?Y despu¨¦s?
Muchos creemos que no hay nada despu¨¦s de la muerte, pero otros tantos creen que s¨ª e imaginan, con esp¨ªritu l¨ªrico, v¨ªrgenes sin pecado y sociedades perfectas. ?Bienaventurados!
Es imposible pensar en el m¨¢s all¨¢, en lo que viene luego, porque no hay modo de imaginarlo, de darle una imagen. No s¨®lo es dif¨ªcil para los incr¨¦dulos, los cuales suponen que despu¨¦s no hay nada. Tambi¨¦n para los creyentes la metaf¨ªsica es de muy dif¨ªcil alcance. En tiempos m¨¢s po¨¦ticos el m¨¢s all¨¢ se llenaba de figuras luminosas, fueran ¨¢ngeles con arpa o c¨ªrculos ¨¢ureos de santos, m¨¢rtires y divinidades. Aquel Para¨ªso (por no hablar de la dificultad de imaginar lo infernal) ya no se sostiene y en la actualidad los cl¨¦rigos que a¨²n conservan una grey p¨ªa han dejado de explicarlo.
Sin embargo, la necesidad de darse una imagen subsiste. Los mayores nos hemos resignado a la nada, pero los peque?os no. Tengo para m¨ª que el ¨¦xito de la fiesta de Halloween y otras fantas¨ªas f¨²nebres como los zombis, responden a esa necesidad. Hay que darles una excusa a los ni?os para que cuando se pregunten: ¡°Pero ?cu¨¢nto va a durar la abuela?¡± tengan algo con lo que aliviarse. Simp¨¢ticos muertecitos, tiernos esqueletos casi siempre vestidos de mariachi, o muertos vivientes que dan mucho miedo, pero reconfortan porque alguno de ellos puede ser la abuela. Hay que llenar ese vac¨ªo que los mayores soportamos con cinismo y ceguera.
Reconforta, de todos modos, en tiempos tan crueles y destructivos, que a¨²n haya quien crea en las leyendas. Hoy es la Inmaculada Concepci¨®n, uno de los mitos cristianos m¨¢s modernos. Es hermoso creer que alguien se libr¨® del pecado original, pero inimaginable. Sin embargo, ah¨ª est¨¢n los miles de creyentes que aceptan las leyendas. ?Hay algo despu¨¦s de la muerte? Muchos creemos que no, pero otros tantos creen que s¨ª e imaginan, con esp¨ªritu l¨ªrico, v¨ªrgenes sin pecado y sociedades perfectas. ?Bienaventurados!
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