Demasiado pronto para levantar restricciones
La leve mejora de los contagios no justifica todav¨ªa un cambio de pol¨ªtica
Los ¨²ltimos datos sobre la pandemia parecen indicar que Espa?a ha superado el pico de incidencia de la tercera oleada. La mejora, sin embargo, es tan ligera que no resulta admisible relajar la actitud. Supone, sin duda, un alivio que el n¨²mero de nuevos contagios y la tasa de incidencia acumulada se muevan a la baja. Pero debe observarse que el viernes esta ¨²ltima se situaba todav¨ªa en 750 nuevos diagn¨®sticos por cada 100.000 habitantes en 14 d¨ªas, lo que triplica la cifra a partir de la cual se considera que la situaci¨®n es de riesgo extremo. Estas incipientes mejoras no se traducen todav¨ªa en un descenso significativo de la presi¨®n sobre el sistema sanitario o de la mortalidad. Hasta el viernes, hab¨ªan perdido la vida 3.067 personas en una semana, lo que eleva el n¨²mero total de v¨ªctimas confirmadas a 61.386. No es aceptable resignarse a que este tr¨¢gico marcador siga aumentando al ritmo en que lo hace. La situaci¨®n, pues, sigue siendo de extrema gravedad y no debe cometerse el error de levantar las restricciones demasiado pronto, como ocurri¨® en la primera y la segunda oleada con un alto coste en vidas humanas.
Desafortunadamente, se aprecian precisamente s¨ªntomas de una tendencia a relajar. Las mejoras observadas han llevado a algunas comunidades a reducir las restricciones. Catalu?a ha pasado del confinamiento municipal al comarcal y ha alargado el horario permitido en la restauraci¨®n; Extremadura ha abierto los comercios y Madrid ha ampliado el n¨²mero de personas que pueden compartir mesa en las terrazas. Seguir en esa senda y relajar las medidas de forma sustancial antes de que los contagios caigan hasta niveles controlables ser¨ªa un fallo tr¨¢gico. La situaci¨®n es tan fr¨¢gil que a la menor oportunidad la infecci¨®n volver¨¢ a escalar y, como hemos podido comprobar hasta ahora, la incidencia y la mortalidad suben mucho m¨¢s deprisa de lo que bajan. En esta tercera oleada, por ejemplo, ha costado 16 d¨ªas reducir lo que hab¨ªa subido en nueve.
Tenemos ya experiencia y ejemplos que aclaran qu¨¦ se debe y qu¨¦ no se debe hacer. Una Navidad muy laxa ¡ªy posiblemente el impacto desfavorable de la nueva variante brit¨¢nica¡ª han llevado a Portugal a una situaci¨®n extrema. Australia, mientras tanto, logr¨® la semana pasada tres d¨ªas consecutivos sin ning¨²n contagio gracias a una pol¨ªtica de confinamientos estrictos en cuanto se detectaba el m¨¢s ligero rebrote. En Espa?a, la situaci¨®n tambi¨¦n empeor¨® despu¨¦s de unas Navidades laxas y la variante brit¨¢nica est¨¢ en expansi¨®n. En algunas zonas es ya responsable de la mitad de los contagios ¡ªaunque en cantidades absolutas limitadas¡ª y se espera que a mediados de marzo sea la cepa predominante en gran parte de Espa?a. Si bien las din¨¢micas de su comportamiento no est¨¢n del todo claras, hay elementos que apuntan a una mayor capacidad de contagio y, ahora, tambi¨¦n estudios que indican que es m¨¢s letal. Es pues un factor que resulta prudente tener en consideraci¨®n.
En un cuadro de niveles de transmisi¨®n muy altos y de fuerte estr¨¦s del sistema sanitario lo sabio es extremar la precauci¨®n para evitar un nuevo dram¨¢tico deterioro de la situaci¨®n. Esto pasa por no relajar medidas por mejoras m¨ªnimas y concienciar a la poblaci¨®n de que el riesgo sigue siendo elevad¨ªsimo. En este escenario, lo oportuno no es empezar a hablar de salvar la Semana Santa; seguimos en situaci¨®n de estar pensando en c¨®mo salvar vidas.
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