Debacle migratoria
La crisis en Canarias es un fracaso del Gobierno, que debe urgentemente mejorar los mecanismos de acogida
El ya tristemente famoso muelle grancanario de Arguinegu¨ªn, en el que se hacinan en precarias condiciones m¨¢s de 2.000 inmigrantes, se confirma, cada d¨ªa que pasa, como un lamentable s¨ªmbolo de la deficiente gesti¨®n migratoria espa?ola. Hay casi tantas personas agolpadas en esa d¨¢rsena como habitantes tiene el pueblo pesquero que la alberga. Este campamento de carpas precarias y ba?os port¨¢tiles donde la estancia de los migrantes supera con creces los tres d¨ªas de plazo bajo custodia policial que marca la legislaci¨®n, nunca debi¨® existir y nada justifica que se mantenga.
La crisis migratoria en Canarias es una crisis de llegadas, pero es sobre todo de gesti¨®n. Nadie cuestiona la dificultad de recibir y acoger a 16.750 personas entre el 1 de enero y el 15 de noviembre, con la pandemia desatada y con los recursos limitados de las islas. Pero la situaci¨®n actual es inaceptable. Las personas que llegan reciben un trato que no est¨¢ a la altura de los valores de la sociedad espa?ola y que cuestiona a fondo la pol¨ªtica migratoria.
Las diferencias y la descoordinaci¨®n entre ministerios son evidentes. El episodio del pasado martes, cuando una desbordada Polic¨ªa Nacional, dependiente del Ministerio de Interior, sac¨® del muelle a 200 migrantes sin coordinarse con el Ministerio de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones ¡ªpara garantizar a los desplazados al menos un techo bajo el que dormir¡ª es un buen ejemplo. Por su parte, el Ministerio de Defensa ha entregado las llaves de cinco instalaciones militares donde se levantar¨¢n campamentos provisionales, mientras se plantean otras obras de calado. Esta f¨®rmula es la m¨¢s r¨¢pida para acoger a los cientos de personas que siguen llegando cada d¨ªa y resolver¨¢ probablemente el problema de Arguinegu¨ªn, pero hace meses que se requer¨ªa esa soluci¨®n.
El Gobierno tambi¨¦n promete reforzar los lazos con los pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito para frenar la salida de pateras y multiplicar las expulsiones de los reci¨¦n llegados, pero la estrategia tiene limitaciones obvias. Los cupos son peque?os y Espa?a no lograr¨¢ expulsar m¨¢s de unas decenas o quiz¨¢ centenas de personas en el medio plazo. Ninguna de las medidas anunciadas por el Ejecutivo aliviar¨¢ en el corto plazo la crisis de acogida que viven las islas. El Gobierno se resiste a derivar a los migrantes a la pen¨ªnsula, donde la red de atenci¨®n presente en el resto de territorios podr¨ªa asumir sin ning¨²n drama la acogida temporal de una parte de ellos. Europa se cierra en banda ante estos traslados porque supone asumir su tr¨¢nsito por el continente y el Gobierno tampoco est¨¢ por la labor, convencido de que ser¨ªa un incentivo para los migrantes. El del efecto llamada es un argumento recurrente, pero no comprobado. Lo que s¨ª puede comprobarse es el trato inadecuado a las personas que llegan y el da?o a los valores espa?oles y europeos.
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