Los rechazos a golpes de Frontex
La agencia europea ha sido creada para filtrar las llegadas en el estricto respeto del derecho internacional de la Uni¨®n, y no para transformar las fronteras en ¡®far west¡¯, donde prima la raz¨®n del m¨¢s fuerte
No es, lamentablemente, nuevo. Ahora sabemos que los abusos contra los derechos humanos por parte de Frontex, la agencia policial de la UE encargada de controlar las fronteras exteriores, pueden volverse sistem¨¢ticos. Y, desde los inicios, evitables, por efecto del deber de diligencia de las instituciones comunitarias. Ya, en 2013, el Defensor del Pueblo europeo pon¨ªa en evidencia algunas pr¨¢cticas turbias de esta agencia. Hoy varias ONG del proyecto Border Violence Monitoring Network publican un informe riguroso, contundente y extenso (1.500 p¨¢ginas, 900 casos analizados y 12.600 v¨ªctimas), sobre la situaci¨®n dram¨¢tica de los migrantes y peticionarios de asilo en las fronteras, agudizada por el trato de Frontex. Esta vez, la iniciativa ha contado con el respaldo de casi todos los grupos de izquierda y los Verdes del Parlamento Europeo. El gesto es significativo: no es solo una cuesti¨®n de violaci¨®n de los derechos humanos, sino, m¨¢s profundamente, de un atropello por organismos de control de la UE, y con ello, un elemento que puede poner en tela de juicio la identidad de Europa, sus valores fundacionales.
Porque el abanico de atentados contra seres humanos en las fronteras de la UE es escalofriante. Ha sucedido, sin control alguno, en Croacia, Hungr¨ªa, etc., y nos revelan extorsiones, agresiones f¨ªsicas y brutales, tambi¨¦n sobre menores. La t¨¦cnica empleada por Frontex, la devoluci¨®n en frontera a golpes (push back), ha convertido a sus v¨ªctimas ¡ª¡±arrastrados por el suelo como basuras¡±, incluso atacados por perros¡ª a la categor¨ªa de animales.
Ante esta situaci¨®n atribuible de hecho a la v¨ªa penal, el problema no se diluye con la voluntad de abrir una investigaci¨®n sobre las actuaciones de Frontex, como desea la mediadora europea Emily O¡¯Reilly; no acaba en el per¨ªmetro de responsabilidad directa de su director, Fabrice Leggeri, que parece inspirado m¨¢s por la productividad en cifras de expulsi¨®n y no por el respeto al derecho internacional humanitario. En realidad, tras esta cadena represiva, subyace un bucle pol¨ªtico y una cuesti¨®n de fondo: un sentimiento, ampliamente compartido en las instituciones nacionales y europeas, de impunidad vinculado al histerismo fabricado de temor frente a la ¡°invasi¨®n¡± migratoria. Aunque este discurso empez¨® antes, cobr¨® carta de naturaleza con la denominada Directiva UE de la ¡°verg¨¹enza¡± (2008), y se ha radicalizado en 2015 con la afluencia de refugiados que hu¨ªan de graves conflictos armados.
Desde entonces, la pr¨¢ctica de los rechazos a golpes, con variadas formas, no ha dejado de crecer, sin ning¨²n control, porque hasta la fecha, la UE no ha firmado el convenio europeo del Tribunal de Derechos Humanos (TEDH). Ahora bien, Frontex ha sido creada para filtrar las llegadas en el estricto respeto del derecho internacional de la Uni¨®n, y no para transformar las fronteras en el Far West, donde prima la raz¨®n del m¨¢s fuerte.
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