El exilio moral de Iglesias... en Catalu?a
Hay demasiados paralelismos entre el nacionalpopulismo ¡®procesista¡¯ y el nacionalpopulismo ¡®trumpista¡¯
No deja de asombrar la naturalidad con que algunos aplauden a rabiar los mensajes inaugurales de Biden como verdades reveladas en el Monte Sina¨ª ¡ªunidad nacional, defensa de la Constituci¨®n y de la democracia demasiado fr¨¢gil, valor de la verdad frente a los hechos alternativos¡¡ª sin percibir contradicci¨®n alguna con seguir defendiendo las virtudes del proc¨¦s. Sin establecer un paralelismo, hay demasiados paralelismos entre el nacionalpopulismo procesista y el nacionalpopulismo trumpista como para soslayar la cuesti¨®n: el desprecio por la legalidad, la refutaci¨®n del Estado de Derecho, la fabricaci¨®n de verdades.... asuntos medulares, pero ah¨ª siguen erre que erre, como si pudiera convivir la denuncia radical del trumpismo con la defensa apasionada del procesismo.
Claro que, puestos a asombrarse, nada como ver ah¨ª a un vicepresidente del Gobierno de Espa?a. Al cabo, en Catalu?a llevan muchos a?os confundiendo territorio y verdad, urnas de Todo a 100 y democracia 100%, entre ficciones hist¨®ricas y consignas v¨ªa TV3; pero Iglesias equipara a Puigdemont y los exilados del franquismo. Este peri¨®dico le invitaba a rectificar; pero ¨¦l, atrincherado en Twitter, replica que no va a ¡°criminalizar el independentismo¡±. ?A qui¨¦n se le hubiera ocurrido pedirle que respetase una sentencia del Tribunal Supremo? En todo caso, nadie le reclamaba eso, sino rectificar la comparaci¨®n de un golpista que huye de la legalidad con ciudadanos de un r¨¦gimen legal que hu¨ªan de golpistas. Eso es una frontera moral.
Resulta ilusorio que Iglesias vaya a rectificar, salvo c¨¢lculo posterior. ?l sabe que su criterio del exiliado podr¨ªa incluso servir para Garc¨ªa Juli¨¢ en sus d¨¦cadas brasile?as, despu¨¦s de los cr¨ªmenes de Atocha desde ideas ultraderechistas. Iglesias no es un ignorante y tampoco un est¨²pido; lo que deja poco margen a la interpretaci¨®n. Sin duda cree que el nacionalismo catal¨¢n le fortalece, y adem¨¢s est¨¢ en v¨ªsperas electorales: a diferencia de Galicia y Euskadi, su legislatura est¨¢ agotada; carece de presidente investido; no hay confinamiento completo... Iglesias, en fin, act¨²a calculando el beneficio electoral, y el coste moral le resulta irrelevante.
El pragmatismo populista resulta peligroso. Lo ocurrido en EE UU hubiera podido ser un buen espejo para valorar, m¨¢s all¨¢ de la literatura acad¨¦mica, c¨®mo se degradan las democracias, y qui¨¦nes. Sin embargo, para el populismo maniqueo de buenos y malos, de conmigo o contra m¨ª ¡ªlejos de mensajes complejos para adultos¡ª Biden s¨®lo es el Antitrump. Nada importa su defensa del Estado de Derecho, bah; su concepto de estrategia nacional, aqu¨ª desarmada; la separaci¨®n escrupulosa de poderes, mientras aqu¨ª a La Moncloa le cae una denuncia del Poder Judicial por amplia mayor¨ªa; o que la portavoz de la Casa Blanca proclame ¡°siento un profundo respeto por la prensa independiente en democracia¡±, mientras aqu¨ª el segundo partido de la coalici¨®n hasta publica un panfleto para atacar a periodistas y peri¨®dicos. Acabado Trump, ya nada de esto importa. Para el seri¨®filo, s¨®lo es un cap¨ªtulo acabado. A otra cosa.
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