Canarias, ?otra tragedia griega de Lesbos?
Para limitar los flujos migratorios, Europa debe abandonar su ret¨®rica vac¨ªa e invertir en planes serios de desarrollo con ?frica
Las respuestas de alarma en Canarias ante una llegada masiva de inmigrantes no solucionan nada, son solo una medida de contenci¨®n humana que amenaza ser reconducida sistem¨¢ticamente en el futuro. El otro apartado de la estrategia estriba en el fortalecimiento de Frontex, la agencia policial de la UE encargada de controlar las embarcaciones y prohibir su acceso a aguas europeas. El mero hecho de priorizar la acci¨®n de este organismo demuestra la din¨¢mica de militarizaci¨®n en la que se ha enrocado Europa desde 2015 (uso de naves militares bajo el control de la UE en las aguas fronterizas de Libia y T¨²nez). Como se ha demostrado, esta doble reacci¨®n humillante frente a la demanda migratoria no frenar¨¢ sin una respuesta estructural sobre las causas de las migraciones y la posibilidad, al mismo tiempo, de abrir v¨ªas legales m¨¢s equitativas de emigraci¨®n. Porque las llamadas a suelo europeo van a seguir, y porque ni el peligro de muerte en el mar, o en el desierto, tienen capacidad para disuadirlas. De hecho, Canarias se est¨¢ transformando peligrosamente en un gran campo de retenci¨®n en el que se har¨¢ el filtraje de los candidatos a las bolsas coyunturales migratorias.
La ¨²nica manera de aportar una respuesta humanitaria y eficaz es ya conocida, y la vamos recordando con insistencia desde hace dos d¨¦cadas. Primero, desde Espa?a, habr¨ªa que desarrollar la cooperaci¨®n interestatal con los pa¨ªses concernidos (Senegal, Mauritania y Marruecos) para actuar en el origen, paliando estructuralmente las causas de los desplazamientos migratorios. El lenguaje represivo no sirve. Se trata de inversiones importantes que dependen esencialmente de la UE. Tanto por razones demogr¨¢ficas como econ¨®micas, la demanda de trabajo va a aumentar. Europa, pese a su d¨¦bil crecimiento estos ¨²ltimos 20 a?os y a la pandemia, ha experimentado un enorme desarrollo econ¨®mico; pero, con el modelo econ¨®mico imperante y la pol¨ªtica de austeridad social, la brecha con su entorno sur se ha ensanchado proporcionalmente. Basta con observar el engrosamiento de la deuda de estos pa¨ªses para darse cuenta de la gravedad de su situaci¨®n. M¨¢s que nunca, para limitar los flujos migratorios, Europa debe abandonar su ret¨®rica vac¨ªa e invertir en planes serios de desarrollo con ?frica.
La pol¨ªtica europea a la demanda de trabajo africana es raqu¨ªtica; se encorseta duramente la posibilidad de conseguir visados en el origen, de modo que se desde?a a los trabajadores no cualificados y empobrecidos. Y provoca lo previsible: la emigraci¨®n legal selectiva a muy corto plazo empuja a los m¨¢s necesitados a recurrir a la inmigraci¨®n ilegal. Sin embargo, Europa, y Espa?a, necesitan de la inmigraci¨®n en muchos sectores. Y hay que decirlo abiertamente, en una sola voz, y enfrentarse, de una vez, al fuego fatuo de los tiempos de populismo xen¨®fobo. Canarias no debe convertirse en otra tragedia griega de Lesbos.
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