La ratonera en la pandemia
?Salud y seguridad, palabras vinculadas para el mismo objetivo?
Vivimos una realidad que supera a la ficci¨®n, que provoca serias incertidumbres sobre las garant¨ªas para la salud de los ciudadanos, incluso las relativas al Estado de derecho. En la gesti¨®n de la epidemia de la covid-19, las fronteras entre enfermedad y salud se difuminan casi a diario con informaciones de distinto calado, como si una mano invisible imposibilitara al ciudadano esferas de certeza. A diferencia del primer confinamiento, en esta segunda ola, la ciudadan¨ªa percibe su propia impotencia frente al virus. El fracaso de los Estados europeos para detener la pandemia desde comienzo del a?o, y las medidas adoptadas, han minado la confianza y debilitado la legitimidad pol¨ªtica tal que los pr¨®ximos comicios podr¨ªan albergar sorpresas pol¨ªticas. Pues el sentimiento dominante es el de un escepticismo generalizado sobre los m¨¦todos utilizados para vencer al virus. Y, m¨¢s grave a¨²n, prevalece la idea de que el despertar de este coma colectivo tardar¨¢ a?os. Los Gobiernos europeos muestran ahora perfil bajo; ninguno se atreve a jugar con la palabra ¡°nueva normalidad¡±. Se equivocaron m¨¢s en el desconfinamiento que en el confinamiento. Adem¨¢s, la comparaci¨®n con algunos pa¨ªses de Asia (China, Jap¨®n, Vietnam, Taiw¨¢n, Corea del Sur) es, en s¨ª, ilustrativa; incluso Australia o Nueva Zelanda, sin ruidos medi¨¢ticos con pretensiones cient¨ªficas, han cerrado el paso (en el sentido propio de la palabra) a la pandemia, tomando decisiones rigurosas y sencillas (cierre de las fronteras, distanciamiento, comportamiento civil, tratamientos r¨¢pidos con inversiones masivas en los hospitales, medidas higi¨¦nicas) No experimentan, hasta la fecha, una segunda versi¨®n pand¨¦mica, precisamente aquella que est¨¢ devastando el tejido econ¨®mico, social y humano de las sociedades europeas.
Mientras tanto, en Europa se fortalece el sentimiento de inseguridad de toda ¨ªndole que sirvi¨®, esta ¨²ltima d¨¦cada, para dar alas al populismo xen¨®fobo. Y eso no es en balde. Los atentados terroristas de corte yihadista, la problem¨¢tica inserci¨®n del islam en las pautas de la sociedad secularizada europea, el descontrol efectivo de la gesti¨®n de los flujos migratorios por causa del regresivo sistema de Schengen y los graves desacuerdos sobre la regulaci¨®n de derecho de asilo, favorecen de hecho la angustia y el temor que dan alimento a los bomberos-pir¨®manos de la extrema derecha europea. En Francia, por ejemplo, la frontera entre la derecha conservadora (salvo algunas excepciones individuales) y la extrema derecha ha saltado en materia de percepci¨®n de la inmigraci¨®n, sistem¨¢ticamente vinculada con la inseguridad. Gran victoria ideol¨®gica de los Le Pen, padre e hija, casi 40 a?os despu¨¦s de sus primeras incursiones en el tablero pol¨ªtico. Estos s¨ªntomas, lamentablemente, se extienden al resto de Europa.
El peligroso diagn¨®stico ante estos desaf¨ªos entremezclados abre un paso m¨¢s hacia nuevos autoritarismos. Amenaza una vuelta de tuerca de una pol¨ªtica sistem¨¢tica de vigilancia, utilizando la necesidad de seguridad de los ciudadanos en el contexto traum¨¢tico actual: una verdadera ratonera de pandemia e inseguridad que puede reproducir en Europa, sin previo aviso, su viejo fondo de demonios. ?Salud y seguridad, palabras vinculadas para el mismo objetivo?
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