Tal vez so?ar
Anoto desde hace casi 30 a?os, en un diario diurno que llevo, esa parte nocturna que cabe en mi cabeza
Como todos ustedes, soy un so?ador involuntario, pero el d¨ªa en que al despertar a¨²n alcanzo a recordar lo ¨²ltimo so?ado o lo que so?¨¦ en mitad de la noche y no se disip¨®, se hace para m¨ª m¨¢s completo; menos naturalista. La trama de mis sue?os, y sus personajes, reincidentes algunos en lugares inveros¨ªmiles o ropajes prehist¨®ricos, me interesan tanto como las novelas que m¨¢s me gustan, aunque no llego al extremo del poeta Novalis, que se hac¨ªa despertar cada dos horas por un criado insomne pagado a tal efecto, pudiendo as¨ª el durmiente rom¨¢ntico almacenar y poner por escrito sus experiencias on¨ªricas. Yo me conformo con anotar desde hace casi 30 a?os, en un diario diurno que llevo, esa parte nocturna que cabe en mi cabeza.
Al iniciarse 2021, y en este encuentro en la tercera fase de la pandemia en que nos encontramos, he repasado mis apuntes, que, sin preverlo, han ido configurando un diario del a?o de la peste covidiana. En esas p¨¢ginas est¨¢n las primeras ausencias irrecuperables, la enfermedad, en este caso a¨²n sin met¨¢foras que la transfiguren, y sobre todo est¨¢ nuestra conciencia de que no hab¨ªa ciencia capaz de curarnos. As¨ª que para ampliar la ¨¢spera prosa v¨ªrica, fui espigando la poes¨ªa del sue?o, que va del drama a la broma: el subconsciente se lo permite todo. Empec¨¦ 2021 con un sue?o enigm¨¢tico que no me atrevo a llamar prof¨¦tico. Estaba en un rascacielos, acompa?ado de un operario en traje de faena que a ratos pasaba a ser enfermera; ¨¦l o ella me instaban a saltar al vac¨ªo, pues la casa iba a arder. Y para animarme lanzaban antes un maniqu¨ª; el mu?eco llegaba roto al suelo. Salt¨¦ desde el piso 30 de la mano del enfermero o la operaria, y la sorpresa me despert¨®. Los tres lleg¨¢bamos al suelo enteros, y yo, el dormido, asombrado de la proeza de estar vivo.
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