Apuntes sobre una oportunidad
Los a?os veinte del siglo XXI han comenzado con un extraordinario hecho, la pandemia, que, unida a una transformaci¨®n mundial ya en marcha, pone a Europa ante un enorme desaf¨ªo para su futuro

Parece indiscutible que esta pandemia se configura ya como el hecho fundacional de la nueva d¨¦cada. Los a?os veinte partir¨¢n desde la estela de un fen¨®meno sin precedentes en la historia reciente que, cuando quede atr¨¢s, se habr¨¢ llevado cientos de miles de vidas humanas y generado la mayor par¨¢lisis de producci¨®n y movilidad que se recuerde. El mundo en manos de la ciencia contin¨²a, todav¨ªa hoy, dentro de una pesadilla cuyas consecuencias son de una enorme magnitud. En primer lugar, en vidas humanas. Pero tras ellas, en la econom¨ªa. Seg¨²n las proyecciones del Fondo Monetario Internacional, la riqueza mundial sufrir¨¢ en este a?o 2020 una contracci¨®n del 4,9%. Aterrizando el impacto por regiones, EE UU caer¨¢ un 4,3%. Y la eurozona, un 8,3%. Cap¨ªtulo aparte merecer¨ªa Espa?a, con la mayor ca¨ªda de toda Europa; un 12,8% de su PIB.
Dentro de este panorama de hundimientos econ¨®micos generalizados, solo China crecer¨¢. Lo har¨¢ lejos de sus ritmos de crecimiento de las ¨²ltimas d¨¦cadas pero qued¨¢ndose muy cerca del 2% para este a?o.
As¨ª es como se inicia la d¨¦cada, en el interior de una crisis econ¨®mica de enorme magnitud. Si a partir de aqu¨ª di¨¦ramos un salto en el tiempo pregunt¨¢ndonos por c¨®mo terminar¨¢, las proyecciones del Banco Mundial nos ayudan a visibilizar la escena. En ella se confirma lo que hoy es ya m¨¢s que una sospecha; el oc¨¦ano Pac¨ªfico, epicentro geopol¨ªtico del mundo de hoy, se habr¨¢ terminado de consolidar como el epicentro econ¨®mico, productivo y comercial del mundo de ma?ana. Lo har¨¢ hasta el punto de que el 60% del crecimiento econ¨®mico acumulado del conjunto de la humanidad quedar¨¢ situado en Asia en el a?o 2030. La regi¨®n habr¨¢ triplicado as¨ª su PIB en una d¨¦cada y media y concentrado hasta el 90% de las nuevas clases medias del mundo, casi 2.400 millones de personas habr¨¢n accedido esa consideraci¨®n en la regi¨®n cuando la d¨¦cada termine. China, India y Sudeste Asi¨¢tico consagrar¨¢n su avance en un proceso de transformaci¨®n cuya velocidad y volumen poblacional es completamente desconocido en la historia. El desplazamiento productivo, econ¨®mico y comercial se completar¨¢ con una de las variables claves del siglo; Asia alcanzar¨¢ el liderazgo en inversi¨®n tecnol¨®gica en el a?o 2030, con el 50% del total de inversi¨®n mundial en el ¨¢mbito clave del desarrollo del siglo; la tecnolog¨ªa avanzada. Superar¨¢ as¨ª al gran inversor tecnol¨®gico actual, EE UU, y quedar¨¢ convertida en el primer referente global.
Las derivadas de este inmenso proceso de transformaci¨®n son de una dimensi¨®n extraordinaria. Es en ellas donde se percibe bien el verdadero alcance del desaf¨ªo que Europa tiene por delante.
Todo indica que, en ese sentido, son enormemente acertadas las l¨ªneas planteadas por la Comisi¨®n Europea; centrar los esfuerzos en mejorar la formaci¨®n de nuestro capital humano y elevar la inversi¨®n en investigaci¨®n cient¨ªfica, desarrollo e innovaci¨®n, apostar decididamente por la adaptaci¨®n del aparato productivo europeo a la revoluci¨®n tecnol¨®gica y a nuevos est¨¢ndares de sostenibilidad e incrementar la competitividad de la econom¨ªa europea. Asimismo, se podr¨ªa a?adir la necesidad de dar pasos decididos para reeuropeizar aspectos estrat¨¦gicos de la producci¨®n, reduciendo de manera progresiva las vulnerabilidades por dependencia productiva con sistemas pol¨ªticos contradictorios con los principios fundadores de la Uni¨®n Europea.
Con todo, parece haber surgido un aliado inesperado de las ¨²ltimas elecciones norteamericanas con vistas a la modificaci¨®n de la conversaci¨®n global para los pr¨®ximos a?os. La victoria de Joe Biden abre una enorme oportunidad para recomponer las din¨¢micas de cooperaci¨®n en la comunidad internacional y pasar p¨¢gina de los destrozos aislacionistas del ciclo de Trump. Por ejemplo, con el retorno de EE UU a una posici¨®n activa en el sistema de Naciones Unidas, incluyendo aqu¨ª su vuelta a la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. O al acuerdo antinuclear. O al de Par¨ªs, en la lucha contra la crisis clim¨¢tica. O a un relajamiento de las tensiones comerciales de la enloquecida carrera arancelaria de estos ¨²ltimos a?os.
Quiz¨¢ EE UU y la Uni¨®n Europea ¡ªdesde su identidad pol¨ªtica propia¡ª puedan entrar en un ciclo distinto para enfocar los desaf¨ªos regionales o globales tras la buena noticia de las ¨²ltimas elecciones norteamericanas.
Es indiscutible que en ellas ha sorprendido Joe Biden. El que dec¨ªan que era el peor cartel electoral de cuantos hubieran sido posibles en el Partido Dem¨®crata. El demasiado mayor y demasiado visto, el demasiado de centro y demasiado establishment, ha batido todos los r¨¦cords electorales de su pa¨ªs con m¨¢s de 75 millones de votos y m¨¢s del 50% de voto popular con la participaci¨®n electoral alcanzando registros hist¨®ricos y situ¨¢ndose por encima del 65%.
Todo indica que la tarea que los dem¨®cratas tienen, de aqu¨ª en adelante, consiste en la consolidaci¨®n de su victoria. Conseguir que la derrota de Trump sea la derrota definitiva del trumpismo, esa tela de ara?a en la que EE UU qued¨® atrapado, un fen¨®meno populista y zafio que rompi¨® con su institucionalidad hist¨®rica, coloc¨® el poder pol¨ªtico al servicio de un personaje indescriptible y destroz¨® su reputaci¨®n de pa¨ªs ante el mundo. Un fen¨®meno que adem¨¢s oper¨® como faro de legitimidad para un buen n¨²mero de procesos similares en no pocos pa¨ªses occidentales.
Durante todos estos a?os, no han sido pocas las voces que han insistido en que para superar esta pandemia populista de los Trump y los Bolsonaro, de los Le Pen y los Boris Johnson hab¨ªa que hacerse cargo del conjunto de amenazas, miedos e incertidumbres de su votante. Ha gozado de un enorme prestigio intelectual el mensaje recurrente de que hab¨ªa que entrar en su psicolog¨ªa.
No es descartable, sin embargo, que de estas elecciones norteamericanas se desprenda otra conclusi¨®n. Quiz¨¢ la clave para superar este ciclo populista est¨¦ en avanzar decididamente en la superaci¨®n de los problemas reales. Y que para ello sea clave la defensa de la institucionalidad democr¨¢tica, el blindaje de sus normas, sus c¨®digos y sus procedimientos. Apostar, de manera decidida, por la creaci¨®n de una nueva conversaci¨®n global sobre los desaf¨ªos tangibles. Los que, en el caso europeo, detecta bien la agenda de la Comisi¨®n Europea. Quiz¨¢ la clave tambi¨¦n se encuentre en la vuelta a din¨¢micas saludables de cooperaci¨®n entre las principales potencias occidentales en el marco de los organismos multilaterales.
Quiz¨¢ la f¨®rmula con la que entrar en un ciclo de derrota consolidada de la pandemia populista sea coincidente con la v¨ªa por la que afrontar las inquietantes tendencias de fondo que trae la d¨¦cada. Y quiz¨¢ est¨¦ situada ah¨ª; algo m¨¢s lejos de los prestigiosos miedos del votante de Trump y algo m¨¢s cerca de las minusvaloradas razones del votante de Biden.
Eduardo Madina es socio de la consultora KREAB y director de KREAB Research Unit, unidad de an¨¢lisis y estudios de la firma en su divisi¨®n en Espa?a.
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