El martes 3 ata?e a Am¨¦rica Latina
Temores fundados ante la votaci¨®n que van desde la temida manipulaci¨®n de tribunales para tumbar resultados, hasta valerse de la movilizaci¨®n de partidarios enardecidos y armados
Temores fundados ante una votaci¨®n que culmina el pr¨®ximo martes 3 de noviembre cuando ya votaron cerca de 80 millones del total de 150 millones que se estima lo har¨¢n. Temores por un presidente/candidato que se niega a anunciar que reconocer¨ªa un resultado adverso, asoman grandes nubarrones. Que van desde la temida manipulaci¨®n de tribunales para limitar votantes o tumbar resultados, hasta la de valerse de la movilizaci¨®n de partidarios enardecidos y armados.
Todo esto tambi¨¦n concierne a Am¨¦rica Latina para la cual se plantean cuatro grandes temas de reflexi¨®n.
Primero, de confirmarse las peores de las previsiones sobre posibles reacciones confrontativas por un Trump perdedor, nos encontrar¨ªamos ante un escenario ins¨®lito: la Am¨¦rica Latina de los otrora militarismos y fraudes electorales observando como en el ¡°guardi¨¢n de la democracia¡± ¨CEE UU¨C el perdedor de una elecci¨®n presidencial patea el tablero.
Paradoja: las crisis y protestas sociales que en aquel tiempo ¨Ccomo se dice en los evangelios¨C en Latinoam¨¦rica se resolv¨ªan ¨Co complicaban¨C con golpes militares, represi¨®n o el intervencionismo de Washington, hoy encuentran caminos institucionales de salida.
Luego de las elecciones bolivianas del 18 de este mes, al candidato que qued¨® en segundo lugar ¨CCarlos Mesa¨C no se le ocurri¨® anunciar, por ejemplo, que ver¨ªa primero como ir¨ªan las cosas para ver si la acataba o no. Prontamente reconoci¨® el resultado. En Chile, las protestas sociales de hace un a?o han tenido un curso de salida tambi¨¦n institucional y democr¨¢tico. Una masiva votaci¨®n y la contundente decisi¨®n nacional de dejar atr¨¢s la Constituci¨®n de Pinochet.
Segundo, se quiere hacer marchar el reloj al rev¨¦s reviviendo el esp¨ªritu de ¡°bloque¡± de la vieja guerra fr¨ªa o embarcando a la regi¨®n en una nueva con China. La derrota de Trump impactar¨ªa sobre esa l¨®gica cerril.
La expresi¨®n m¨¢s visible de ese esp¨ªritu de guerra fr¨ªa viene de ser la manipulaci¨®n diplom¨¢tica para poner a varios pa¨ªses latinoamericanos a marchar disciplinadamente en la ins¨®lita elecci¨®n de un estadounidense que no entiende de multilateralismo como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). ¡°Am¨¦rica para los americanos¡±.
Con Trump derrotado, el presidente estadounidense del BID elegido en esas circunstancias se quedar¨ªa ¡°sin piso¡±; Biden anunci¨® en su momento que su Gobierno no lo respaldar¨ªa.
Un nuevo gobernante en la Casa Blanca para la regi¨®n se plantea una agenda de reencuentro con EE UU en varios espacios multilaterales que el saliente ha dinamitado. Desde el Acuerdo de Par¨ªs para enfrentar el cambio clim¨¢tico, pasando por el BID o el Consejo de Derechos Humanos hasta la Organizaci¨®n Mundial de Comercio, cuyo vital tribunal para soluci¨®n de controversias ¨Cel llamado ¡°?rgano de Apelaci¨®n¡±¨C est¨¢ trabado por el boicot del Gobierno de Trump.
Tercero, la democracia y los derechos humanos. Agenda esencialmente abandonada por Washington en su relaci¨®n con el mundo y la regi¨®n en los ¨²ltimos tres a?os y medio en lo que destaca el abandono del multilateralismo.
Arranc¨® Trump ¨Cen tiempos de Bolton¨C pateando el tablero de los derechos humanos con el abandono del crucial Consejo de Derechos Humanos de la ONU. En donde ¨Cprofec¨ªa autocumplida- China y Rusia son ahora activos integrantes; en buena medida por el walk over de Washington.
Quedaron mermados, as¨ª, espacios de alianzas globales en el Consejo a favor de los derechos humanos en las que EE UU deb¨ªa ser part¨ªcipe relevante. No se ha contado con la interacci¨®n estadounidense en temas como los derechos de la mujer, la libertad de expresi¨®n o el enfrentamiento a la tortura. Esa p¨¢gina puede y sumar se a los esfuerzos de Europa, Canad¨¢, Jap¨®n, Latinoam¨¦rica.
Cuarto: el urticante asunto de las migraciones. No ha podido estar manejado de forma m¨¢s torpe, confrontativa y violatoria de elementales est¨¢ndares de respeto del derecho internacional. Obsesiva y monotem¨¢tica prioridad en la agenda de Washington hacia la regi¨®n arrasando con las normas internacionales sobre asilo y refugiados; fueron arrojados al traste como parte de una pol¨ªtica oficial que divid¨ªa familias y arrancaba a los ni?os de los brazos de sus madres.
Dos asuntos son especialmente llamativos.
De un lado, en el tratamiento a los migrantes ya en EE UU o en camino. Todo sali¨® mal y los derechos fundamentales aplastados: presi¨®n a M¨¦xico con el cuestionable programa Qu¨¦date en M¨¦xico (que ya hizo colapsar al sistema de asilo mexicano), imponer a pa¨ªses centroamericanos ¨Ccomo Guatemala¨C, que se conviertan en la primera tierra de asilo o, ?ag¨¢rrense!, ¡°tercer pa¨ªs seguro¡±, y la insistencia de Trump de deportar migrantes desde EE UU, a¨²n en las peores condiciones de la pandemia.
Lo que ofrece Biden est¨¢ en las ant¨ªpodas: legalizaci¨®n de los 11 millones de inmigrantes que ya viven desde hace a?os en EE UU, acabar con el programa Qu¨¦date en M¨¦xico y tambi¨¦n lo de pintar como ¡°tercer pa¨ªs seguro¡± a los territorios centroamericanos con m¨¢s altas tasas de homicidios del mundo.
Por otro lado: haber soslayado las causas de las migraciones desde Honduras, El Salvador o Guatemala. Estas ya se conocen y son, esencialmente, la violencia, la pobreza y el desempleo. Poco o nada se hizo en estos tres a?os para programas de desarrollo o para fortalecer la lucha contra el crimen organizado y la corrupci¨®n.
Los dos proyectos multilaterales m¨¢s importantes en la regi¨®n para enfrentar la corrupci¨®n y el crimen organizado ¨CComisi¨®n Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y la Misi¨®n de Apoyo contra la Corrupci¨®n y la Impunidad en Honduras (MACCIH)¨C estaban arrojando progresos importantes. Fueron dejados morir por Washington privilegiando asuntos de menor entidad en la agenda bilateral con ambos pa¨ªses.
Temas, pues, que en la agenda de Biden podr¨ªan ocupar un espacio relevante hacia una Latinoam¨¦rica necesitada de una interacci¨®n constructiva con un Washington abierto al di¨¢logo.
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