Cad¨¢ver de ni?a busca
Es dif¨ªcil pensar en una desproporcionalidad m¨¢s grande que la de unas menores a cargo del Estado explotadas sexualmente en las calles y una respuesta pol¨ªtica tan tibia
En 2014, pas¨¦ dos d¨ªas en Palma de Mallorca con un hombre destruido, Paco Ayala. Tres a?os antes, Paco sali¨® de su casa para ir a buscar a su hija, de 16 a?os, y se la encontr¨® tirada en el rellano, muerta por sobredosis. En apenas siete meses, Nora, una ni?a de clase media que viv¨ªa en una urbanizaci¨®n con parque y piscina, se hab¨ªa convertido en una prostituta adicta a la coca¨ªna y la hero¨ªna. Un proceso de degradaci¨®n a plena luz del d¨ªa, en una peque?a plaza de Palma, del que participaron los dos acusados con las condenas m¨¢s altas, Edizon Cornelio Flores (17 a?os de prisi¨®n) y Eva Mar¨ªa Vera Garc¨ªa (15), y clientes habituales de Nora y una amiga suya, esta explotada por un mallorqu¨ªn: mal¨ªes, espa?oles, dominicanos. 20, 30, 50 o 100 euros, dependiendo de la necesidad de la dosis a la que le hab¨ªa enganchado la trama. La historia se public¨® en el diario El Mundo mientras los padres de Nora esperaban que la sentencia recogiese que su hija fue asesinada por una dosis mortal de coca¨ªna y hero¨ªna, niveles extraordinarios seg¨²n el forense; no lo hizo. Lo que s¨ª hizo Paco fue aparecer en bares frecuentados por abusadores de su hija para gritarles a la clientela qui¨¦nes eran y qu¨¦ hicieron, y finalmente, poco despu¨¦s de nuestra entrevista, reformar el dormitorio de la ni?a para tenerlo como hab¨ªa pedido: tirar tabiques para hacerlo m¨¢s grande, pintar de verdes las paredes y apagar y encender las luces con un aplauso.
Releo aquel art¨ªculo, y telefoneo a Paco Ayala (¡°es lamentable que no se vaya hasta el final, parece que no pasa nada ni haya responsabilidades pol¨ªticas, un desprop¨®sito¡±) despu¨¦s de informarme de la decisi¨®n de la Fiscal¨ªa de Baleares de archivar la investigaci¨®n sobre la red de explotaci¨®n sexual de ni?as tuteladas por el Instituto Mallorqu¨ªn de Asuntos Sociales (casos revelados por el Diario de Mallorca). ¡°No se ha podido demostrar la existencia de la trama¡±, dice la Fiscal¨ªa. ¡°Hay casos aislados de prostituci¨®n de menores tutelados, pero, en cuanto se tiene conocimiento de ello, se procede inmediatamente a investigarlos¡±. La conclusi¨®n es que son delitos ¡°muy dif¨ªciles de investigar¡±, por supuesto; si no estuviesen tutelados o tuviesen padres solo habr¨ªa que seguir el sonido de sus gritos en los bares dirigidos a avergonzar a la clientela. Pero con eso no contamos para las pesquisas. Tampoco con una obstinaci¨®n (y ruido, y manos a la cabeza) pol¨ªtica a la altura de la gravedad del delito. S¨ª, sin embargo, con la resignaci¨®n que se detecta en esta frase: ¡°Muchas veces tenemos el problema de que se sabe qui¨¦n es el autor, pero lo niega, y la v¨ªctima tambi¨¦n. Y entonces no hay prueba y, si no hay otras pruebas que desvirt¨²en la presunci¨®n de inocencia, la investigaci¨®n est¨¢ condenada al archivo¡±. Ahora, por segunda vez, el tripartito que gobierna Mallorca (PSOE, Unidas Podemos y M?S) ha votado en contra de la propuesta de la oposici¨®n para crear una comisi¨®n de investigaci¨®n.
Es dif¨ªcil pensar en una desproporcionalidad m¨¢s grande que la de unas ni?as a cargo del Estado, por no tener a nadie m¨¢s, explotadas sexualmente en las calles (?solas?, ?con un chulo o dos?, ?como parte de una organizaci¨®n?) y una respuesta pol¨ªtica tan tibia. Ni?as que ya no son de sus padres, sino tuyas, cuya voluntad, de existir, ha sido corrompida, y a las que se les dedicar¨¢ todo el esfuerzo, este s¨ª, cuando al menos una de ellas corra la suerte de Nora Ayala: morirse. Se necesit¨® entonces un cad¨¢ver para que los acusados fuesen condenados por explotaci¨®n de menores, no de homicidio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.