Es el aire, amigo

La buena noticia es que el contagio del SARS-CoV-2 por superficies y otros objetos inanimados es una cuesti¨®n menor. Esa v¨ªa de contagio, a la que debemos nuestra aversi¨®n a tocar cualquier cosa y una cornucopia de ganancias para los fabricantes de geles hidroalcoh¨®licos, fue m¨¢s bien una hip¨®tesis informada que un dato comprobado. Durante la primera mitad de 2020, el conocimiento de este coronavirus era tan escaso que las recomendaciones sanitarias se basaban en la experiencia con otros agentes infecciosos y en los escasos datos obtenidos en unas condiciones de laboratorio muy distintas del mundo real en que vivimos. Fue ya en julio del a?o pasado cuando The Lancet mostr¨® que el riesgo de transmisi¨®n del coronavirus a trav¨¦s de superficies hab¨ªa sido exagerado.

La mala noticia es que la relajaci¨®n an¨ªmica sobre las superficies viene exactamente compensada por la angustia del contagio por el aire. ¡°Por el aire¡± quiere decir a trav¨¦s de aerosoles, que est¨¢n compuestos por unas got¨ªculas tan min¨²sculas que no caen a las superficies, sino que se acumulan en los espacios cerrados y mal ventilados. Toserle a alguien en la cara tambi¨¦n disemina el virus, desde luego, pero eso lo sabe todo el mundo y evitarlo es bien f¨¢cil. El gran enemigo invisible son los aerosoles, que te llenan el sal¨®n de virus en cuanto vienen los cu?ados a la cena de Nochebuena, por poner un ejemplo tonto.

Nada de esto implica una llamada a dejar de lavarse las manos o limpiar los muebles. Esas son pr¨¢cticas sumamente aconsejables en pandemia y fuera de ella. Lo que s¨ª implica es que tenemos que desplazar el foco de atenci¨®n. El SARS-CoV-2 se transmite sobre todo a trav¨¦s del aire, y rara vez por las superficies. Los reguladores nacionales y la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) han sido extraordinariamente reticentes a aceptar estas evidencias, por razones poco comprensibles. Las agencias siguen empe?adas en resaltar el peligro de las superficies y en atenuar el de los aerosoles.

La cuesti¨®n es importante. Los editorialistas de Nature, una voz muy influyente en el sector, llaman a la OMS y a los reguladores nacionales a focalizar sus recomendaciones en mejorar la ventilaci¨®n y los purificadores de aire que sigan unos est¨¢ndares rigurosos. La OMS y las agencias deber¨ªan, seg¨²n la publicaci¨®n cient¨ªfica, aclarar sus recomendaciones, resaltando el riesgo de los espacios cerrados y poniendo menos ¨¦nfasis en un contagio por superficies que, vistas las evidencias, solo es una parte menor del problema. Los ayuntamientos tienen que saber si sus mejores recursos deben destinarse a desinfectar las superficies o a otra cosa m¨¢s eficaz y las autoridades sanitarias har¨ªan bien en promover unos sistemas de ventilaci¨®n verificados contra el virus. Todos nosotros, al final, tenemos que dedicar nuestra exhausta atenci¨®n a desinfectar superficies o a limpiar el aire.

La presi¨®n cient¨ªfica sobre la OMS, los CDC (centros de control de enfermedades de Estados Unidos) y las dem¨¢s agencias nacionales se enmarcan en una cuesti¨®n esencial y m¨¢s amplia. La investigaci¨®n sobre el coronavirus se mueve muy deprisa y las agencias de salud p¨²blica tienen que mantenerse a esa altura. En resumen, mascarillas, distanciamiento y ventilaci¨®n. Y transparencia si es posible.