Joe Biden y el futuro de las sanciones
De Biden muchos, en Venezuela y Washington, esperan un racional ajuste de las sanciones que las convierta en un garrote m¨¢s efectivo que esgrimir en combinaci¨®n con las parsimoniosas zanahorias de la diplomacia
Nicol¨¢s Maduro y sus cortagargantas han aprendido en un a?o todo lo que a los mul¨¢s de Ir¨¢n les tom¨® casi una d¨¦cada: burlar sostenidamente y con razonable ¨¦xito las sanciones econ¨®micas impuestas en enero de 2019 por Donald Trump y su pandilla salvaje.
Si se examina el proceder del r¨¦gimen venezolano, sujeto al cerco tendido por Washington a toda su actividad petrolera, ser¨¢ forzoso admitir que, para presidir lo que infinidad de veces ha sido descrito con raz¨®n como un estado fallido, Maduro ha tenido exasperante ¨¦xito al extender su turno al bate.
Consid¨¦rese que, seg¨²n los halcones de Trump y sus altavoces criollos, 2020 iba a ser, en el peor de los casos, el A?o Uno de la ca¨ªda del r¨¦gimen chavista-madurista. Alguien muy avispado en Miraflores pidi¨® a tiempo a Teher¨¢n copias del manual ¡°Sanciones para dummies¡±. Maduro y los suyos han superado hasta ahora a sus autores.
Las severas sanciones estadounidenses directamente dirigidas contra PDVSA fueron promulgadas como guarnici¨®n de la estrategia L¨®pez-Guaid¨®, en enero de 2019.
Washington hizo sentir entonces con fuerza que las sanciones no ven¨ªan solas, que misiles Tomahawk, lanzados desde alguna fuerza de tareas del Comando Sur, bien podr¨ªan llegar a destruir, en tierra y de un momento a otro, la flota de cazas Sukhoi 30 repartida en las bases a¨¦reas venezolanas. En palabras de Trump y sus halcones m¨¢s vocales, John Bolton y Elliott Abrams, ¡°todas las opciones estaban sobre la mesa¡±.
Todo el fantasear con una force de frappe compuesta de militares venezolanos y extranjeros en apoyo a Guaid¨® se disip¨® para siempre con el fiasco de la llamada ¡°Insurrecci¨®n de los Testaferros¡±, en abril de 2019, y el grotesco final de la Operaci¨®n Gede¨®n, en mayo del a?o que termina.
La estrategia de la oposici¨®n, concebida en lo esencial por Leopoldo L¨®pez y encarnada en Juan Guaid¨®, procuraba desde enero de 2019 que un pronunciamiento del Alto Mando venezolano diera pie a una decisiva intervenci¨®n militar estadounidense.
Con la pieza militar de aquella estrategia de pinzas ya por completo irrelevante, la oposici¨®n ha resuelto convocar una consulta popular, idealmente realizable al margen del viciado dispositivo electoral chavista.
La consulta tendr¨¢ lugar entre el 7 y el 12 de diciembre, inmediatamente despu¨¦s de la elecci¨®n, a todas luces fraudulenta, que entregar¨¢ a Nicol¨¢s Maduro el control de la Asamblea Nacional cuya legislatura, junto con el interinato de Guaid¨®, vence constitucionalmente a comienzos de enero.
La consulta opositora, a la que este columnista no acudir¨¢, procura hacer potable la intenci¨®n de prolongar socarronamenteel interinato, m¨¢s all¨¢ de enero de 2021, y trasmutarlo en la presidencia indefinida de un gobierno en el exilio tutelado por Leopoldo L¨®pez.
Para entonces, previsiblemente, Joe Biden habr¨¢ asumido la Presidencia de los EE UU. Sin embargo, contra lo que pueda pensarse, las sanciones estadounidenses contra PDVSA y la camarilla de Maduro, al ser fruto de acuerdos bipartidistas, no cesar¨¢n. Esto es de las pocas cosas seguras que traer¨¢ el 2021.
Aun as¨ª, el desempe?o crecientemente asertivo de los convoyes de tanqueros iran¨ªes que hasta hoy surten mal que bien a Venezuela ha dejado ver, una vez m¨¢s, la insuficiencia de las sanciones econ¨®micas para provocar un cambio de r¨¦gimen, no digamos ya de un equipo de Gobierno.
Al entrar en vigor, las sanciones ciertamente lograron la retracci¨®n de Rusia como comprador y tambi¨¦n embarazar mucho el env¨ªo de crudo venezolano a las refiner¨ªas de China. Como efecto neto de esa contracci¨®n, la producci¨®n petrolera venezolana se redujo a niveles que no se ve¨ªan desde los a?os 30 del siglo pasado.
Pero el despliegue del know how naviero iran¨ª y la proliferaci¨®n de empresas fantasmas en Mosc¨² que reexpiden el crudo sancionado a China han entrado con el tiempo en diab¨®lica sinergia con el dise?o defectuoso de las sanciones gringas. La producci¨®n y el volumen de exportaciones, si bien discretamente, han venido en aumento y a¨²n atiende los compromisos venezolanos con China.
Esto se explica parcialmente porque la aplicaci¨®n de sanciones est¨¢ a cargo de varias agencias de los departamentos del Estado, del Tesoro y de Justicia que act¨²an al mismo tiempo, sin concierto entre ellas, m¨¢s bien obstaculiz¨¢ndose unas otras.
Es por ello que las sanciones que los bur¨®cratas de Washington llamas ¡°de s¨¢bana¡±, aquellas llamadas a afectar toda la econom¨ªa petrolera, se han visto a menudo estorbadas por excepciones que favorecen a transnacionales americanas que, como Chevron, a¨²n operan en Venezuela.
Esto ha ocurrido tanto en el pasado, en el caso de otros pa¨ªses sancionados, que la err¨¢tica trama de sanciones que se cancelan unas a otras es calificada puertas adentro de ¡°whack-a-mole¡±: el t¨¦rmino es el equivalente perfecto del " cuero seco¡± del que hablan nuestros llaneros: lo pisas por un lado y se alza por el otro.
De una Administraci¨®n Biden muchos, en Venezuela y Washington, esperan un racional ajuste de las sanciones que las convierta en un garrote m¨¢s efectivo que esgrimir en combinaci¨®n con las parsimoniosas zanahorias de la diplomacia. Es muy temprano, empero, para pronosticar.
Trump, como todo presidente saliente, querr¨¢ dejar una ¨²ltima impronta en materia de sanciones. Estas podr¨ªan ir, por el lado de la demanda, directamente contra China. Y de ser as¨ª, el manual iran¨ª dejar¨ªa ya, en breve tiempo, de serle tan ¨²til a Maduro.
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