La salida
A la hora de buscar la salida, muchos intelectuales no utilizan el cerebro del pulpo sino el de la mosca del vinagre
Tenemos cabeza, tronco y extremidades como la mayor¨ªa de los animales, incluidos los insectos m¨¢s insignificantes; compartimos la mitad del genoma con un gusano llamado elegans, de apenas un mil¨ªmetro; las neuronas de nuestro cerebro funcionan pr¨¢cticamente como las del cerebro de la mosca del vinagre. Despu¨¦s de esto, hay tipos que a¨²n sacan pecho y te dicen: oiga, usted no sabe con qui¨¦n est¨¢ hablando; en cambio, otros se deprimen al saber que para la naturaleza no hay diferencia sustancial entre un Einstein y un mosquito. Solo los m¨ªsticos aprovechan esta situaci¨®n para expandir su alma hacia todos los seres vivos, hermano chimpanc¨¦, hermano lobo, hermana hormiga, hermana bacteria, y por ah¨ª todo seguido hacia la hermandad universal que te lleva a amar a cada hoja de hierba, como canta Walt Whitman en sus poemas, a cada c¨¦lula, a cada ¨¢tomo, a cada part¨ªcula cu¨¢ntica, que ya es y no es. Pero de camino hacia la nada donde culmina la espiritualidad se encuentra el pulpo, que a uno le levanta la moral. El pulpo es, tal vez, el animal m¨¢s inteligente de la creaci¨®n, puesto que tiene nueve cerebros, uno en cada pata, conectados con un cerebro central. Tambi¨¦n tiene tres corazones que lo hacen un sentimental. Un viejo marinero, Salvador, patr¨®n de pesca con el que comparto una tertulia de verano me explica las haza?as que realiza el pulpo para sobrevivir y la extrema sabidur¨ªa que emplea para cazar y tambi¨¦n para salvarse. Cuando la red de arrastre vac¨ªa el copo del pescado sobre la cubierta del barco los pulpos salen huyendo con suma rapidez en busca de los imbornales para volver al mar. ?C¨®mo saben los pulpos la existencia de esos desag¨¹es? ?Por qu¨¦ no se confunden ni se atropellan? Son cosas de la vida que ignoran muchos intelectuales quienes a la hora de buscar la salida no utilizan el cerebro del pulpo sino el de la mosca del vinagre.
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