Rearme democr¨¢tico
La Uni¨®n Europea debe buscar su propio camino ante la falta de referencia ¨¦tica, filos¨®fica y pol¨ªtica de EE UU, un pa¨ªs hoy incapaz de gestionar los debates del siglo XXI
¡°?Destrozar¨¢n Francia las ideas estadounidenses?¡±, se pregunta Norimitsu Onishi en un punzante art¨ªculo para The New York Times. Con cierta mofa, el autor se hace eco de una afirmaci¨®n de Macron, seg¨²n la cual la importaci¨®n de ciertas teor¨ªas sociales progresistas sobre el g¨¦nero, la raza y el poscolonialismo estar¨ªan ¡°socavando su sociedad¡±. Es curioso que los detractores franceses de dichas teor¨ªas las vean como algo externo a su pa¨ªs, cuando muchas de esas ideas germinaron en los pa¨ªses franc¨®fonos, con autores como Beauvoir, Foucault o Fanon. Lo que ocurre es que algunos j¨®venes franceses conectados con EE UU y el ecosistema anglosaj¨®n han adoptado algunas de esas visiones del mundo, pero en solidaridad, no como algo externo, y no tanto a trav¨¦s del impacto de las universidades sino canalizadas desde poderosos movimientos sociales, como el #MeToo o el #BlackLivesMatter.
El art¨ªculo fue replicado por el redactor jefe de Le Monde Michel Guerrin, quien, con similar registro sarc¨¢stico, defin¨ªa a EE UU como un pa¨ªs con una ¡°sociedad comunitarizada¡± y biempensante que ¡°amordaza el arte en los museos¡± y habla desde sus universidades elitistas en nombre de las minor¨ªas oprimidas. Lo fascinante es que todo esto ha provocado un intenso debate en Francia sobre los l¨ªmites del universalismo, ahora que un relativismo creciente se impone incluso en el lenguaje del orden internacional. Algunas potencias como Rusia o China, dec¨ªa Macron, no est¨¢n c¨®modas en el marco de los derechos humanos de Naciones Unidas, y llevan al plano cultural la discusi¨®n sobre valores como el respeto a la vida, la disidencia, el pluralismo o la no discriminaci¨®n. Pero, se pregunta el pol¨ªtico franc¨¦s, ?son valores occidentales o valores en los que creemos todos?
En el fondo de la pol¨¦mica late la certeza de que EE UU ya no es la referencia democr¨¢tica, algo que tiene eco en todo el mundo. La autonom¨ªa estrat¨¦gica de la que habla Bruselas no implica ¨²nicamente que busquemos nuestro camino fuera del paraguas atlantista; lo hacemos impulsados por la falta de referencia ¨¦tica, filos¨®fica y pol¨ªtica de EE UU, un pa¨ªs hoy incapaz de gestionar los debates del siglo XXI. ?Qu¨¦ ocurre cuando las potencias emergentes ya no aspiran a la democracia liberal, como se nos garantiz¨® tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn? La pol¨¦mica francesa no versa sobre pol¨ªtica de la identidad frente a universalismo: es una reivindicaci¨®n de la democracia conectada con debates actuales. Debemos rearmar normativamente la democracia porque su victoria ya no es evidente, y tambi¨¦n porque debe conectarse con la conversaci¨®n del siglo XXI para dialogar, por ejemplo, con Asia, que reivindica una jerarquizaci¨®n de valores diferente y ya no cree en nuestro modelo. Tener una democracia m¨¢s modesta no significa ser una democracia resignada; por eso, un rearme normativo ser¨¢ nuestro mejor instrumento geopol¨ªtico.
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