?Por qu¨¦ los pol¨ªticos proponen malas pol¨ªticas?
Las decisiones deben ser sexis, simples, f¨¢ciles de entender y simb¨®licas para los tuyos. Si adem¨¢s generan rechazo del contrario, ser¨¢n infalibles. Por ello se incurre en la polarizaci¨®n en tiempos de redes
Los avances en el uso de datos y t¨¦cnicas experimentales en ciencias sociales nos permiten tener evidencias mucho m¨¢s s¨®lidas sobre las pol¨ªticas que funcionan y las que no. Sin embargo, esos avances no parecen haberse traducido en un debate pol¨ªtico de mejor calidad. Los pol¨ªticos siguen proponiendo malas pol¨ªticas, a menudo, sin sustento en la evidencia emp¨ªrica o netamente peores en t¨¦rminos de equidad y eficiencia que otras pol¨ªticas disponibles.
2020 ha venido cargado de esas malas pol¨ªticas. Piensen, por ejemplo, en la reciente propuesta del Gobierno de implementar un sistema de controles de precios al alquiler o en las propuestas recurrentes de bajadas del IVA. Para mejorar la accesibilidad de los j¨®venes o de los colectivos vulnerables a la vivienda, la experiencia de muchos pa¨ªses nos muestra que son m¨¢s efectivas las subvenciones temporales al alquiler para esos colectivos que los controles de precios. Para ayudar a personas con bajos ingresos es mejor hacer mayores transferencias de renta a esos colectivos espec¨ªficos que bajarle a todo el mundo, incluidos los ricos, el IVA del pan integral.
Sin embargo, las malas pol¨ªticas son muy persistentes. ?Por qu¨¦? Una primera hip¨®tesis es que los pol¨ªticos no saben. Es verdad que el nivel de formaci¨®n de los pol¨ªticos es mejorable, en Espa?a y en todas partes. Pero lo cierto es que todos los pol¨ªticos tienen acceso a informaci¨®n y a equipos t¨¦cnicos que pueden ayudarles.
Una segunda hip¨®tesis es que los pol¨ªticos est¨¢n ¡°capturados¡±. Esta podr¨ªa estar relacionada con la primera hip¨®tesis: como los pol¨ªticos no saben, pues simplemente asumen como propia la propuesta de cualquier grupo de inter¨¦s. Por ejemplo, del gremio de veterinarios que quieren mejorar sus m¨¢rgenes de negocio y pagar menos IVA.
Una tercera hip¨®tesis es que los pol¨ªticos est¨¢n muy ideologizados, tienen una visi¨®n muy fuerte de qui¨¦nes son los buenos y los malos en la sociedad y les importa bastante poco lo que digan los estudios respecto de las pol¨ªticas que proponen. Esta es sin duda relevante para Espa?a.
Sin embargo, hay una cuarta hip¨®tesis menos evidente, pero que resulta esencial: las pol¨ªticas deben de ser sexys. ?Y qu¨¦ es una pol¨ªtica sexy para un pol¨ªtico hoy? El primer requisito es que sea simple, la mayor¨ªa de ciudadanos no tiene tiempo para entender cosas complejas. Si esa pol¨ªtica es tambi¨¦n simb¨®lica y todo el mundo la asocia autom¨¢ticamente a ¡°los tuyos¡±, mucho mejor. Y si adem¨¢s causa un fuerte rechazo en tus adversarios, esa pol¨ªtica ser¨¢ infalible.
El objetivo es siempre generar titulares. Si no lo hace, no estar¨¢ en el debate, no se viralizar¨¢ en redes y no aparecer¨¢ en las tertulias. Ser¨¢ una bala perdida. Y como sabe cualquier spin doctor que se precie ¡ªy que haya le¨ªdo al ling¨¹ista de Berkeley George Lakoff¡ª, si en pol¨ªtica no se habla de ti, est¨¢s muerto.
Los populistas lo saben bien: cuando Trump propone construir un muro de 20 metros ¡°para que no vengan m¨¢s inmigrantes violadores mexicanos¡±, no le preocupa solucionar el problema de la inmigraci¨®n. Lo que quiere es definir el marco mental para que el debate se polarice en torno al tema que a ¨¦l le conviene. Y para eso nada mejor que una propuesta simple, simb¨®lica y divisiva (por cierto, ?alguien recuerda alguna de las pol¨ªticas ¡ªcomplejas e integradoras¡ª de Hillary Clinton?).
Una propuesta compleja de mochila austriaca o un procedimiento extrajudicial de mediaci¨®n hipotecaria pueden ser f¨®rmulas muy efectivas para mejorar la protecci¨®n de los trabajadores o para reducir los desahucios. Sin embargo, no son pol¨ªticas sexys. Es mucho m¨¢s sexy decir que vas a subir un 20% el salario m¨ªnimo ¡ªaunque eso pueda redundar en m¨¢s desempleo y no solucione el problema de la pobreza laboral¡ª o decir que vas a prohibir los desahucios ¡ªaunque eso, a la larga, termine secando el mercado de la vivienda¡ª.
Los pol¨ªticos anticipan el comportamiento de los periodistas y los periodistas que siguen la pol¨ªtica tienen que producir mucho en muy poco tiempo. Si sus art¨ªculos o comentarios sistem¨¢ticamente no se comparten en redes y no tienen clics en la web, su jefe probablemente los mandar¨¢ a paseo.
Cualquier buen periodista (como cualquier buen tuitero) sabe que nada genera m¨¢s tracci¨®n que las noticias divisivas. ¡°If it bleeds, it leads¡± (lo que sangra, lidera), reza un viejo mantra del periodismo americano. Por eso a los periodistas pol¨ªticos les interesa poco escribir sobre temas que no son divisivos, ?cu¨¢ntos art¨ªculos sobre ciencia o cambio clim¨¢tico han visto viralizarse ¨²ltimamente? Hay poca sangre ah¨ª. Y eso no vende.
Las pol¨ªticas identitarias suelen cumplir los tres requisitos a la perfecci¨®n. Pensemos en la enmienda reciente de ERC que ha copado los medios durante semanas. Imposible un mensaje m¨¢s sencillo para los medios: ¡°El castellano va a dejar de ser lengua vehicular en Catalu?a¡±. Ideal para ¡°los tuyos¡±: nada m¨¢s simb¨®lico para el nacionalismo que la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica. Perfecto para generar cu?a: nada moviliza m¨¢s al adversario antinacionalista que una amenaza a la lengua castellana.
?Ha solucionado el debate alg¨²n problema? No. En Catalu?a, de facto, hace 30 a?os que el castellano no es lengua vehicular: todas las clases salvo la de lengua espa?ola se ense?an en catal¨¢n. La enmienda tiene poco valor jur¨ªdico. El Tribunal Supremo ya dict¨® sentencia en 2015: debe ense?arse un 25% en castellano. Esa sentencia no se cumple, pero eso no importa. Lo que importa es que se hable del tema. ?El resultado? Una gigantesca p¨¦rdida de tiempo para la mayor¨ªa y un mont¨®n de atenci¨®n para los nacionalistas.
Los votantes no tienen tiempo para leerse los programas electorales y mucho menos para analizar los pros y contras de cada una de las pol¨ªticas que se proponen. Cualquier ¡°buen¡± pol¨ªtico lo sabe y si tiene que elegir entre una pol¨ªtica sensata, pero compleja, y una mala pol¨ªtica, pero simple, simb¨®lica y divisiva, tendr¨¢ fuertes incentivos para elegir la segunda. Si lo hace, tendr¨¢ impacto, se hablar¨¢ de ¨¦l y, si a?ade un zasca elocuente, tendr¨¢ sus ocho segundos de gloria en el telenoticias.
La soluci¨®n a todo esto no es muy halag¨¹e?a. En la era de las redes sociales y con un Parlamento con m¨¢s fuerzas pol¨ªticas y m¨¢s radicales en ambos lados del tablero la competici¨®n por la atenci¨®n se ha vuelto furibunda. Los partidos necesitan diferenciarse. Necesitan que se hable de ellos. Para lograrlo, la inercia es proponer cada vez m¨¢s (malas) pol¨ªticas polarizantes y menos (buenas) pol¨ªticas complejas. En ese mundo, la mayor¨ªa siente cada vez m¨¢s desinter¨¦s por la pol¨ªtica. Y la democracia, poco a poco, se va deteriorando.
Toni Rold¨¢n Mon¨¦s es director de EsadeEcPol y Visiting Professor in Practice en LSE.
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