El valor de la UE pese a los reveses
La Uni¨®n sufre una crisis de crecimiento en sus pol¨ªticas sanitaria y exterior
En las ¨²ltimas semanas, la Uni¨®n Europea ha cosechado sonoros ¡ªy dolorosos¡ª reveses. El incumplimiento por parte de la farmac¨¦utica AstraZeneca de sus compromisos de entrega de vacunas ha generado una crisis que Bruselas ha gestionado mal, especialmente con el intento de activar el control de emergencia de la frontera norirlandesa sin consultar con Dubl¨ªn y Londres. Ahora, el vendaval deriva de la accidentada visita del Alto Representante de la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, a Mosc¨². En ambos casos se cometieron errores; en ambos casos, se trata de tribulaciones que pueden considerarse como resultado de la crisis de crecimiento de un proyecto com¨²n que asume nuevas funciones ¡ªpol¨ªtica sanitaria¡ª o afronta dificultades en ¨¢reas en las que todav¨ªa no tiene madurez ¡ªpol¨ªtica exterior¡ª. Toca reflexionar sobre ellas para no volver a tropezar en el camino.
La visita de Borrell a Mosc¨² ha sido muy pol¨¦mica. M¨¢s de 80 eurodiputados pidieron su dimisi¨®n por ella. Puede cuestionarse la oportunidad de haber ido en este momento o la manera en la que el Alto Representante encaj¨® los planteamientos agresivos del ministro de Exteriores ruso, Sergu¨¦i Lavrov. Pero Borrell hizo bien en reclamar la liberaci¨®n del opositor Alex¨¦i Navalni y defender expl¨ªcitamente los valores democr¨¢ticos y liberales que son el alma de la UE.
Hay una larga praxis en la historia de la diplomacia de decir ciertas cosas en privado y optar por la contenci¨®n en p¨²blico. No tiene por qu¨¦ ser as¨ª. El d¨ªa en que Borrell visitaba Mosc¨², el secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, mantuvo una conversaci¨®n telef¨®nica con su hom¨®logo chino en la que, seg¨²n el relato que hizo en Twitter, le habl¨® muy claro, subrayando que EE UU no tendr¨¢ titubeos en la defensa de sus intereses, de la democracia y en responsabilizar a Pek¨ªn de sus abusos. Blinken ha definido como ¡°genocidio¡± el acoso de Pek¨ªn a la minor¨ªa musulmana uigur. Las democracias no tienen por qu¨¦ callarse, y menos en un momento hist¨®rico como este.
La diferencia, y el problema, es que Blinken tiene detr¨¢s un ¨²nico Gobierno y una gran potencia militar, mientras que la misi¨®n de Borrell detr¨¢s ten¨ªa la desuni¨®n de los Veintisiete. Borrell asumi¨® el riesgo de lanzarse a una misi¨®n tan delicada sin el apoyo claro y un¨¢nime de las capitales. Esto s¨ª fue una grave carencia; el Kremlin lo sab¨ªa y esto facilit¨® su respuesta demoledora, incluida la expulsi¨®n de tres diplom¨¢ticos. Este es el problema en que hay que centrarse y resolver: la divergencia de intereses que hace casi impotente la pol¨ªtica exterior europea. En el caso de Rusia, mientras por un lado establecemos sanciones, por el otro permitimos a Alemania estrechar lazos redoblando sus conexiones energ¨¦ticas con Mosc¨². En un revelador gesto, Berl¨ªn reanud¨® las obras paradas del gasoducto Nord Stream 2 justo el d¨ªa despu¨¦s de la pol¨¦mica visita.
Con aciertos y errores, Borrell intenta dar mayor protagonismo a la acci¨®n exterior de la UE. Esto es correcto, igual que lo es el protagonismo de la UE en la pol¨ªtica sanitaria. La mejor soluci¨®n a gran parte de los problemas de los europeos ¡ªcomo el virus o la relaci¨®n con Rusia¡ª pasa por abordarlos juntos. No perdamos de vista esa estrella polar m¨¢s all¨¢ de las an¨¦cdotas.
EDITORIAL | La Habana se mueve
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