Horizonte

Si durante una traves¨ªa por mar te sorprende una borrasca y empiezas a marearte, he aqu¨ª algunos consejos que deber¨ªas seguir para no echar la papilla por la borda: trata de olvidar el oleaje y el propio barco en el que navegas; levanta la mirada, f¨ªjala en un punto del horizonte y concentra en ese punto tu mente imaginando mares en calma, bah¨ªas azules y playas doradas. ?Qui¨¦n no tiene en su memoria un puerto feliz donde refugiarse? Aquel mar de la infancia contigo desnudo a pleno sol con el gorro de tela blanco construyendo un castillo en la arena; el mar de la ni?ez en el que te sentiste h¨¦roe al desafiar las olas por primera vez; el mar de la adolescencia y la bicicleta que te llevaba a la playa y a todos los mares del sur que se?alabas con el dedo en el atlas; el mar de los 20 a?os, cuando descubriste que la isla del tesoro era aquella terraza donde ella te esperaba con el pelo empapado al salir del agua. Si en una traves¨ªa la tempestad levanta una mar arbolada, en plena zozobra primero temer¨¢s morirte y luego aun peor, temer¨¢s no morirte, como se advierte en los libros de navegaci¨®n. En ese caso tambi¨¦n el patr¨®n del barco podr¨ªa marearse. Lo sabr¨¢s si en lugar de dar las ¨®rdenes tajantes e inapelables en presente de indicativo, comienza a darlas en subjuntivo: habr¨ªa que ponerse el salvavidas, ser¨ªa bueno hacer dos rizos en la mayor. Este episodio es similar a la congoja, al v¨®mito y a la confusi¨®n que produce la pandemia. En este caso sirve el mismo consejo: no atiendas al oleaje de cifras de muertos, a la curva de contagios, a las ¨®rdenes condicionales que te dan los pol¨ªticos, fija la mirada en el futuro, concentra tu pensamiento en los d¨ªas felices que en tu imaginaci¨®n est¨¢n todav¨ªa por llegar en otros veranos. ?Qui¨¦n no es capaz de levantar los ojos sobre la extensi¨®n de tantos f¨¦retros y ver una radiante salida del sol en el horizonte?