M¨¢s luz en la Iglesia
La investigaci¨®n interna del caso McCarrick va en la direcci¨®n adecuada, pero el Vaticano debe hacer m¨¢s
El informe publicado el martes por el Vaticano sobre la cadena de negligencias que durante medio siglo permitieron el ascenso del cardenal abusador Theodore McCarrick en la Iglesia representa un valioso e ins¨®lito examen de conciencia. A lo largo de sus 461 p¨¢ginas se desgranan las omisiones, m¨¢s o menos conscientes, que cometieron obispos, nuncios y, al menos, dos de los tres papas bajo cuyo pontificado sigui¨® prosperando un purpurado sobre el que ya pesaban denuncias, ¡°rumores¡± y acusaciones. La auditor¨ªa, encargada por Francisco hace dos a?os a la Secretar¨ªa de Estado, constituye un cambio de paradigma en la manera de afrontar este tipo de casos desde Roma y eleva positivamente el list¨®n de la transparencia.
La exhaustiva investigaci¨®n, sin embargo, constata tambi¨¦n la pasividad de la Iglesia en atajar una de las peores lacras que la ha corro¨ªdo durante el ¨²ltimo medio siglo. Nadie duda ya de que se mir¨® hacia otro lado cuando hab¨ªa pruebas evidentes de los abusos en serie que se comet¨ªan, tal y como tambi¨¦n ha desvelado el ¨²ltimo informe de la Comisi¨®n Independiente sobre Abusos Sexuales Infantiles (IICSA, en sus siglas en ingl¨¦s), un organismo financiado por el Ministerio del Interior brit¨¢nico. Solo cuando la jerarqu¨ªa eclesial, sometida al escrutinio medi¨¢tico, entendi¨® que la principal perjudicada era la propia instituci¨®n, decidi¨® cambiar el rumbo de un tratamiento deficiente.
La documentaci¨®n publicada, basada en 90 entrevistas y la revisi¨®n de centenares de expedientes, no es un trabajo independiente. La Secretar¨ªa de Estado, la sala de m¨¢quinas del Vaticano, es el ¨®rgano que m¨¢s cerca se encuentra del Pont¨ªfice. El resultado debe por tanto evaluarse a la luz de esta circunstancia. Aun as¨ª, el nivel de transparencia, exigencia y rigor del documento constituye un paso adelante, y las investigaciones internas son importantes. Ojal¨¢ otras instituciones afectadas por lacras similares o partidos pol¨ªticos en casos de corrupci¨®n siguieran esta senda con energ¨ªa.
El caso McCarrick, surgido a ra¨ªz de la denuncia de un exnuncio y arzobispo vinculado a la ultraderecha estadounidense que acus¨® a Francisco de encubrimiento hace dos a?os, ser¨¢ ya una referencia para el futuro. El s¨ªnodo especial, las nuevas leyes promulgadas por el Papa ¡ªespecialmente la que en 2019 favoreci¨® las denuncias¡ª o el marcaje a los obispos desde Roma constituyen un nuevo acercamiento a la cuesti¨®n. La Santa Sede, sin embargo, sigue sin aportar recursos necesarios a departamentos clave, como la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, donde en el futuro tienen que producirse informes con el mismo nivel de exigencia. La Iglesia debe seguir avanzando con vigor en la senda de la transparencia, sobre lo que ocurri¨®, y de la prevenci¨®n, sobre lo que puede ocurrir.
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