La ruina del futuro de otra generaci¨®n de j¨®venes
Los da?os econ¨®micos de la covid-19 se suman a una ya dif¨ªcil situaci¨®n. Se necesitan pol¨ªticas audaces
Hace una d¨¦cada, la crisis financiera mundial dej¨® profundas cicatrices de oportunidades destruidas y desempleo para los j¨®venes. En Europa, en particular, el paro juvenil ha sido persistente. Ahora la covid-19 amenaza con tener las mismas consecuencias para los menores de 25 a?os. Sin embargo, ni los l¨ªderes de Francia, Italia o Espa?a, ni el presidente de la Comisi¨®n Europea, han dado prioridad al problema en sus recientes discursos pol¨ªticos. Ha llegado el momento de que las m¨¢s altas esferas de la pol¨ªtica centren su atenci¨®n en el riesgo de perder una generaci¨®n. Se necesitan pol¨ªticas audaces.
Durante la crisis financiera mundial, en EE UU la tasa de desempleo juvenil pas¨® de alrededor del 10% al 19%, mientras que en Europa aument¨® del 16% al 26%. En la UE, la tasa no volvi¨® al nivel de 2008 hasta 2018, mientras que en EE UU el pico se super¨® m¨¢s r¨¢pidamente. En la recuperaci¨®n, algunos pa¨ªses europeos obtuvieron resultados muy por debajo de la media de la Uni¨®n. En 2019, en Grecia, Espa?a e Italia, el paro juvenil segu¨ªa siendo m¨¢s alto que antes de la crisis financiera.
Otra p¨¦rdida importante de empleo joven provocada por la pandemia podr¨ªa tardar tambi¨¦n una d¨¦cada o m¨¢s en repararse. Las primeras se?ales ya son visibles: en julio, el paro entre los j¨®venes estadounidenses casi duplicaba el del mismo mes del a?o anterior. En Europa, el desempleo en este grupo de edad no ha subido tanto, pero, aun as¨ª, en los dos primeros trimestres de 2020 pas¨® del 15% a m¨¢s del 16%, mientras que entre los mayores de 55 a?os descendi¨®. Todav¨ªa m¨¢s preocupante es que las medidas del desajuste entre demanda y oferta en el mercado laboral hayan aumentado unos cinco puntos porcentuales, y lo mismo haya pasado con los porcentajes de j¨®venes que incluso han renunciado a buscar empleo. A medida que Europa se adentra en su segundo cierre, el riesgo es que estas cifras se deterioren r¨¢pidamente.
El paro juvenil causa da?os duraderos. Los trabajadores que estuvieron en paro cuando eran j¨®venes suelen ganar bastante menos a lo largo de su vida. Los j¨®venes desempleados ven el futuro con menos optimismo, y por lo general se van m¨¢s tarde de casa de sus padres y tardan m¨¢s en formar su propia familia. Por t¨¦rmino medio, los italianos no dejan el hogar hasta alrededor de los 30 a?os, y no es de extra?ar que las tasas de fertilidad italianas y espa?olas sean de las m¨¢s bajas de Europa.
En resumen, Europa no puede permitirse volver a olvidar a sus j¨®venes. Las instituciones deben contribuir al esfuerzo de evitar otra generaci¨®n perdida, y los responsables pol¨ªticos nacionales, en particular, tienen que poner su grano de arena.
La primera gran prioridad es conseguir un posicionamiento favorable de la pol¨ªtica macroecon¨®mica europea. Una de las causas de la lentitud de la recuperaci¨®n del paro juvenil en la UE despu¨¦s de la crisis financiera fue la segunda recesi¨®n en la que se sumi¨® Europa en 2011-2013. En aquel momento, el ajuste fiscal y monetario sofoc¨® prematuramente la recuperaci¨®n. Por ahora, en su respuesta a la covid-19, los responsables de la formulaci¨®n de pol¨ªticas en Europa no han repetido aquel error y han facilitado impresionantes ayudas fiscales y monetarias. Las pol¨ªticas fiscales tendr¨¢n que seguir apuntalando la econom¨ªa de la UE en 2022 y 2023.
En segundo lugar, esos mismos responsables deben crear programas espec¨ªficos de apoyo a la contrataci¨®n y retenci¨®n de trabajadores j¨®venes. La Comisi¨®n Europea se ha comprometido a destinar 22.000 millones de euros del fondo de recuperaci¨®n a fomentar el empleo joven. Sin embargo, esta financiaci¨®n es insuficiente para los tres millones de j¨®venes desempleados de la UE. Los responsables pol¨ªticos de cada pa¨ªs tendr¨¢n que incrementar sus l¨ªneas presupuestarias para impulsar la contrataci¨®n de j¨®venes y la creaci¨®n de oportunidades.
En tercer lugar, hace 10 a?os, y a pesar de las promesas que afirmaban lo contrario, en muchas partes de Europa la financiaci¨®n de la educaci¨®n y la inversi¨®n, as¨ª como el gasto en las familias, se recort¨® a expensas de los j¨®venes. Esta vez tiene que ser diferente. Los cierres de los centros de ense?anza han tenido como consecuencia que los alumnos no hayan podido recibir clases, lo cual afecta negativamente y de por vida a sus expectativas de ingresos. En particular, los ni?os de familias con una base educativa d¨¦bil no han podido compensar la ense?anza perdida. De este modo, la desigualdad de oportunidades se ha acentuado a¨²n m¨¢s. Actualmente, muchos pa¨ªses europeos est¨¢n pagando un alto precio por su lentitud a la hora de digitalizar las escuelas e incluso las universidades. Por ejemplo, despu¨¦s de m¨¢s de medio a?o de covid-19, muchos colegios alemanes todav¨ªa no han sido capaces de poner en marcha sistemas de ense?anza telem¨¢tica adecuados.
El endeudamiento p¨²blico se est¨¢ incrementado masivamente para proteger a las empresas de la quiebra y preservar las estructuras econ¨®micas. Pero si Europa quiere seguir siendo competitiva, tiene que invertir m¨¢s en la econom¨ªa del futuro. No hay mejor inversi¨®n que la inversi¨®n en sus j¨®venes, que siguen sufriendo desproporcionadamente la pandemia.
Guntram Wolff es director del centro de reflexi¨®n Bruegel, especializado en econom¨ªa.
Traducci¨®n de News Clips.
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