Educadores

La ministra Cela¨¢ no deslumbra con certeras intuiciones ni nos agobia con perlas de ciencia infusa. Hay quien le reprocha esta austeridad sapiencial. Pero una vez que, quiz¨¢ por descuido, afirm¨® algo verdadero y profundo, se le vino el mundo encima. Dijo: ¡°Los hijos no pertenecen a los padres¡±. Le llamaron totalitaria, le acusaron de querer que el Estado sustituya a los padres y de manipular a los ni?os contra sus familias. Pero s¨®lo ha dicho algo muy cierto. Intelectual y moralmente, los hijos no pertenecen en exclusiva a sus padres. De otro modo sobrar¨ªan las escuelas. Las aulas est¨¢n para trascender lo familiar y entrenar para lo social: mostrando alternativas a lo que creen en casa y complementando cient¨ªficamente lo que cuentan los pap¨¢s. A veces, contradici¨¦ndoles, porque hay padres que justifican el asesinato de guardias civiles con leyendas regionales o consideran piadoso inmolarse con un cintur¨®n de explosivos a la puerta de un colegio. A los ni?os se les educa para que puedan elegir conscientemente ser como sus padres, como otros vecinos o inventarse un d¨ªa su propia vida. Y tienen derecho a que se les haga una transfusi¨®n de sangre si la necesitan aunque sus mayores lo consideren pecado mortal...

La libertad de los padres es tener a su alcance una escuela de m¨¢xima calidad: p¨²blica y laica en la mayor¨ªa de los casos, confesional si quieren coste¨¢rsela. Lo malo es que este Gobierno agresivamente ideol¨®gico hace mirar con desconfianza los contenidos de la ense?anza p¨²blica: memoria democr¨¢tica antifranquista pero tolerante con el separatismo, sustituci¨®n del catecismo tradicional por otros tambi¨¦n dogm¨¢ticos de g¨¦nero, ecolatr¨ªa, animalismo... y postergaci¨®n traicionera del castellano como lengua escolar. Hay padres laicos que no quieren cambiar las ocurrencias de los obispos por las de Irene Montero...