Ni un paso atr¨¢s
Hay que defender los valores republicanos con inteligencia, firmeza y unidad de la UE frente al islamismo radical
Casi tres centenares de personas han muerto en Francia en la ¨²ltima d¨¦cada en atentados de inspiraci¨®n islamista radical. Los ¨²ltimos han tenido como v¨ªctimas a tres ciudadanos asesinados ayer en la bas¨ªlica de Notre Dame de Niza por un atacante armado con un cuchillo. Este tipo de actuaci¨®n individual representa una modalidad diferente de la de los grandes atentados de hace a?os. El Estado Isl¨¢mico ¡ªla ¨²ltima gran organizaci¨®n en la que se vertebr¨® este tipo de terrorismo, por lo dem¨¢s antiguo¡ª ha perdido su base territorial y la gran mayor¨ªa de sus militantes han sido detenidos o neutralizados. Pero sigue irradiando sus ideas destructivas, compartidas por parte del islamismo radical, y sustentadas adem¨¢s por quienes muestran comprensi¨®n ante la violencia bajo la excusa de las pretendidas ofensas a la religi¨®n isl¨¢mica. No hay gran novedad en tales operaciones, conocidas desde 1989, cuando el ayatol¨¢ Jomeini profiri¨® su fatua contra Salman Rushdie. El objetivo es conseguir el retroceso de la libertad y de los valores ilustrados por desistimiento y por autocensura. Bajo la excusa de la islamofobia, el terrorismo pretende encontrar escudos legales que erosionen el patrimonio de la libertad de conciencia, de creaci¨®n y de expresi¨®n caracter¨ªstico de la tradici¨®n cultural europea.
El laicismo franc¨¦s, que protege tanto la pr¨¢ctica de las religiones como el derecho a la cr¨ªtica, es una bandera que los europeos no podemos arriar para apaciguar a quienes pretenden sentirse ofendidos por unos dibujos o textos literarios. La caricatura de figuras sagradas o de profetas no atenta contra ning¨²n derecho ni limita ninguna libertad. No valen excusas ni coartadas ante estas acciones repugnantes. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se ha puesto a la cabeza de una ofensiva contra Macron con una distorsionada interpretaci¨®n de su defensa de los valores republicanos y europeos. No cabe retroceder ni un mil¨ªmetro en ese esfuerzo. Hay que hacerlo con inteligencia ¡ªpara no prestar nunca el flanco a sujetos que buscan fomentar la agitaci¨®n y la polarizaci¨®n sectaria¡ª, firmeza y m¨¢xima unidad europea.
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