Radicalismo moderado
Biden ha llegado al poder desde la necesidad imperiosa de tener los pies sobre la tierra y siendo absolutamente escrupuloso con el ajuste de las palabras a la realidad
Estos d¨ªas, fue dif¨ªcil no recordar aquella declaraci¨®n de Trump en su toma de posesi¨®n: ¡°Hoy, transferimos el poder de Washington DC para devolv¨¦roslo a vosotros, el pueblo¡±. Seguramente, ninguna de sus frases merecer¨ªa tanto figurar entre las m¨¢s genuinas proclamaciones populistas de todos los tiempos. Cuatro a?os despu¨¦s, Joe Biden respond¨ªa: ¡°La democracia ha ganado¡±. La disputa del pueblo contra la democracia, como la llam¨® Yascha Mounk, condensa como ninguna otra la naturaleza de un tiempo en el que ¡°el pueblo¡± ha sido la expresi¨®n dominante, instrumentalizada por el populismo para referirse a m¨ª y a los m¨ªos; frente a la democracia, la palabra verdaderamente inclusiva, que evoca lo que es de todos.
Lo inusual es que la idea de democracia enunciada por Biden no reflejaba un sue?o futuro. El discurso impact¨® por su realismo frente al pronunciado por Obama en 2009. Ciertamente, a Obama le sobraban las palabras: ¨¦l mismo encarnaba un sue?o. Pero Biden ha llegado al poder desde la necesidad imperiosa de tener los pies sobre la tierra y haciendo algo m¨¢s importante: siendo absolutamente escrupuloso con el ajuste de las palabras a la realidad. Una palabra desajustada es una mentira, y por eso Biden habl¨® por primera vez en la historia de las investiduras de supremacismo blanco y terrorismo dom¨¦stico, refiri¨¦ndose a las hordas que tomaron el Capitolio, mientras aqu¨ª las definimos simp¨¢ticamente como ¡°la revoluci¨®n de los selfis¡±. El moderado Biden no temi¨® usar un lenguaje radical para describir el extremismo de aquellos d¨ªas, demostrando que sabe identificar y verbalizar las amenazas que vive su pa¨ªs.
Es una lecci¨®n importante cuando reivindicar las formas en el debate p¨²blico parece un clich¨¦ que ha terminado por silenciar la radicalidad de los fondos. Ser razonable no es poner pa?os calientes con un lenguaje que oculta lo que ocurre: decir la verdad es ajustar las palabras a los hechos. El episodio del Capitolio es un fragmento m¨¢s de la historia de EE UU, dec¨ªa Timothy Snyder, el de unos supremacistas blancos que tomaron la sede de la soberan¨ªa popular para dejar claro ¡°quien merece estar representado¡±. Que Biden se atreviera a nombrar el problema indica que algo ha cambiado en las ¨¦lites dem¨®cratas. Tambi¨¦n que lo hiciera justo despu¨¦s de se?alar que ser¨¢ el presidente de todos porque cuidar¨¢ la democracia. Al hablar de supremacismo blanco, abandonaba cualquier falsa equidistancia. La democracia no se divide entre los supremacistas blancos y los que no lo son: la reivindicaci¨®n de Biden de la unidad contiene una idea de la democracia como agente erradicador del racismo, y el paso imprescindible para sanarla es reconocer que el problema existe, y que la unidad solo ser¨¢ posible cuando se extirpe. Ese fue el mensaje radical del moderado Biden.
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