El deseo de votar
Otros pa¨ªses han votado en plena pandemia, pero Catalu?a no se ha preparado igual
Las autoridades catalanas decidir¨¢n en las pr¨®ximas horas si confirman o aplazan las elecciones auton¨®micas previstas para el 14 de febrero. El derecho al voto es el elemento central de cualquier democracia. Las circunstancias de Catalu?a a?aden elementos espec¨ªficos por los que ser¨ªa especialmente deseable proceder a esa votaci¨®n. Este derecho (e inter¨¦s) se contrapone a los riesgos de propagaci¨®n del virus, que ya azota gravemente la comunidad, a trav¨¦s de una jornada electoral. La decisi¨®n debe tener en cuenta distintos elementos, entre los cuales obviamente destaca la din¨¢mica epidemiol¨®gica. Otro factor es el grado de preparaci¨®n log¨ªstica para afrontarlas con seguridad. En otro orden de elementos, debe sopesarse el da?o pol¨ªtico de la prolongada interinidad. Con estos y otros criterios sobre la mesa tendr¨¢n que pronunciarse los partidos. La mayor¨ªa gubernamental y varias formaciones de la oposici¨®n parecen decantarse por un aplazamiento. Los socialistas se han pronunciado a favor de mantenerlas.
La situaci¨®n epidemiol¨®gica es, sin duda, grave. Pero cabe yuxtaponerla a distintas consideraciones. Por un lado, las causas que otorgan especial inter¨¦s a proceder a estas elecciones son m¨²ltiples. De entrada, la convocatoria llega ya con retraso respecto del calendario prometido por el president cesado, en verano, aprobados ya los presupuestos, y en sinton¨ªa con las elecciones gallegas y vascas. Despu¨¦s, la ausencia de legitimaci¨®n electoral fragiliza a la Generalitat, cuyo presidente en funciones ¡ªPere Aragon¨¨s, de Esquerra¡ª ni siquiera utiliza ese t¨ªtulo por imposici¨®n del socio de Waterloo (Junts, el fragmentado partido pospujolista). Todo ello, en consecuencia, debilita la interlocuci¨®n y aportaci¨®n catalana en momentos clave previos a la negociaci¨®n de la financiaci¨®n auton¨®mica y al encaje final de los fondos europeos. Y, m¨¢s a¨²n, cuando el actual Govern ¡ªdesde hace tiempo ya pr¨¢cticamente en estado de par¨¢lisis¡ª muestra cada vez mayores divisiones cotidianas.
En segundo lugar, los preparativos adecuados pueden reducir mucho los riesgos del proceso electoral. Cabe se?alar en este sentido la organizaci¨®n de las presidenciales de EE UU, donde una preparaci¨®n meticulosa ha facilitado que m¨¢s de cien millones de ciudadanos votaran por correo o presencialmente por adelantado, en una situaci¨®n de extrema gravedad pand¨¦mica. Otras medidas son posibles, como el desdoblamiento de la jornada electoral. Portugal, tambi¨¦n muy azotado, tiene previsto celebrar presidenciales el 24 de enero. Si Catalu?a hubiese dado pasos m¨¢s decididos para encauzar de antemano una log¨ªstica especial y adecuada a las circunstancias, la determinaci¨®n habr¨ªa podido adoptarse sobre una base diferente. Cabe se?alar que la dirigencia catalana ha sido incapaz de aprobar desde 1979 una ley electoral auton¨®mica, que quiz¨¢ tambi¨¦n habr¨ªa podido facilitar las cosas. Quienes postulaban ¡°poner las urnas¡± a cualquier precio en un refer¨¦ndum ilegal ¡ªy lograron hacerlo de forma oculta¡ª parecen haber sido menos eficaces esta vez.
Los casos de EE UU y Portugal muestran que la celebraci¨®n se puede considerar. Pero, en definitiva, lo m¨¢s importante es mantener una unidad democr¨¢tica. Si una amplia mayor¨ªa del espectro pol¨ªtico catal¨¢n se mostrara a favor del aplazamiento ¡ªaunque quepa sospechar algunos c¨¢lculos de conveniencia pol¨ªtica partidista¡ª no ser¨ªa conveniente que la minor¨ªa librara un prolongado pulso.
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