la norma m¨¢s trivial, s¨ª.
Esto limita la capacidad para innovar en Espa?a a quienes cambian las leyes: los pol¨ªticos. Los cientos de miles de personas trabajando con ellos en nuestras Administraciones son tan o m¨¢s innovadoras que sus colegas holandeses, pero tienen miedo. Liber¨¦moslos de su esclavitud. @VictorLapuente
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