El patio del Congreso
Un a?o desastroso, irreparable y odiado. Decenas de miles de muertes, una econom¨ªa cercenada y un da?o psicol¨®gico colectivo que causar¨¢ estragos individualmente. Pero no es tan grave. No al menos para nuestros pol¨ªticos, quienes se preocupan m¨¢s por increparse unos a otros que por salvar esta situaci¨®n. Observo las reuniones celebradas en el Congreso y me averg¨¹enzo al comprobar que nos encontramos ante el bullicio propio de un patio de colegio en vez de ante personas adultas y maduras. Las mismas personas que proclaman defender el bien de nuestro pa¨ªs. Un bien que ha deca¨ªdo irrefutablemente, excepto para ellos, que nunca sufrir¨¢n un ERTE ni la congelaci¨®n de su sueldo. Quiz¨¢s ah¨ª est¨¦ la raz¨®n del porqu¨¦ de su actitud, que lejos queda de la empat¨ªa prometida al pretender enga?arnos para llegar al poder y hacerse de oro.
In¨¦s Montero Gavira. Sevilla
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