La obsesi¨®n de Par¨ªs por el Islam
Cierto que es preciso legislar sobre las relaciones entre dicha religi¨®n y el Estado republicano, pero es un asunto que hay que afrontar de forma reflexiva y libre de todo contexto emocional vinculado al terrorismo como tel¨®n de fondo
Pol¨ªticas administrativas que anuncian desconfianza sobre los ciudadanos: fortalecimiento de medidas de vigilancia, limitaci¨®n de la libertad de expresi¨®n que restringe el ejercicio de la libertad de informaci¨®n de periodistas independientes, recurso a sem¨¢nticas vagas y represivas en los nuevos proyectos legislativos, y, como propuesta ¨²ltima, la persecuci¨®n del llamado ¡°separatismo¡±, es decir, de una presunta voluntad de quienes buscar¨ªan crear ¡°comunidades¡± opuestas a la ciudadan¨ªa republicana. Una vuelta de tuerca a un ¡°estado de excepci¨®n¡± que comenz¨® bajo la presidencia de Fran?ois Hollande en 2014, tras los atentados terroristas de Par¨ªs, y que Emmanuel Macron extiende: es el testimonio de una degradaci¨®n evidente de los derechos humanos. Esta ha sido su respuesta a los desaf¨ªos que ha experimentado Francia en los ¨²ltimos a?os: los chalecos amarillos, otros atentados terroristas, el fanatismo que acab¨® con la vida del profesor Samuel Paty, la pandemia. El mandatario demuestra controlar dif¨ªcilmente la situaci¨®n: hizo gala de un conocimiento bastante resbaladizo sobre los fundamentos culturales de la secularidad del Estado utilizando a veces, bajo la emoci¨®n, argumentos que vulneraban el mismo principio de laicidad. Aunque reconoci¨® su error en una entrevista con Al Jazeera, mantiene vivo su desprop¨®sito en el proyecto de ley contra los ¡°separatismos¡±.
Es una propuesta de una concepci¨®n de la ciudadan¨ªa republicana particularmente r¨ªgida, en cuanto a la necesaria institucionalizaci¨®n de la religi¨®n musulmana. Cierto que es preciso legislar sobre las relaciones entre dicha religi¨®n y el Estado republicano, pero es un asunto que hay que afrontar de forma reflexiva y libre de todo contexto emocional vinculado al terrorismo como tel¨®n de fondo. Se ha abandonado esta sensible materia en manos de Interior (en Francia gestiona tambi¨¦n el ejercicio de los cultos religiosos) cuyo responsable es conocido por su escasa apetencia por el di¨¢logo: el fruto es un texto autoritario y controvertido.
El ministro sospecha, con argumentos reduccionistas, el advenimiento de un supuesto ¡°comunitarismo¡± de los musulmanes; ?tal vez identifica el hecho de rezar ¡°en com¨²n¡± en una mezquita como ataque contra los valores de la Rep¨²blica! Igualmente, parte de una premisa prejuiciosa: los musulmanes franceses constituyen una comunidad religiosa unida, una suerte de reba?o, lo que no corresponde, bajo ning¨²n concepto, a la realidad. Por supuesto, hay instituciones isl¨¢micas privadas y lugares de culto cuya financiaci¨®n y funcionamiento, como otras entidades, deben ser supervisados en el marco de la ley republicana. Por otro lado, no se le ha brindado voz a los musulmanes franceses para manifestar su elecci¨®n sobre el pilar de la organizaci¨®n del Islam en Francia (pese a d¨¦cadas de presencia en el pa¨ªs). El Estado tard¨® mucho en reconocer su legitimidad. Precisamente por sus variadas y complejas aristas, esta situaci¨®n, que no se reduce a la punta del iceberg, no merece ser observada desde las entra?as de una obsesi¨®n estatal, sino estar a la altura del universalismo republicano proclamado.
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