105 felones y la verg¨¹enza de un pa¨ªs
La crisis en Per¨² no la ha provocado la protesta popular, sino la irresponsabilidad de varios pol¨ªticos
En Per¨² se ha abierto recientemente la caja de los truenos con la irresponsable utilizaci¨®n de una figura contemplada en el art¨ªculo 113 de la Constituci¨®n, que es la ¡°vacancia¡± del presidente por incapacidad moral permanente, sin que exista un consenso claro del alcance y l¨ªmites de tal figura jur¨ªdica, concebida en el siglo XIX. Ni siquiera hay jurisprudencia constitucional, lo que convierte dicho mecanismo en una suerte de c¨®ctel molotov contra la estabilidad de un Gobierno. Este es tambi¨¦n un aviso a navegantes, pues la disposici¨®n est¨¢ en otras Constituciones del continente y lo que en principio parece razonable ¡ªapartar de sus funciones al presidente de flagrante incapacidad para ejercer como tal¡ª en manos irresponsables se convierte en una abyecta y retorcida manera que sirve a prop¨®sitos nada l¨ªcitos.
Esto es precisamente lo ocurrido el lunes 9 con el presidente Mart¨ªn Vizcarra, que accedi¨® al cargo cuando Pedro Pablo Kuczynski fue obligado a renunciar por varios delitos que lo mantienen en r¨¦gimen de arresto domiciliario. La vacancia tuvo como motivo ¡ªm¨¢s bien como excusa¡ª presuntos sobornos recibidos por Vizcarra cuando era gobernador de Moquegua, regi¨®n al sur de Per¨². Concretamente, el haber recibido casi medio mill¨®n de euros a cambio de contratos de obras p¨²blicas. Si esto se prueba, no hay duda de que el presidente debe pagar por ello.
El problema, lo que hace ¡°legal¡± pero no leg¨ªtima su vacancia, es que ni siquiera ha sido procesado. Esto es, a Vizcarra se le aplica la vacancia por incapacidad moral permanente aunque el Congreso no ha esperado a que act¨²e la justicia, sino que se ampara solo en indicios. Observe el lector un detalle: entre estos congresistas hay casi 70 que est¨¢n siendo ahora mismo investigados por el ministerio p¨²blico a causa de diversos delitos. Setenta.
En realidad, la vacancia solo es la desesperada puesta en marcha de aquel mecanismo decimon¨®nico para destituir a un presidente que, sin partido propio, hizo de la lucha contra la corrupci¨®n la bandera de su programa de regeneraci¨®n pol¨ªtica. Por ello cerr¨® el Congreso y convoc¨® en 2018 un refer¨¦ndum con el fin de limitar el poder de los representantes y evitar su reelecci¨®n. Los hechos demuestran que la regeneraci¨®n ha resultado un espejismo.
Y es que el escenario pol¨ªtico de los ¨²ltimos a?os no solo es de extrema volatilidad, sino que pone de manifiesto la progresiva pauperizaci¨®n ¨¦tica de unos representantes que han perdido, de cara a la ciudadan¨ªa, toda legitimidad. As¨ª, el presidente del Congreso por el partido conservador Acci¨®n Popular, Manuel Merino, un oscuro pol¨ªtico que gan¨® su esca?o por 5.000 votos, se convirti¨® el lunes 9 en el flamante presidente de Per¨². 105 votos consumaron con irresponsabilidad e ignominia, con calculado sentido del oportunismo, este nuevo acto que ensombrece a¨²n m¨¢s el ya de por s¨ª incierto panorama pol¨ªtico nacional.
Que la clase pol¨ªtica peruana vive cada vez m¨¢s distanciada de la realidad y que los partidos que dicen representar a sus electores operan como lobbies o abiertamente como organizaciones delictivas con representaci¨®n parlamentaria (como es el caso del fujimorismo) es un hecho en el que probablemente haya un notable y airado consenso nacional. Un pa¨ªs harto de su clase pol¨ªtica y sus constantes atropellos a la democracia es un polvor¨ªn, asunto que los felones que han votado a favor de la espuria vacancia no han sabido calcular, probablemente adormecidos por su propia indolencia y venalidad. No previeron que su impunidad se hab¨ªa agotado, en estos tiempos en que las redes sociales sirven como canales de transmisi¨®n tambi¨¦n del descontento popular, como ha ocurrido en otros tantos pa¨ªses y en diversas circunstancias.
De ah¨ª que la gente haya salido a las calles para protestar, no por defender a Mart¨ªn Vizcarra, puesto que el com¨²n acuerdo es que sea juzgado por sus posibles ilicitudes, pero una vez acabado su mandato en julio de 2020. La ciudadan¨ªa ha salido para defender la democracia que considera est¨¢ siendo usurpada por sus representantes, ejerciendo, sabi¨¦ndolo o no, el derecho de insurgencia, tambi¨¦n contemplado en la Constituci¨®n.
Los peruanos parecen haber entendido que sus congresistas, sobre todo esos 105 que votaron por la vacancia de Mart¨ªn Vizcarra, representan nuestra mayor vulnerabilidad y que, en lugar de ser quienes defiendan los valores democr¨¢ticos y nuestro orden constitucional, se han aprovechado de ello para medrar cada vez m¨¢s abiertamente. Sin un liderazgo claro contra esa clase corrupta que hoy los gobierna, no parece que el panorama sea muy alentador de cara a los fastos del bicentenario de la independencia, el pr¨®ximo a?o. Pero quiz¨¢, si hemos de arrojar unas migajas de optimismo a tal futuro, con sus masivas protestas callejeras y en las redes hayan encontrado un motivo razonable y decente para sentirse orgullosos de tal celebraci¨®n: que la democracia es algo que nos ganamos d¨ªa a d¨ªa. Y quien amenaza contra ella se encontrar¨¢ una sociedad civil dispuesta a defenderla. De momento, las protestas han conseguido la renuncia de Merino. El cuarto presidente de Per¨² en cuatro a?os y solo con cinco d¨ªas en el cargo.
Jorge Eduardo Benavides es escritor.
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