Gobierno helic¨®ptero

El ministro Illa habla con calma y humildad, pero su mensaje, como el de todo el Gobierno, est¨¢ cargado de prisas y triunfalismo. Cada anuncio sobre el avance cient¨ªfico de una vacuna, una noticia que por su propia naturaleza hay que tomar con precauci¨®n, ha venido acompa?ado de una comunicaci¨®n precipitada del Ejecutivo sobre el inicio de la vacunaci¨®n. Nos dijeron que podr¨ªamos tener millones de dosis en diciembre. Ahora se retrasa a los primeros meses de 2021.

No hab¨ªa ninguna necesidad de crear expectativas ilusorias este oto?o, pero esta ha sido la t¨®nica oficial desde el principio de la crisis: ¡°No hay virus¡± en Espa?a; bueno, quiz¨¢s ¡°alg¨²n caso¡±, pero la situaci¨®n es ¡°francamente buena¡±; tranquilos, que ¡°no hay transmisi¨®n comunitaria¡±. Luego, vino la tragedia. Entiendo que el Gobierno se equivocara. Ocurri¨® en otros pa¨ªses, aunque no en todos y no con la misma insistencia y autocomplacencia, dos rasgos innecesarios. Pero, como si no hubiera aprendido de la experiencia, en verano S¨¢nchez incidi¨® con la madre de todas las ingenuidades: ¡°Hemos derrotado al virus y controlado la pandemia¡±.

Seg¨²n el dicho atribuido a san Agust¨ªn, errar es humano, pero perseverar es diab¨®lico. Sin embargo, en este caso la intenci¨®n es angelical. El Gobierno quiere conectar emocionalmente con los ciudadanos de forma continua. Cualquier evento que pudiera estar relacionado con la evoluci¨®n futura de la pandemia, ya suceda en un laboratorio extranjero o en un hospital nacional, exige que el Gobierno salga a interpretarla y a transmitir un estado de ¨¢nimo concreto a la poblaci¨®n. Como la madre y el padre pendientes permanentemente de lo que sus hijos sienten.

Esa es la peculiaridad del modelo espa?ol contra la covid: el Gobierno act¨²a como unos padres helic¨®ptero. Se pasa el tiempo sobrevol¨¢ndonos. Espanta nuestros miedos con mensajes de falsa seguridad. Nos dice que las cosas siempre saldr¨¢n bien. Como progenitores sobreprotectores, su prioridad es evitar nuestro sufrimiento presente, no prepararnos para el futuro. La buena educaci¨®n se basa en la m¨¢xima repara el ni?o para el camino, no el camino para el ni?o. Y nuestros Gobiernos, el nacional y algunos auton¨®micos, se empe?an en pintar de flores el agreste sendero que tenemos delante. Si nos tratan como ni?os, que lo hagan bien, porque tanto optimismo es deprimente. @VictorLapuente