Libertad con l¨ªmites
El nuevo Estado de alarma aprobado el domingo se parece m¨¢s a un r¨¦gimen de libertad con l¨ªmites que a un confinamiento con excepciones
El 14 de marzo, Pedro S¨¢nchez anunci¨® el segundo estado de alarma de la democracia: ¡°A partir de hoy, para que los espa?oles lo entiendan perfectamente, la autoridad competente en todo el territorio ser¨¢ el Gobierno de Espa?a¡±. La situaci¨®n era tan ins¨®lita que la excepcionalidad de las restricciones se asumi¨® con relativa normalidad. Por eso se interiorizaron los excesos, algo com¨²n en estados de excepci¨®n. Durante los meses que dur¨® el estado de alarma, se restringieron derechos de manera jur¨ªdicamente ambigua y confusa. Se dio excesiva discrecionalidad a la polic¨ªa, que interpretaba un texto legal (el real decreto del estado de alarma) muy abierto a diversas interpretaciones. Se abus¨® de la Ley de Seguridad Ciudadana, la ley mordaza, que el Gobierno lleva a?os prometiendo derogar y que, en cambio, se convirti¨® en una herramienta represora esencial. Hubo ciudadanos multados por desobediencia y resistencia a la autoridad (infracciones contempladas en el art¨ªculo 36.6 de esa ley) o incluso denunciados por delito de odio simplemente por saltarse el confinamiento.
Se produjo una inversi¨®n de los t¨¦rminos constitucionales, como record¨® el catedr¨¢tico de Constitucional Carlos Flores Juber¨ªas: se sustituy¨® ¡°un r¨¦gimen de libertades sujeto a l¨ªmites por un r¨¦gimen de limitaciones sujeto a excepciones¡±. El estado de alarma no debe significar un ¡°confinamiento con excepciones¡±, sino una ¡°libertad con l¨ªmites¡±.
El nuevo estado de alarma aprobado el domingo se parece m¨¢s a un r¨¦gimen de libertad con l¨ªmites que a un confinamiento con excepciones. No hace falta un confinamiento como el de marzo. Sabemos mucho m¨¢s del virus que hace seis meses: los ¡°polic¨ªas de balc¨®n¡± que denunciaban a sus vecinos por salir a la calle quiz¨¢ saben hoy que el virus apenas se extiende al aire libre. Tambi¨¦n sabemos que el virus apenas contagia a trav¨¦s de superficies y que tanto el transporte p¨²blico como los parques son seguros.
Sin embargo, la ley no se ha adaptado. El decreto del 25 de octubre dice, como en marzo, que ¡°el incumplimiento o la resistencia a las ¨®rdenes de las autoridades competentes ser¨¢ sancionado con arreglo a las leyes¡± (la cursiva es m¨ªa). Es decir, de nuevo la ambig¨¹edad legal, que desemboca en arbitrariedad y discrecionalidad.
Al principio de la pandemia se opt¨® por una coerci¨®n incuestionable. El confinamiento fue uno de los m¨¢s estrictos del mundo. Tras la primera ola, en verano, se opt¨® por apelar a la responsabilidad individual. Hoy vuelve la coerci¨®n. Es mucho menos estricta pero se basa en criterios discutibles: varios expertos han se?alado la poca utilidad de los toques de queda, y los cierres perimetrales solo evitan la extensi¨®n fuera de un territorio dado, pero no ayudan a controlar el virus en su interior.
Al contrario que en marzo, hoy sabemos m¨¢s de la covid. Por eso podemos cuestionar mejor algunas de las medidas y herramientas jur¨ªdicas que se usan para frenarla. El estado de alarma es necesario, pero no debe ser indiscutible.
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